La Comisión Europea aprueba ayudas a la bioenergía en Portugal en zonas forestales de alto riesgo de incendios

Solo en un incendio forestal en Portugal durante 2018, el de Monchique (Algarve), ardieron 27.000 hectáreas, dos mil más que todas las quemadas en España en 2018. Cierto, fue un buen año para nuestro país, pero es que en 2017 la diferencia también fue brutal: 442.000 hectáreas frente a 180.000. Quizá sea este el motivo que ha llevado a la Comisión Europea a autorizar un régimen de primas especial para plantas de producción de energía con biomasa forestal en zonas de algo riesgo de incendio, como una medida más de prevención.

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Portugal

Las ayudas incentivadas con primas a la producción de electricidad con energías renovables están a la baja en toda Europa. Esto ha afectado menos a las fuentes que estaban tecnológica y comercialmente más desarrolladas, como la solar fotovoltaica y la eólica. Sin embargo, otras fuentes menos implantadas, como la biomasa y el biogás, han acusado más la reducción cuando no la eliminación de esas primas, como ocurrió en España. Este es el motivo por el cual algunos Estados miembros presentan a la Comisión Europea (CE) proyectos con excepciones que rompan la regla general.

Pero las cosas de Bruselas van despacio y desde que en agosto de 2017 (en plena ola de incendios y con uno que acabó con la vida de 64 personas y arrasó 53.000 hectáreas) Portugal registró una petición de aprobación de un “régimen especial de ayudas a la generación de energía en plantas cercanas a masas forestales”, hasta que se ha consumado dicha aprobación por parte de la CE, hace unos días, han pasado diecisiete meses.

En una nota de prensa, la CE concreta que aprueba, “bajo las normas de la UE sobre ayudas estatales, el plan portugués para apoyar las instalaciones de energía con biomasa ubicadas cerca de áreas forestales consideradas como ‘críticas’, debido al riesgo de incendios”. Las plantas a las que hace referencia son tanto de producción de electricidad como de cogeneración (calor más electricidad).

Estimular a los propietarios a “limpiar” los bosques

Según Bruselas, el objetivo de la medida pretende también estimular a los propietarios de montes a “limpiar” los bosques que estén en esa situación crítica mediante la extracción y aprovechamiento de residuos forestales para producir energía con biomasa. “Esto ayudará a prevenir futuros incendios forestales en Portugal”, apostillan desde la CE.

Las ayudas son dobles, ya que consisten tanto en el mencionado incremento del precio de mercado de la electricidad producida en ellas, es decir, mediante un sistema de primas al kilovatio hora producido, como en una bonificación, denominada tarifa ambiental, vinculada al uso de biomasa de bosques ubicados en esas áreas con alto riesgo de incendios.

La Comisión concluye que “la medida cumple con los requisitos de las directrices de 2014 sobre ayudas estatales para la protección del medio ambiente y la energía, ya que ayudará a Portugal a aumentar la proporción de electricidad producida a partir de fuentes renovables para cumplir sus objetivos climáticos, en línea con los medioambientales de la UE, sin alterar indebidamente la competencia”.

Por otro lado, también reconoce que “la medida está en línea con las directrices agrícolas 2014-2020, aplicables al componente ambiental de la prima”. Las ayudas se enmarcan en un plan que tendrá una duración de quince años y un presupuesto de alrededor de 320 millones de euros que se financiará a través de las tarifas (facturas) eléctricas que se pagan en Portugal. El Ministerio de Medio Ambiente y Transición Energética de este país aún no se ha pronunciado sobre cómo y a quién van a afectar esos recargos.

¿Biomasa forestal suficiente?

En cuanto a la disponibilidad del recurso, la asociación ecologista ZERO criticaba el pasado año el Plan Nacional de Promoción de Biorrefinerías del Gobierno luso, en el que enmarcan las plantas afectadas por la decisión de Bruselas, ya que consideran que “no hay biomasa forestal residual suficiente para abastecerlo”.

Los ecologistas se refieren especialmente a la demanda futura de dos centrales de carbón convertidas en biomasa, que conllevará que se retraiga madera y residuos forestales de otros aprovechamientos no energéticos. Sin embargo, el plan de biorrefinerías tiene en cuenta el concepto de uso en cascada de la biomasa forestal, en los que prevalecen aquellos usos que ya se estén haciendo de esos recursos.

Javier Rico
@JavierRicoNi