Los incendios forestales, una de las principales causas de desertificación en España
El norte de España y muchas áreas de montaña no se consideran vulnerables a la desertificación al ser zonas más húmedas que el resto del país. Sin embargo, en Galicia y en la cornisa cantábrica tienen lugar simultáneamente dos de los principales factores de riesgo que potencian el fenómeno de la desertificación: la superficie recorrida por los incendios forestales y la elevada pérdida de suelo.
Incendios forestales y pérdida de suelo

Evitar la erosión y pérdida de suelo es fundamental tras el incendio para que las semillas germinen. Foto I. Muñoz
La incidencia de los incendios forestales en el riesgo de desertificación se mide por la superficie recorrida por el fuego. En los últimos diez años, y según informa el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación (MAPA), entre 2010 y 2017 los incendios forestales recorrieron el 12,27% de la superficie de Cantabria, el 9,32% de Asturias y un 6,40% de Galicia.
Aunque inicialmente no se consideren zonas en riesgo de desertificación, cuentan con superficies muy degradadas o que están sufriendo un pronunciado proceso de degradación, como revela el dato de la pérdida media de suelo por hectárea y año generada tras los incendios forestales en Galicia, donde como promedio, la erosión producida supuso unas 24 toneladas por hectárea de suelo perdido en el primer año y 4,8 t/ha en el segundo, según el informe Eficacia de los tratamientos de estabilización del suelo después de un incendio en Galicia, elaborado por la Xunta de Galicia. En los casos más graves han llegado a registrar pérdidas de hasta 50 tn/ha año, tal y como se comentó en la presentación de los resultados del trabajo de investigación GEPRIF.
Otra zona muy castigada por este tipo de erosión es Cantabria, que alcanza las 21,23 toneladas por hectárea y año, según señala el Inventario Nacional de Erosión de Suelos.
En la comunidad gallega tienen lugar más de la mitad del total de los incendios que afectan al conjunto de España, siendo Ourense el territorio más afectado, seguido por Pontevedra, La Coruña y Lugo.
Solamente el año pasado, en el territorio gallego se concentraron 72 incendios forestales, a los que los medios de extinción del MAPA dedicaron más de 559 horas de vuelo en 249 intervenciones, en las que realizaron 2.766 descargas.
El impacto de las llamas sobre el suelo
Después de un incendio forestal, el suelo quemado queda desprovisto de la vital cubierta vegetal, lo que causa que el debilitado suelo sufra un proceso de escorrentía superficial que lo expone al impacto de las lluvias torrenciales típicas del verano. Este hecho, unido a la acción de los vientos causa auténticos estragos.
“La combinación terrorífica es que haya un gran incendio forestal (GIF) y que luego caigan lluvias torrenciales”, ha recordado a OSBO Digital el investigador del CSIC y director del Centro de Investigaciones sobre Desertificación* Patricio García.
“Las lluvias muy intensas se concentran en el este y sudeste peninsular, pero en cualquier incendio que ocurra en la zona catalana o valenciana siempre se corre el riesgo de que llegue el otoño con lluvias muy intensas en un terreno muy erosionable”, ha explicado García
La intensidad de este tipo de precipitaciones sobre un terreno desnudo y quemado permiten el arrastre y pérdida del sustrato más superficial rico en nutrientes y semillas, que con el impacto repetido de los incendios forestales y malas prácticas en los usos del suelo, terminan provocando la destrucción total del suelo exponiéndolo a la desertificación.
“La combinación terrorífica es que haya un gran incendio forestal (GIF)* y que luego caigan lluvias torrenciales. Las lluvias muy intensas se concentran en el este y sudeste peninsular, pero en cualquier incendio que ocurra en la zona catalana o valenciana siempre se corre el riesgo de que llegue el otoño con lluvias muy intensas en un terreno muy erosionable”
Perspectivas y oportunidades
Para frenar la expansión de los incendios forestales se hace necesaria una planificación territorial efectiva y sostenible, que permita paliar los procesos de erosión y desertificación del suelo y que garanticen su conservación.
La problemática de los grandes incendios forestales, unida a el abuso de la ganadería industrial, agrava la situación mermando los recursos hídricos considerablemente. La ganadería extensiva y ecológica de pequeña escala es, por el contrario, una excelente forma de gestión del paisaje, ya que reduce la carga vegetal para el fuego y permite el desarrollo socioeconómico de las zonas rurales.
Día Mundial de Lucha Contra la Desertificación
La ONU ha recordado, especialmente la semana pasada que se ha celebrado el Día Mundial de Lucha Contra la Desertificación, que los suelos desempeñan un papel fundamental para la vida en la Tierra, ya que constituyen un reservorio de biodiversidad que proporciona numerosos servicios ecosistémicos necesarios para la vida.
El suelo es, después de los océanos, el segundo sumidero de carbono, dado que es la base sobre la que se asientan los bosques, que a su vez ofrecen multitud de servicios y beneficios a la sociedad y al conjunto de la biodiversidad.
Servicios de abastecimiento, como agua, alimentos y madera, prestaciones de regulación fundamentales como el control de las inundaciones o funciones culturales inmateriales que benefician a la salud mental y física de las personas, son algunos de los beneficios que unos suelos en buen estado reportan a la sociedad.
Manuel Moncada
@Manumonk
*El Centro de Investigaciones sobre Desertificación, que dirige Patricio García, trabaja para identificar, cuantificar y cartografiar los indicadores de la erosión y degradación del territorio, y para ello estudian los factores que influyen en su propagación por montes, bosques ante la amenaza de los incendios.