El Centro de Defensa contra el fuego de Castilla y León, dieciséis años derribando tópicos
Formación, investigación y educación ambiental para combatir los incendios forestales. Este es el trabajo que desarrolla el Centro de Defensa contra el Fuego CDF de Castilla y León desde 2003. Dieciséis años que dan para impartir cursos a 25.700 profesionales y para que visiten el Aula del Fuego más de 42.900 personas, principalmente escolares de toda la región. Fruto de la labor desarrollada recibió en 2015 el premio Batefuegos de Oro a la mejor labor educativa.

Asistentes a uno de los cursos impartidos en el CDF en un ejercicio de simulación de extinción de un incendio
Esas son las grandes cifras que llaman la atención, las que nos llenan los ojos, pero detrás de ellas hay detalles personales como la cara de sorpresa y admiración de muchos niños cuando se les diferencia el fuego de los incendios; cuando conocen el valor de los bienes y servicios ambientales del bosque; cuando les enseñan las causas de los incendios forestales o cuando ven más de cerca el trabajo de los profesionales que se encargan de prevenir y extinguir los incendios.
Detrás de esos grandes datos está también la satisfacción de los profesionales que trabajan en el centro cuando comprueban cómo su constante labor educativa va calando en la sociedad. A ellos y ellas se les encienden también los ojos cuando la cara de sus visitantes les indica que la semilla de su mensaje ha germinado.
“Si no creyéramos en el valor de la educación ambiental nos dedicaríamos a otra cosa”, comentan al alimón Ana Otero y Sonia Gómez, las dos monitoras que guían, informan, sensibilizan y promueven la participación de los visitantes al Aula del Fuego. Son la cara y la voz del centro que probablemente más recordarán sus visitantes.
El CDF es una referencia para todo aquello que tenga que ver con formación en extinción, investigación de causas y educación ambiental en incendios forestales en Castilla y León. Desde 2006 están ubicado en un edificio, con forma de llama, en León capital. Allí, el Aula del Fuego, con una superficie de 700 m², reúne una exposición permanente, varios espacios para exposiciones temporales, varias aulas y una sala para proyecciones audiovisuales. Una exposición itinerante está preparada para ser utilizada en cualquier otro lugar fuera del centro.
“Recibimos cerca de 5.000 visitas al año de todos los ámbitos sociales: los escolares son aproximadamente el 70 %, y el otro 30 % son estudiantes de escuelas universitarias, asociaciones culturales, deportivas y sociales muy variadas. A sus características, intereses y capacidades se adaptan los mensajes y la visita guiada”, comenta Enrique Rey van den Bercken, coordinador del centro.
Más vale un buen tópico que una verdad insípida
Si alguien puede hacer un diagnóstico de cómo ve la sociedad los incendios forestales son los trabajadores del CDF por la variedad de perfiles sociales que les visitan.

Visita de un colegio de León al Aula del Fuego
“Seguimos instalados en los tópicos de hace treinta años, no conseguimos salir de ahí. La sensación es que en general la sociedad no entiende el fenómeno de los incendios, las causas y el origen de la mayoría de ellos. Los sigue achacando a los malignos, a los pirómanos, a intereses oscuros. Es un poco lo que se lanza en la prensa, en ocasiones incluso por responsables políticos”, comenta Enrique.
Cuando les preguntan a los visitantes por las causas de los incendios es cuando observan la mayor cantidad de tópicos: “que los incendios los causan los pirómanos o los que los apagan”, apunta Sonia, y Ana recuerda que cuando se habla del monte y sus recursos aparecen más tópicos como el prejuicio negativo de cortar árboles, “propios de poblaciones urbanas que solo ven el medio natural como un lugar para pasear y observar paisajes”.
Otra de las constantes que observan en sus visitantes es que ven los incendios forestales con mucho dramatismo, “sobre todo los chavales que además son muy contrarios al uso del fuego, algo que no tiene mucho sentido porque el fuego siempre ha estado aquí y lo va a seguir estando, la cuestión es cómo utilizarlo y gestionarlo”.
Para Sonia, hay diferencias entre la población rural y la urbana en su relación con el fuego, “sobre todo aquí en la provincia de León donde todo el mundo usa el fuego como herramienta de trabajo en el medio rural”.
A pesar de estos prejuicios, para Enrique, no se trata solo de informar y facilitar conocimiento, “les tienes que ayudar a crear su espíritu crítico, para que sean capaces de formarse una idea sobre lo que sucede. Esto lleva tiempo y es una labor muy difícil cuando tiene que luchar contra la fuerza de los medios de comunicación que inciden en una base mental y emocional ya construida, muy asentada socialmente, y que refuerzan continuamente”.
Lo de la lupa y los incendios, por ejemplo, es otra respuesta habitual cuando les preguntan a los más jóvenes cómo se producen los incendios, “es increíble que chavales con cinco años ya vengan con esa historia aprendida”, se asombra Enrique.
Esos chavales no llegaron a ver la campaña de incendios que avisaba de que las botellas en el campo podían provocar un incendio. “Pero sí que han recibido esa información en libros de texto o en alguna campaña de Ecovidrio que busca reciclar el vidrio”, comenta Ana.

Enrique Rey van den Berken delante de la torreta de vigilancia de incendios que da la bienvenida a los visitantes al CDF
De ahí la importancia de que la sociedad reciba mensajes adecuados de todas las administraciones, ajustados a la realidad y en la misma dirección. “Pero esto es muy complicado porque requiere de una gran conexión interadministrativa. Lo que nosotros podemos hacer es facilitar información a toda institución, organización o administración que nos la solicite y continuar con nuestra labor. Llegamos hasta donde podemos”, se resigna Enrique.
Los medios de comunicación, el tipo y la calidad de las informaciones que facilitan, parecen el escenario perfecto para esa labor de concienciación por su capacidad para llegar a la mayor parte de la sociedad. “Tiene más impacto social cualquier titular en un medio de comunicación que el trabajo de educación ambiental que hacen a diario nuestras monitoras. Un solo titular puede echar por tierra el trabajo de educación ambiental de mucho tiempo. Nosotros no podemos llegar desde un centro como este a toda la sociedad, tendrán que ser otras herramientas de comunicación, otros organismos los que puedan hacer esa labor”, comenta Enrique.
Un cambio de actitud, un poso que queda

Ana Otero y Sonia Gómez, monitoras de educación ambiental encartadas de mostrar la realidad forestal y de la lucha contra los incendios a los visitantes al CDF
Cuando el CDF se planteó su objetivo educativo lo hizo para medio o largo plazo. “Hay que ser conscientes de que en diez años no vamos a ver un cambio significativo en la sociedad. Ahora bien, sí que es cierto que en los más jóvenes empieza a notarse un cierto cambio de opinión”, comenta Enrique Rey.
Para Sonia y Ana “este es un trabajo a largo plazo, no hay que desanimarse ni interrumpirlo porque es el más seguro, será el más lento pero el que mejor resultado puede dar porque son nuestros visitantes los que nos pueden ayudar a cambiar ideas, prejuicios e incluso comportamientos cuando vuelven a sus casas. El abuelo le hace más caso a su nieto que a nosotros o a la televisión”.
El proyecto “Yo me enchufo a los incendios”, con Red Eléctrica, es un ejemplo. Se les financia el autocar para visitar el centro y a cambio se comprometen a hacer una labor divulgativa con el resto de compañeros de su centro. “Vienen con una idea sobre el fuego y los incendios pero cuando compruebas el trabajo y la información que ellos han facilitado a sus compañeros te das cuenta de que algo sí que se ha avanzado. Esto mismo sucede con los chavales que han pasado con el colegio y años más tarde lo hacen con el instituto, compruebas que su manera de enfrentarse a los incendios ya es diferente. Podríamos decir que vamos generando poso”, comenta Enrique.
El programa Plantemos, de la Escuela de Ingeniería Forestal de Universidad de León es un buen ejemplo de cómo la colaboración institucional puede ser fundamental para difundir los mensajes adecuados y llegar a más ciudadanos. “Son ocho alumnos formados por nosotros y resulta que la receptividad de la sociedad a sus mensajes es diez veces superior a la que podamos tener nosotros, tanto en medios de comunicación como en la sociedad en general, gracias a su prestigio y a la imagen social que tienen. Es una labor que se agradece porque es otra institución que suma esfuerzos y lo hace con tus mismos mensajes” señala Enrique.
Formación para profesionales

Los visitantes al CDF pueden ver el equipo y material con el que trabajan los profesionales de la extinción de incendios
Más de cuatro mil personas forman parte del dispositivo de lucha contra incendios en Castilla y León en el momento de máxima necesidad. El Plan de Formación establece que todas estas personas deberán tener una formación adecuada a la responsabilidad que van a tener en la extinción de los incendios. Y aquí es donde toma importancia el CDF y sus cursos técnicos sobre todo lo relacionado con la extinción.
“Se forma también en habilidades sociales tanto en prevención, por lo que trabajas con la población, como en extinción, por el trabajo con los compañeros en los momentos de estrés. Así que se trabajan cuestiones como la empatía, mantener la calma, el control emocional, el liderazgo, la resolución de conflictos o la mejor manera de crear sentimiento de grupo”.
A lo largo de estos años, cuando se hacían los cursos de prevención, también se ha incluido formación básica con sicólogos para potenciar la capacidad de llegar a acuerdos con la población, entender sus necesidades e intereses para hacer una labor de conciliación, de mediación social.
Otras jornadas de puertas abiertas que tuvieron especial éxito mientras se desarrollaron, fueron las dirigidas a periodistas de Castilla y León. Conocer cómo trabajan los equipos de extinción, en qué consiste la investigación de causas y su utilidad en la prevención, la terminología y los conceptos básicos de la lucha contra los incendios facilita que los periodistas publiquen noticias de mayor calidad con los mensajes más apropiados para concienciar a la sociedad.
En mayo se hacen cursos para directores de extinción de incendios y se darán instrucciones de cómo tratar con la prensa, cómo estructurar la información, qué tipo de mensajes lanzar, cómo y cuándo hacerlo. Será otra oportunidad para convertir a los medios de comunicación en unos aliados en la lucha contra los incendios.
Ismael Muñoz
@Ismaelnatura