El cambio climático acelera incendios que devoran hasta 14.000 hectáreas por hora

Superincendios, incendios de sexta generación, tormenta de fuego, “colapso de la columna de convección”… Ciencia, expertos en extinción y ONG emplean estos términos para alertar continuamente sobre los efectos de los nuevos incendios, amplificados por las variables del cambio climático, la proliferación de masas forestales sin gestión, el abandono rural y la insuficiente prevención y toma de conciencia del problema. El último en dar la señal de alarma es World WildLife Fund España (WWF), que con la presentación de su informe Arde el Mediterráneo recuerda que estos incendios devoran 4.000 hectáreas por hora, e incluso pueden llegar a 14.000.

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Helio, Madeiras, Portugal. Foto WWF

Ocurrió en Portugal, en el incendio de Pedrógão Grande, en junio de 2017, donde murieron 66 personas. En menos de siete días ardieron 50.000 hectáreas con picos de velocidades de propagación que apunta WWF: entre 4.000 y 14.000 hectáreas por hora. Le precedió una intensa ola de calor con temperaturas por encima de los 40 °C. Es el ejemplo paradigmático de lo que durante la rueda de prensa del informe Arde el Mediterráneo, de esta ONG, sus responsables no dudaron de calificar como superincendios o megaincendios.

WWF España presentó por primera vez su informe anual abarcando en su análisis y conclusiones a Francia, Italia, Grecia, Portugal y Turquía, además de España. “Más del 80% de la superficie total que se quema cada año en el continente europeo pertenece a estos países” afirman en el informe. Añaden que “en sus montes arden año tras año una media de 375.000 hectáreas en más de 56.000 siniestros, con importantes daños ambientales y económicos y con un serio riesgo para las vidas humanas”.

Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, puso enseguida el acento en la relevancia de los considerados como grandes incendios forestales (GIF), aquellos que superan las 500 hectáreas: “en toda Europa crecen un 20% en número y un 15% en superficie”. El informe advierte que, “a pesar de la tendencia general decreciente en el número de incendios y en la superficie quemada desde la década de los ochenta, hay otra peligrosa tendencia: la de los GIF”.

“Más del 80% de la superficie total que se quema cada año en el continente europeo pertenece a Francia, Italia, Grecia, Portugal, Turquía y España. De media anual: 375.000 hectáreas en más de 56.000 siniestros

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Incendio en 2012 en Chios Island, Grecia. Foto WWF

De los GIF a los megaincendios

Del Olmo también remarcó que “los incendios afectan cada vez más a países del norte de Europa, como Reino Unido, Polonia y Suecia; además, ya no se limitan solo al verano, y el período de alerta se extiende de abril a noviembre y afectan al bienestar de la sociedad, no solo porque se pierde biodiversidad, suelo fértil y fuentes de agua, sino porque desde principios de siglo han muerto 488 personas por esta causa”. Concluyó: “esta es la antesala de los megaincendios”.

Desde WWF, pero también desde otras instancias científicas y del sector de la extinción de incendios, afirman que los GIF serán sobrepasados por siniestros que en pocos días devoran entre 3.000 y 6.000 hectáreas, como los recientes de Torres del Espanyol, en Tarragona, o el de Almorox y Cenicientos, entre Toledo y Madrid. “Realmente no se puede hablar de un número de hectáreas determinado para definir a uno de estos incendios de sexta generación, sino de su virulencia, de su complejidad, de lo rápido que es capaz de quemar miles de hectáreas”, señala Lourdes Hernández, experta en incendios forestales de WWF y autora principal del informe.

En otro informe reciente (Cooperación transfronteriza en la prevención y extinción de incendios forestales en el Eje Atlántico), elaborado a petición del Eje Atlántico del Noroeste Peninsular, que agrupa a 38 municipios del norte de Portugal y de Galicia, se complementa lo expresado por Hernández: “estos incendios se caracterizan, básicamente, por generar grandes cantidades de energía que acaba siendo liberada repentinamente por un proceso de downdraft o colapso de la columna de convección; consiguen aceleraciones puntuales que aumentan entre seis y doce veces la velocidad de propagación esperable (….) Como ocurre en incendios que ya cuentan con un tamaño considerable, el incremento de la velocidad de propagación en todo un frente extenso genera progresiones superiores a las 4.000 hectáreas por hora”.

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Incendio en Galicia. Foto Jorge Sierra WWF

Dedo acusador sobre el cambio climático

Marc Castellnou, jefe del Área Forestal y de grupos de apoyo de actuaciones forestales (GRAF, en las siglas en catalán) de la Generalitat de Catalunya, es uno de los autores de dicho informe. Tras su publicación incidía en que son incendios “más intensos, rápidos y destructivos para nuestros ecosistemas”. Además, explicaba que “aunque la primera reacción ante ellos ha sido seguir insistiendo en intentar apagarlos, nos estamos dando cuenta, a costa de perder ecosistemas y paisaje, que ya no es la estrategia acertada: son simplemente inapagables. No es que sea un problema de nuestros sistemas de extinción, es que simplemente ningún sistema, ni el nuestro siendo uno de los mejores, puede”.

Castellnou señala con el dedo acusador a un fenómeno también muy presente en la rueda de prensa de WWF Adena: el cambio climático. Juan Carlos de Olmo recordó que informes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), el Servicio de Cambio Climático de Copérnico (C3S), organismo de la Comisión Europea, y la Agencia Española de Meteorología, “advierten continuamente que este fenómeno está acrecentando los períodos de sequías y altas temperaturas, elementos que facilitan la propagación de los incendios”. De ahí también que, como se ha dicho, los incendios lleguen a Suecia y abarquen muchos más meses que los del verano. “Combatir el cambio climático es un factor clave” para Del Olmo.

No obstante, WWF también habló de la intencionalidad y negligencia de los incendios (entre ambas causas abarcan el 96% de las causas), de las escasas ayudas con las que dota la UE su prevención y de la existencia de un “territorio inflamable, con aldeas en extinción”. Lourdes Hernández habló de unas políticas de desarrollo rural ineficaces para fijar población y crear empleo, pero sobre todo del “crecimiento constante de una superficie forestal en un contexto de ausencia de gestión y planificación”.

Intencionalidad y negligencia de los incendios (el 96% de las causas); escasas ayudas con las que dota la UE su prevención; existencia de un “territorio inflamable; políticas de desarrollo rural ineficaces para fijar población y crear empleo; crecimiento constante de una superficie forestal en un contexto de ausencia de gestión y planificación

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Cartel francés, muy similar al español, avisando del riesgo de incendio. Foto Michel Gunther WWF

Prevención, prevención y prevención

“Hay masas jóvenes y densas con predominio de una determinada especie, con mucha continuidad longitudinal y vertical”, expuso Hernández, que también se refirió al “escaso 30% de madera que se extrae sobre el crecimiento anual” y a que “en Galicia, el 40% de los eucaliptales está abandonados, un sinsentido económico y ambiental”.

Por último, se abordó igualmente el problema de las edificaciones cada vez más incrustadas en zonas de riesgo, que son al mismo tiempo posible origen y destino de las llamas. La responsable de WWF España advirtió que “mucha gente se cree que está en un entorno idílico y esto crea una escasa concienciación sobre el riesgo que realmente supone, creyendo que lo de los incendios es algo puntual y que ya lo conseguirán apagar”. “Todos tenemos nuestra cota de responsabilidad”, añadió Hernández. Su organización ha puesto en marcha una campaña de recogida de firmas (www.ardeelmediterraneo.es) para fomentar esa necesaria concienciación.

Y prevención fue la palabra clave que se oyó en la rueda de prensa y se lee en el informe de WWF España para solucionar un problema para el que “ahora mismo no estamos preparados”, sentenció Laura Hernández. También lo piensa Castellnau: “nuestros paisajes tienen que ser estructuralmente capaces de no permitir incendios como los del 2017, así los sistemas de emergencias podrán apagar incendios y proteger valores de los ecosistemas y de la sociedad. Si no es así, no podremos parar nada y perderemos mucho”.

WWF reclama: estrategia de prevención de incendios a escala europea; abordar las causas y apostar por una prevención real; reducir la alta siniestralidad y hacer el territorio menos inflamable y más resiliente al cambio climático

Para ello, WWF reclama una estrategia de prevención de incendios a escala europea, con medidas a largo plazo, que “para ser eficaz debe abordar las causas y apostar por una prevención real: reducir la alta siniestralidad y hacer el territorio menos inflamable y más resiliente al cambio climático. Urge actuar para estar preparados para el siguiente episodio que, tarde o temprano, ocurrirá”. Desde WWF consideran que algunos proyectos locales son dignos de tener en cuenta para su posible réplica en la prevención de GIF, como el LIFE Montserrat, donde se recurre a las quemas controladas y la ganadería extensiva; y Mosaico Extremadura, con una recuperación del paisaje a partir de iniciativas locales que combinan la agricultura, la ganadería y lo forestal.

Javier Rico
@JavierRicoNi

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