La presentación
Hace poco que escribo en Twitter. Se podría decir que empecé a hacerlo para darle salida a los sentimientos que me embargaban tras consumar un giro drástico en mi vida: abandonar la profesión militar, que cumplía el sueño de toda una juventud, para emprender un nuevo camino como piloto de combate de incendios forestales en el sector privado, futuro que sabía imposible en el Ejército, teniendo tan próximo mi ascenso a comandante.
Hay muchos pilotos militares que dejan “la mili” para empezar su carrera como pilotos de líneas aéreas. Yo soy una especie de “rara avis” o, mejor dicho, la oveja negra descarriada que abandona los “rediles” estándar en los que se espera encontrar a un oficial de la antigua Escala Superior del Ejército del Aire, a saber: continuando su carrera militar o ingresando en alguna compañía de líneas aéreas. Sin embargo, aquí estoy, en Chile, apagando fuegos y lejos de mi familia; con unos amigos diciéndome que me quede en el Ejército y otros que me vaya a su compañía, que buscan pilotos. Pero muy pocos entienden que, como diría mi amigo @jlrios04: “como te pique el bicho del fuego, estás jodido”. Pue eso, jodido estoy. ¡Qué le vamos a hacer!
Comienzo el artículo mencionando Twitter porque, hace poco, me llevé una gran sorpresa: Ismael Muñoz, director del periódico Osbodigital.es, me envía un mensaje interesándose en que colabore en el proyecto del Observatorio Social El Batefuegos de Oro. Pasado en shock inicial, y asumiendo todo lo que me falta por aprender, ¡no sería yo mismo si, cuando menos, no me liara la manta a la cabeza y lo intentara!
Como este es mi primer artículo en el periódico, me presento:
Soy Samu Piñón (@samupinon). Nací en O Folgueiro, una pequeña aldea de O Vicedo, a su vez un pequeño Ayuntamiento de la Mariña Lucense. Ahora vivo con mis dos chicas (mi mujer y mi princesita de 2 años) “muy cerca” de donde nací: en Pilar de la Horadada, al sur de Alicante.
Cuando terminé mi formación en la Academia General del Aire, tuve el grandísimo honor de ganar el Prêmio Força Aérea Brasileira, como número uno de mi promoción de Transporte Aéreo Militar. Seguro que es porque, como soy gallego y entiendo bien el portugués, era más fácil dármelo a mí: ¡los demás no iban a saber lo que estaba escrito!
Pero, el verdadero gran premio fue ser destinado al 43 Grupo de FF.AA. donde, además de ser picado por el “bicho del fuego”, permanecí durante 6 maravillosos años alcanzando el puesto de Comandante de Aeronave y Piloto de Alta Experiencia en el CL215T y CL415, realizando misiones en el extranjero y disfrutando de mil y una aventuras.
En septiembre de 2014, pasé destinado a la Escuela Militar de Paracaidismo Méndez Parada, donde también alcancé la calificación de Comandante de Aeronave y Piloto de Alta Experiencia en el C212-100 y el C212-200 de Vigilancia Aduanera, demostrando que hasta la administración puede tropezar dos veces en la misma piedra.
Sinceramente, pensaba que pasar de los Canadair a los “Aviocares” era un paso atrás, pero solo puedo decir que aprendí muchísimo y los casi cuatro años destinados en la EMPMP me enriquecieron profundamente, complementando mi experiencia aeronáutica en incendios forestales con misiones de lanzamiento de paracaidistas, de cargas, tomas de máximo esfuerzo en pistas no preparadas, etc.; y con misiones de patrulla marítima en las misiones de vigilancia aduanera.
En abril de 2018, por fin, volví a donde no debería de haberme ido: a volar como piloto contra incendios forestales, gracias al voto de confianza que tuvo hacia mi persona el Grupo Faasa, hoy Pegasus Aero Group, que, pese a partir con la grandísima desventaja de no tener experiencia volando con patín de cola, apostó por mí, ¡y espero demostrar poco a poco que no se han equivocado!
Por completar este pequeño curriculum (aunque viendo el contador de palabras quizá no sea tan pequeño), como no todo es volar en esta vida (por desgracia): tengo un Máster en Dirección y Administración Empresarial y Directiva por la Universidad de Alcalá de Henares y un MBA por el Centro Europeo de Postgrado y Empresa. En realidad, son el mismo título, pues era una doble titulación CEUPE y la UAH. Pero, me daréis la razón que, si los pones por separado, ¡parece que hubieras estudiado mucho más!
Para finalizar, no puedo dejar de mencionar, por lo mucho que me enseñaron, pese a lo poco que me gustaban, porque desempeñarlos me impedía volar tanto como mis compañeros, los cargos que ocupé como Oficial del Ejército del Aire: Jefe de la Plana Mayor de la Base Aérea de Alcantarilla, 2º Jefe de la Secretaría General del 43 Grupo de FF.AA., Jefe de Revisiones y Reparaciones del 721 SQN, Oficial Jefe de la Oficina de Aduanas (para reintegrar el servicio en el Ejército del Aire), etc.
Y ya no os doy la lata más en este primer artículo. Si la columna del piloto, al que le queda mucho que aprender (¡pero que tiene muchas ganas de aprenderlo!), va funcionando, me leeréis de vez en cuando contando mis aventuras y desventuras como piloto contra incendios forestales.
Un abrazote.
@samupinon
En Bulnes, Provincia de Diguillín, Región de Ñuble, Chile, a 4/02/19
Grande Samu, grande profesional y entusiasta. Sigue así. El gremio necesita personas como tu.
SAMU, no nos conocemos, pero es un buen comienzo este primer artículo.
Un abrazo «compañero».
Fantástico! Esperamos con ansia tu siguiente artículo!!