Incendios forestales hace 600.000 años: en períodos húmedos y sin la mano del hombre

Hombres y mujeres había, al menos entendidos como los pertenecientes al género Homo, ya que los más antiguos (Homo habilis/Homo rudolfensis) datan de hace 2,5 millones de años. Pero los investigadores de la Universidad de Bonn que han descubierto restos de grandes incendios forestales hace 600.000 años no los achacan a ellos. Es más, no se produjeron principalmente durante los períodos secos, sino en los comparativamente más húmedos y cálidos. ¿Responsable? Las teorías apuntan a los efectos que provocan en el clima las variaciones orbitales de la Tierra. 

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En el verano del año 2010 en el lago Van, perforó diez semanas hasta profundidades de agua de 360 metros. Foto: Thomas Litt / Uni Bonn

Investigadores portugueses publicaron un compendio de estudios en 2012 (Mudanças ambientais e interação humana na fachada atlântica ocidental) entre los que determinaban que entre hace 14.800 y 6.000 años el noroeste peninsular sufrió periódicos incendios asociados a la gestión del suelo de sus habitantes. Sin embargo, hace 600.000 años el hombre aún no hacía un manejo intenso de la vegetación, incendios incluidos, para adaptarla a sus necesidades. Pero había incendios.

Así lo exponen los investigadores de la Universidad de Bonn (Alemania) en el artículo científico Solar controls of fire events during the past 600.000 years, publicado en la revista Quaternary Science Reviews. Y una de las conclusiones más relevantes de este trabajo es que “los incendios no se produjeron principalmente durante los períodos particularmente secos, como se suponía, sino en los comparativamente más húmedos y cálidos, al volverse los bosques más exuberantes y proporcionar una mayor biomasa como combustible”.

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Imagen producida por un microscopio de barrido láser. Los valores más altos de este árbol son indicativos de condiciones más secas y más frías durante las etapas cálidas. Foto: Thomas Litt / Uni Bonn

La investigación parte del análisis pormenorizado de uno de los registros estratigráficos de sedimentos más notables del mundo, el depositado en el lago Van de Turquía. Como apuntan en una nota de prensa desde la Universidad de Bonn “se considera un archivo del clima único”. Aquí centraron sus trabajos los científicos expertos en suelos y paleobotánica de esta universidad, partiendo de estudios que reconstruyeron la vegetación de los últimos 600.000 años gracias a los depósitos de suelo y polen.

A partir de la temperatura y los requisitos de agua de las especies de plantas detectadas, los científicos sacaron conclusiones sobre el clima reinante, a la par que analizaron los restos de incendios, convertidos en partículas microscópicas muy desperdigadas entre los sedimentos. Estas partículas tan diminutas obligaron al equipo a utilizar biomarcadores para determinar su estructura y acabar de reconstruir la vegetación predominante y los eventos de incendios.

Grandes concentraciones de biomasa verde y húmeda

Uno de los investigadores, el paleobotánico Thomas Litt, recalca que “los incendios forestales aumentaron durante las fases en que un frondoso bosque de robles mezclado con coníferas creció en un clima relativamente húmedo y cálido». No medió por lo tanto una vegetación seca y agostada dentro de un clima igualmente seco, sino que se dieron en épocas de gran concentración de biomasa verde y húmeda.

En el estudio se estima que cada 100.000 años hubo incendios particularmente violentos y la explicación radica en los denominados ciclos de Milankovic, variaciones orbitales que describen los efectos (entre ellos forzamientos climáticos) que los cambios en los movimientos de la Tierra provocan en el clima a lo largo de miles de años. «Esto se considera como una fuerza impulsora para el cambio entre los períodos cálidos y fríos», argumenta otro de los científicos, Wulf Amelung, experto en edafología.

“Los investigadores sospechan que estas diferencias en la irradiación llevaron a una acumulación de incendios forestales no solo a nivel local, sino mundial”, apuntan desde la Universidad de Bonn. Es el registro más antiguo sobre incendios de este tipo que se ha conseguido, ya que, según esta institución, anteriores estudios se habían remontado a un máximo de hace 150.000 años.

Pero volviendo al presente, y sobre todo teniendo en cuenta las temperaturas anormalmente altas que se registran en la actualidad en países del centro y norte de Europa, Thomas Litt advierte que “si la tendencia al aumento de la sequía estival continúa en Alemania, el peligro de incendios forestales también aumentará significativamente «. “Después de todo, hay bosques frondosos en Alemania y, según los resultados del estudio, el riesgo de incendio aumenta con esta circunstancia botánica”, apostilla la nota de prensa de la universidad alemana.

Javier Rico
@JavierRicoNi