Estabilidad profesional y familiar por volar para apagar incendios

Pedro Muñoz Lozano «Perico» a los mandos de su helicóptero
Desde el primer momento he querido hacer partícipes de este proyecto a todos mis compañeros de batallas contra el fuego. Si solo escribiera yo, el “diario de un piloto” se quedaría irremediablemente incompleto, al estar únicamente iluminado por mi exigua experiencia como piloto militar de Canadair y civil de AT802F. Se quedarían en el tintero mil historias de pilotos de helicópteros, de otros aviones y operadores de cámara. Vosotros, estimados lectores, os perderíais muchas otras brillantes facetas de esta apasionante profesión. No lo podía permitir por ningún motivo.
El primero en dar el salto a la palestra es mi amigo Pedro, “Perico”, (@helipedro), compañero de helicópteros en Pegasus Aero Group, en donde milita desde 2006, año en el que realizó su primera campaña, ¡seguro que disfrutaréis su historia!
Hace unos días @samupinon nos proponía escribir aquí, en @osbodigital, para dar a conocer el colectivo de pilotos que nos dedicamos a la lucha contraincendios. Después de unos días intentando juntar cuatro letras, me he decidido a enviároslas para que, como digo, nos conozcáis un poquito mejor.
Aeronáuticamente, me formé en el Curso Básico de Helicópteros del Ejército del Aire y posteriormente en el Curso de Piloto de Helicópteros del Ejército de Tierra, donde serví durante casi 20 años.
Samu os ha hablado un poco del “bicho del fuego”. Yo tengo que corroborar que existe, y que pica, y que por mucho que te rasques, sigue picando.
La mayoría de la gente que no conoce nuestro trabajo nos suele ver como si fuésemos pilotos de los que salen en televisión. Se estereotipa mucho la profesión, con todo lo que ello conlleva, desde el desconocimiento: altos sueldos, poco trabajo, hoteles de cinco estrellas, camisa y corbata, gafas de sol de piloto…

No, no voy a jugar al golf en el helicóptero. Estoy cargando agua en un incendio en la provincia de Cádiz en 2006. Foto de José Lojo
Son meros estereotipos. Los pilotos LCI (Lucha Contra Incendios) somos distintos. A todos, nos ha picado el puñetero “bicho”.
Al volver de nuestro primer incendio, después de haber visto cómo el trabajo que hacíamos era productivo, hemos decidido dejar atrás la estabilidad familiar y profesional y el dormir todas las noches en casa con la familia. Lo hemos dejado todo por la vida que llevamos en los centros de defensa forestal: jornadas de 12 horas, veinte días seguidos al mes, sin fines de semana ni festivos… Pero nos gusta lo que hacemos y creo que no lo cambiaríamos por otro trabajo más cómodo o más estable, por mucho que nos duela, por norma general, no ver la cara de nuestros hijos el seis de enero, en el momento que abren los regalos que les han traído los Reyes Magos.
Creo que somos afortunados por trabajar en aquello que nos gusta, el vuelo. Si además ese vuelo es de lucha contraincendios y te ha picado el “bicho del fuego”, disfrutas ese vuelo doblemente, a pesar de los altibajos que sufrimos en nuestra profesión.
Según varios estudios, esta profesión tan bonita que tenemos es también una de las que mayor índice de peligrosidad tiene. Por eso, en esta presentación, quiero tener un recuerdo para todos aquellos compañeros que ya no están entre nosotros.
¡Va por vosotros!
Josito, Miguel, Fernando, Dacal, Sonia, y tantos y tantos otros que se dejaron la vida haciendo lo que más les gustaba: volar.
Un saludo a todos
Pedro Muñoz Lozano
Base Rocío. Departamento de Río Negro, Uruguay, 13-02-2019