Entrevista a Buenaventura Machado Álvarez, jefe de Servicio de Gestión Forestal de Tenerife

«El operativo de incendios tiene que mejorar continuamente«

Algunos ingenieros de montes alcanzan una notoriedad que va más allá del propio desarrollo de sus funciones profesionales. Ventura es uno de esos pioneros de los operativos contra incendios que tuvieron que trabajar con pocos recursos, pero con mucho ingenio.
Fue capaz de buscar referencias y formación para el personal a su cargo de primer nivel y de atraer a personal altamente cualificado para crear el servicio que dirige.
Con él comenzó la modernización del servicio contra incendios de Tenerife y cada anécdota que cuenta tiene un valor único.
Nadie como él conoce Tenerife y sus gentes.

buenaventura¿Cómo llegó al mundo de los incendios forestales?

No es que yo llegara, es que te metían. Empecé en el año 1985, trabajando en el ICONA. Después oposité y llevo como funcionario desde el año 90. En aquella época, desde que entrabas en la administración hacías turnos de guardia, conocieras o no el territorio, supieras o no supieras. Algunos compañeros tenían miedo, pero no quedaba más remedio. Desde que se creó el ICONA esto era así.

En los años cuarenta y cincuenta los ingenieros no se ocupaban de los incendios, sino que era el guarda con su gente el que se encargaba de apagarlos y de vez en cuando venían a contar a los ingenieros. Eran incendios de poca entidad, que no trascendían.

¿Recuerda el primer día de trabajo en incendios?

A finales del 85 estuve en un incendio en La Gomera, aunque no como responsable. No fue muy grande, pero es el primero que recuerdo. Fue al año siguiente de aquel en el que murieron 20 personas. Aquello supuso un trauma que aún se recuerda y en esos momentos estaba muy presente.
También estuve en el gran incendio de 1984 como voluntario. Hice todo lo que no debía hacer y hoy lo sé.

¿Cuál ha sido el aspecto de la defensa contra incendios forestales que más le ha fascinado?

Ver la profesionalidad creciente de la gente que trabajaba en incendios. El mundo de los incendios ha cambiado mucho. Antes la gente de campo sin agua y sin prácticamente medios se enfrentaba a los incendios con naturalidad, con respeto, pero sin miedo y los apagaban. Eso lo admiro mucho, pero ahora, en parte por la presión mediática, tenemos verdaderos profesionales.

El mundo de los incendios ha cambiado mucho. Antes la gente de campo sin agua y sin prácticamente medios se enfrentaba a los incendios con naturalidad, con respeto, pero sin miedo y los apagaban. Eso lo admiro mucho, pero ahora, en parte por la presión mediática, tenemos verdaderos profesionales

¿Qué experiencias en incendios recuerda?

La que más me marcó fue en el año 95. Un año antes había entrado de jefe de servicio y me tocó lidiar con un incendio en La Esperanza, que duró casi una semana y causó bastante revuelo.
También recuerdo el de 2007, que es el incendio más grande que hemos tenido en Tenerife, con unas 16.000 ha quemadas. Barrió el norte de la isla y, como todos los grandes incendios, con una gran presión, con todo el mundo protestando y reclamando cosas.

¿Qué sentimiento le queda después de todos estos años?

Tengo sentimientos encontrados. Pienso que el operativo de incendios tiene que mejorar continuamente. Si no sigues remando, la corriente te lleva. Hace unos cuantos años EIMFOR vino a dar cursos y a hacer algunos trabajos y se cambiaron muchas cosas. Se ha mejorado muchísimo la seguridad y creo que el reto es ese, aumentar al máximo la seguridad y enfrentarse a los incendios como profesionales. Eso lo hemos conseguido en parte. Hoy día tenemos gente joven que no tiene la visión de lo que es un incendio y les tienes que enseñar y estar muy encima, pero sí se ha ganado mucho en seguridad.

Se ha mejorado muchísimo la seguridad y creo que el reto es ese, aumentar al máximo la seguridad y enfrentarse a los incendios como profesionales

Me queda la pena de que quieres avanzar más rápido y no puedes, porque la administración es como es.
Lo que sí me gustaría es que la prensa transmitiera la sensación de calma cuando hay incendios, en lugar de exaltar a la población como ocurre algunas veces. Es verdad que parte de la culpa es nuestra porque debería haber un técnico que explicara lo que está ocurriendo y lo que se está haciendo. Si no, pasará lo que estamos viendo muchas veces, que es el vecino del pueblo el que sale contando cualquier historia. Hay que dar información a los medios para que transmitan la noticia sin generar alarma.

Me gustaría que la prensa transmitiera la sensación de calma cuando hay incendios, en lugar de exaltar a la población. Parte de la culpa es nuestra porque debería haber un técnico que explicara lo que está ocurriendo y lo que se está haciendo. Hay que dar información a los medios para que transmitan la noticia sin generar alarma

¿Cuáles son los aspectos más destacados en los que hemos conseguido avances más importantes?

Sobre todo, en seguridad. En el incendio del año 95 yo estaba de jefe de servicio, había otro técnico, Pascual y otros dos o tres más. Hoy día estamos doce en Tenerife, dos o tres en La Gomera, dos o tres en La Palma, uno o dos en el Hierro… Antes no contabas con nadie.

Se ha mejorado muchísimo en formación, en equipamiento, en técnicas y no digamos en tecnología. Antes no teníamos casi aviones y ahora trabajamos con drones.

¿A qué personas le gustaría recordar?

A muchas y no solamente ingenieros. Hay muchos guardas, sobre todo antiguos y gente de campo, que tenía un carisma especial porque eran líderes naturales, con una gran experiencia y que sabían lo que hacían.

A las nuevas generaciones que van a trabajar en incendios forestales ¿qué consejos les daría?

Que no se dediquen a esto si no tienen vocación. Hay gente que sufre en los incendios. Es un trabajo desagradecido en el que tienes la vida de muchas personas en tus manos. Hay gente que es muy vocacional, que disfruta y le gusta. Eso es lo primero que les recomendaría y lo segundo que se formen bien. También es muy importante conocer el territorio y conocer a las personas, para saber cómo pueden reaccionar ante determinadas situaciones.

Que no se dediquen a esto si no tienen vocación. Hay gente que sufre en los incendios. Es un trabajo desagradecido en el que tienes la vida de muchas personas en tus manos. Hay gente que es muy vocacional, que disfruta y le gusta. Eso es lo primero que les recomendaría y lo segundo que se formen bien

Reacciones de los ciudadanos que en ocasiones sorprenden a cualquiera

Así es, en el incendio del 95, que duró casi una semana, fue un incendio donde la prensa y todos los medios estaban histéricos. Al presidente del Gobierno de Canarias le echaron en cara que esa noche estaba en una cena y no había acudido al incendio.

Uno de los días fui con el jefe de comarca para ver si dábamos un contrafuego. Llegamos a una zona donde nos encontramos a media humanidad. Aquello parecía un área recreativa un domingo. Les dijimos que tenían que salir porque íbamos a dar un contrafuego y nos dijeron que de allí no salían porque habían venido a defender el monte y no a quemarlo, como nosotros. La gente echaba en cara al personal de extinción lo mal que lo estaban haciendo. Hubo que llamar incluso a los soldados para que hicieran cordones y la gente no pasara.

También recuerdo a algunos políticos que tenían miedo a que se dieran contrafuegos por temor a que el fuego se escapara. Cuando vieron cómo nuestra gente dominaba el tema y controlaba esas llamas, con esa tranquilidad, cambiaron de opinión.
Recuerdo también algún voluntario que quería ayudar. Cogió la motosierra, se fue monte arriba y empezó a cortar pinos. Se cargó la motosierra en tres minutos. No sé cómo no pasó alguna desgracia. Ahora está todo controlado y la gente no puede acceder, pero en aquella época entraba cualquiera. Desgraciadamente, en La Gomera ocurrió eso y murió gente que no debía estar allí.

Uno de los días fuimos a ver si dábamos un contrafuego. Nos encontramos a media humanidad. Les dijimos que tenían que salir porque íbamos a dar un contrafuego y nos dijeron que de allí no salían porque habían venido a defender el monte y no a quemarlo, como nosotros. Hubo que llamar incluso a los soldados para que hicieran cordones y la gente no pasara. Ahora está todo controlado y la gente no puede acceder, pero en aquella época entraba cualquiera

Aquel incendio tuvo una enorme repercusión por la gravedad de lo que sucedió

Sí, es el que más muertos ha tenido en toda España. Yo aún no estaba trabajando. Recuerdo que lo leí en prensa y lo que puedo contar es lo que he escuchado. Yo entré al año siguiente y el trauma que quedó en la isla fue horrible.

No fue un gran incendio, quemó unas 300 ha. Además, era una zona bastante rala. El problema es que subió por una ladera y ahí se cuentan varias teorías: que se rompió la capa de inversión, que rebotó… Lo cierto es que allí había gente que no debía estar.

El año anterior había habido un gran incendio en Tenerife y, a raíz de ahí, cambió el gobernador civil. El nuevo gobernador se vio en la obligación de subir, aunque el agente que estaba allí, León Cruz, le recomendó que esperara. Al final, se metió y, con él, el presidente del Cabildo de La Gomera, que no murió, y se metieron también guardia civil y un montón de chicos. Los que pudieron escapar es porque salieron con el camión, con el fuego pisándoles los talones. No te puedes explicar cómo un incendio tan pequeño pudo matar a 20 personas.

Vivir en una zona rural, donde es conocido por casi todos, ¿le implica una presión especial de sus vecinos?

A veces me he enterado de algún incendio por algún vecino. El que yo esté más o menos enterado entra dentro del protocolo. El que primero ha de saberlo es el técnico de guardia que es el que debe estar allí.
Cuando hay un gran incendio la gente te reclama más medios, más helicópteros, más hidroaviones y no comprende que a veces hay que esperar a que el fuego te dé un respiro para asegurarse de que no haya desgracias. Si no lo apagas en dos horas o se te reproduce, eres un inútil. No saben que en incendios hay muchos condicionantes que hacen que cada uno de ellos sea único.

Cuando hay un gran incendio la gente te reclama más medios, más helicópteros, más hidroaviones y no comprende que a veces hay que esperar a que el fuego te dé un respiro para asegurarse de que no haya desgracias. Si no lo apagas en dos horas o se te reproduce, eres un inútil. No saben que en incendios hay muchos condicionantes que hacen que cada uno de ellos sea único

Isabel Poza, Juan Barroso