En el Día Mundial del Amazonas, WWF lanza una campaña de recogida de firmas en defensa de la selva amazónica
Los recientes episodios de incendios en todos los países a la cuenca amazónica han provocado una reacción internacional desde gobiernos de países a ong, de actores y personajes públicos del mundo del espectáculo a deportistas de élite. Los calificativos se agotan para calificar de desastre mundial y ecológico los incendios que han quemado una parte importante del “pulmón del Planeta”. Brasil y Bolivia parecen los países más afectados, aunque también lo han sido Perú y Paraguay. WWF, mediante un manifiesto, insta a los países con participación en la selva amazónica a detener su deforestación y atajar las causas de los incendios e invita a los ciudadanos que se sumen a la petición.

Foto WWF
Aunque Brasil, por la tormenta política alrededor de su presidente Jair Bolsonaro y el presidente francés Emmanuel Macron, ha acaparado la atención internacional, ha sido Bolivia el país que más hectáreas ha perdido por causa de los incendios. Las estimaciones de WWF las cifran en casi dos millones de hectáreas perdidas, aunque hay otras ong como la Fundación Amigos de la Naturaleza FAN, de Bolivia, que las cifra exactamente en 2.161.414 hectáreas el 27 de agosto, en base a los datos obtenidos del Sentinel 2. La Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano ha hecho un llamamiento estos días para alertar del “riesgo de pérdida de 1.200 especies de continuar los incendios”.
No todos los incendios se han producido en la Amazonia, de hecho, entre los días 19 y 26 de agosto, cuando mayor era la repercusión internacional de los incendios en Brasil y en la cuenca del Amazonas, Global Forest Watch demostraba que eran las regiones de Mato Grosso, Pará y a Rondonia donde mayores focos de calor estaban activos. “La forma de comer terreno a la selva amazónica se repite en muchos casos: cortan los árboles fuera de la época seca, esperan a que llegue esta para prender fuego y después ya tienen el terreno para plantar soja o para el ganado”, comenta Diana Colomina, del programa de Bosques de WWF.
Los datos corroboran que en lo que va de año han aumentado los incendios forestales en Brasil en un 70 % y la deforestación en un 45 % con respecto a 2018. Para WWF la relación entre incendios y deforestación es evidente “estos incendios son provocados como herramienta para la deforestación de la Amazonía”.
Para Lourdes Hernández, responsable de bosques de WWF, “todos los años, la Amazonia arde para expandir la frontera agraria, principalmente para ganadería intensiva y cultivos de soja para producir piensos que alimenten al ganado a escala mundial. La ganadería industrial y un consumo sin freno son los principales motores de la deforestación”.
Para Diana Colomina, basándose en la información suministrada por WWF Brasil, las causas de los incendios hay que buscarlas en: “un uso tradicional del fuego como herramienta de gestión del territorio a través de quemas ilegales que permiten adueñarse de un trozo de la selva al primero que llega. No existen controles porque es muy difícil perseguir en una extensión de terrenos tan extensa y tampoco parece que algunos gobiernos tengan interés en hacerlo. En Bolivia, por ejemplo, han aumentado las quemas permitidas o legales pero algunas de ellas se han convertido en grandes incendios”.
La responsabilidad de la Unión Europea
Una cosa lleva a la otra, si para WWF la ganadería industrial y el consumo son “los motores de la deforestación” los países de la Unión Europea tienen una gran responsabilidad al ser los principales consumidores de estos productos: soja y carne.
“La UE es el segundo mayor comprador de soja por detrás de China, de la que el 87 % se utiliza para alimentación animal. Por su parte, España es el segundo importador europeo de soja y el segundo con el mayor consumo de carne”, asegura WWF.
Por ello, les pide a los países de la UE que “eliminen la compra de bienes procedentes de la deforestación, carne, soja y aceite de palma, madera y productos mineros provenientes de áreas y actividades ilegales y que implementen mecanismos de trazabilidad y transparencia”.
La propuesta no parece sencilla de llevar a acabo, aunque para Diana Colomina “lo importante es que los países implanten mecanismos de trazabilidad que nos permita saber a los consumidores de dónde viene y cómo se ha obtenido la madera o los productos agrícolas que compramos. Ya existe para la madera el sistema FSC que da garantía de sostenibilidad y trazabiidad, o los sistemas de cultivos ecológicos”.
Su compañera en WWF, Lourdes Hernández, cree que “evitar la deforestación es posible pero implica transformar el actual sistema agroalimentario mundial. Esto requiere políticas de cero deforestación por parte de los gobiernos amazónicos, compromiso de los países importadores para evitar el comercio de materias primas que procedan de la destrucción de bosques y responsabilidad social para reducir el actual consumo de carne”.
Para implicar a la sociedad en la petición a los gobiernos amazónicos de parar la deforestación, ha redactado un manifiesto en solidaridad por la Amazonia en el que pide a los líderes de Brasil, Bolivia, Colombia, Perú, Ecuador, Venezuela, Guyana y Surinam que “protejan la Amazonia, combatan la deforestación y terminen con las causas de los incendios”, y pide a los ciudadanos que se sumen firmándolo para hacérselo llegar.