Santiago Couceiro López, ingeniero de montes. Director de Consultoría Natutecnia.
Autor del manual “Coordinación de medios aéreos en incendios forestales”
“¿Cómo se mide ser un buen técnico o un buen director de extinción?”
Habla con la pasión y franqueza de quien ama su profesión. Lleva 25 años en la primera línea de fuego, pero con ganas de seguir aprendiendo y de encontrar la respuesta a esa pregunta que le acompaña desde hace tiempo. Es uno de esos a los que le picó el “bicho del fuego” aunque, en su caso, podría decirse que lo traía de serie porque toda su familia ha estado combatiendo los incendios antes que él.
Como autor de un libro sobre coordinación de medios aéreos la primera pregunta viene casi sola ¿Cómo fue tu aterrizaje en la lucha contra los incendios forestales?
Llegué a los incendios por vocación, por mi familia. Mis hermanos trabajaron todos en incendios. Mi padre era guarda forestal, uno de mis hermanos es guarda forestal y yo ingeniero de montes. Estudié también la carrera por vocación.
Entré en una brigada de tierra, la brigada de Morrazoy en mi primer día de trabajo, a las dos horas salimos a un incendio, sin formación y sin nada. Firmé el contrato a las 9 de la mañana, entré a trabajar en el turno de noche a las 10 y a las doce estábamos en un incendio próximo a Lourizán (Pontevedra) en el que, además, se suponía que el turno terminaba a las 8 de la mañana y llegué a casa a las 2 de la tarde. Éramos todos nuevos y en un incendio de noche, con lo que ello conlleva.
Cuando empecé a trabajar ya era estudiante de forestales. Debía tener 19 años, mi padre no me dejó trabajar antesporque me decía que tenía que dedicarme a los estudios, pero yo insistí en trabajar durante el verano y finalmente, cuando empecé la carrera, mi padre accedió.
¿Cuál es el aspecto de la defensa contra incendios que más te ha fascinado?
Lo que más me ha fascinado sin duda fueron los medios aéreos. Desde que vi el primer helicóptero dije: “tengo que ir a helitransportada”. Al año siguiente entré en una. Todos me decían que para qué me metía ahí con el riesgo que corría, pudiendo escoger otros sitios, pero yo entré igualmente.
Era la brigada de Campiño. Fue cuando pasó de Poio a Campiño. Era una base nueva, moderna, con todo. Ahora es lo habitual, pero en aquellos tiempos era un lujo el poder ducharte cuando volvías de un incendio y no tener que hacer la vida dentro de un coche, siete tíos metidos en un Land Rover. Era estupendo simplemente tener una taquilla y entrar limpio y salir limpio, y comer caliente, porque tenías una cocina, era un lujo. Otra ventaja era que normalmente no te quedabas de noche. Sabías que trabajabas todo el día, pero tenías el orto-ocaso y te ibas con el helicóptero. Siempre que te quedabas de noche con una helitransportada era un fastidio.
Empecé muy joven y fui muy rápido, porque con 23 años ya era técnico BRIF. Tenía ganas de salir de Galicia, porque me llené muy rápido de lo que había allí, y quería aprender y conocer otras cosas. Había entrado de técnico de la Administración ese verano, pero Antonio Agulló me convenció para ir a hacer la entrevista que me proponía Miguel Porrero para EIMFOR. La oferta que tuve fue para ir a Tineo (Asturias) y allí me fui, y hasta hoy trabajando, cosa de la que no me arrepiento. Estando en una empresa puedes trabajar en muchos sitios, hemos trabajado y volado en un montón de lugares y lo que nos queda. Hemos estado en prácticamente toda España, sur de Francia, en Córcega, en Canarias, en Portugal ahora…Eso te da mucho bagaje.
Con la intensidad con la que vives tu profesión ¿Qué sentimiento tienes después de estos años de trabajo?
Tengo el sentimiento de que me quedan otros 20 años para seguir trabajando, que estoy a mitad de camino y me queda mucho todavía.
¿En qué aspectos hemos conseguido avances más importantes?
Los avances más importantes son a nivel equipos de protección individual y formación. Por la relación que tengo ahora mismo con los americanos no están mucho mejor que nosotros, ni en Epis ni en otros equipos. Hemos mejorado mucho en equipos de protección individual, en prevención de riesgos, en protocolos de trabajo…Hace 20 o 25 años no había nada de eso. En cuanto a formación, hoy en día internet ha globalizado todo y todo se conoce en tiempo real. Todo el mundo copia y eso a veces causa desinformación, pero creo que ha sido bueno en el sentido de que la formación ha sido accesible y ha llegado y los conocimientos están ahí para quien los quiera. También ha salido mucho vendedor de humo, pero como en todo.
¿Qué te dice tu experiencia profesional si miras hacia todo lo que has hecho hasta ahora? ¿Cambiarías algo de estos años?
No cambiaría nada. Pero sí que tengo una pregunta en mente desde hace mucho tiempo: “¿Qué es ser un buen técnico o un buen director de extinción?” “¿Cómo se mide eso?”
La realidad es que no tenemos buena vara de medir.
Puedes llevar haciendo bien las cosas toda la vida y un día metes la pata y ya eres el metepatas. Es injusto, pero es así. Si eres un buen albañil pones bien un ladrillo y tantos ladrillos por hora. Pero en la profesión, en la dirección de extinción, nosotros tenemos un problema de rendimiento y de reconocimiento, de saber cómo valorar, y supongo que pasará igualmente en otras profesiones. En extinción, la valoración que el personal del dispositivo hace de un profesional depende de cómo se hable de él. Hay gente que hablará bien y gente que hablará mal, no cambia nada sobre la persona, son opiniones subjetivas, pero no tengo muy claro cómo se podría medir objetivamente la valía en nuestro trabajo. ¿Qué es ser un buen técnico, director de extinción, coordinador de medios aéreos…?
¿A qué personas te gustaría recordar?
Me gustaría recordar a mucha gente. Evidentemente empezando por mi familia, por mis padres, mis hermanos y mi mujer. En mis inicios me acuerdo de mi primer jefe de brigada y de un compañero peón con mucha experiencia con los que trabajé en mi primer año en tierra, aprendí un montón ese primer año, como no sabes nada lo aprendes todo. Era gente de otra escuela, había más libertad con el alcohol, no eran estrictos con el EPI… pero en el monte funcionaban, no sé cómo, pero funcionaban. Y además eran buenos trabajadores y compañeros.
¿Qué consejos le darías a las nuevas generaciones de profesionales en defensa contra incendios forestales?
Yo no soy nadie para dar ningún consejo. Creo que la gente hoy quiere un salario y no quiere un trabajo. El trabajo implica un salario, pero el salario hay que ganarlo trabajando. En incendios forestales creo que se están equivocando asemejándose a los bomberos urbanos. Creo que independientemente del nombre de bombero forestal que sí implica un reconocimiento social, en el resto de las cosas, bajo mi punto de vista, no han escogido un buen ejemplo.
Por otra parte, hay mucha gente que trabaja en incendios forestales y realmente no le gusta o le ha dejado de gustar, no se siente motivada y con ganas por diversas razones y lo hace únicamente por cuestiones económicas o de salida laboral, que es entendible, pero eso al final repercute en el trabajo, en los rendimientos, en la rapidez en la toma de decisiones…y afecta al resto del personal que trabaja y quiere trabajar de verdad. Con el tiempo todos se dan cuenta de quién está por estar y quién no. Eso se nota sobre todo en la Administración, pero también en la empresa privada, sería necesario ser más honestos profesionalmente.
Hay mucha gente que trabaja en incendios sólo por cuestiones económicas, no porque les guste. Eso al final repercute en el trabajo y afecta al resto de personal trabaja de verdad y te das cuenta de quién está por estar y quién no.
De las muchas circunstancias que suceden en la extinción de incendios seguro que hay alguna que se te ha quedado grabada
Me me tocó volar justo cuando atacaron las torres gemelas. Estábamos en una salida BRIF, nos tocaba ir fuera del radio de acción, a un incendio forestal límite de Asturias y Cantabria. Yo estaba en la BRIF de Tineo. No tenía televisión y ese día no estaba muy enterado de lo que había pasado, pero entraba en el turno de mediodía y la noticia se comentó en la base. Me tocaba volar con un piloto polaco (Gryta) y tuvimos que planificar la salida. Nos tocó un día de niebla y no nos fiábamos del GPS, porque decían que los GPS habían caído, que los habían desconectado los americanos. Tuvimos que volar a la antigua usanza y fue un viaje atípico, con la intranquilidad de estar volando con lo que acababa de pasar. Hubo un antes y un después a nivel mundial tras ese incidente, y en general con los medios aéreos. En los aeropuertos había un montón de problemas para seguir trabajando. Fue un vuelo curioso, en Asturias, con montañas, volando alto y sin GPS. Nos tuvimos que buscar mucho la vida para llegar a ese incendio. No era un incendio con mucha relevancia pero, en aquellos tiempos, en Asturias había muchos menos medios que ahora y hubo que ir, y confiar en el piloto.
Era un día de niebla y no nos fiábamos del GPS, porque decían que los habían desconectado los americanos. Tuvimos que volar a la antigua usanza y fue un viaje atípico
Isabel Poza
Felicitaciones Santiago, me gustó mucho la pieza en la que dijiste que muchos hoy quieren un salario pero no trabajar. Estoy de acuerdo contigo, porque el requisito fundamental para hacer este trabajo es la pasión. un abrazo
Muy buenas, Osbo,
Estoy interesada en el libro de Santiago Couceiro López, sabéis como lo podría conseguir o tenéis contacto con el autor?
Utilizo este medio ya que no parece que este disponible el libro o al menos yo no lo he encontrado en internet
Hola Raquel, te pasamos el correo electrónico donde puedes ponerte en contacto y solicitar el libro y la información que precises. El correo es: administracion@natutecnia.com. Un saludo