La Estrategia de Transición Justa abre puertas a la biomasa forestal para la producción de energía

La ministra en funciones para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, lleva varios días de gira por comunidades autónomas con tradición minera del carbón. El cierre de centrales de producción de electricidad y de minas conlleva despidos de personas y ceses de actividades de empresas que deberían paliarse con la aplicación de la Estrategia de Transición Justa que impulsa el Gobierno. En las reuniones con la ministra, y en paralelo a ellas, se ha puesto sobre la mesa, como una de las alternativas, el aprovechamiento de la biomasa forestal de dichas zonas mineras para producir energía.

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Reunión en Aragón entre la ministra Teresa Ribera y la administración autonómica

Poco antes de que Teresa Ribera viajara a Aragón (este lunes 21 de octubre) para definir el calendario y las actuaciones del convenio de transición justa para esta comunidad autónoma, Forestalia anunciaba la construcción de la mayor planta de producción de pélets (capacidad para 200.000 toneladas anuales) en Andorra (Teruel). En esta ciudad se levanta una de las centrales térmicas de carbón más importantes de España, con más de mil megavatios y fecha de cierre planificada (junio de 2020) por la empresa propietaria, Endesa.

Seis días antes de su estancia en Aragón, la ministra estuvo en Castilla y León con similar propósito: establecer actuaciones y convenios de transición justa para desarrollarlos con posterioridad. De nuevo es noticia en paralelo Forestalia, porque está a punto de concluir la construcción de una importante planta de producción de electricidad con biomasa (cincuenta megavatios) en Cubillos del Sil (León). En la misma localidad, Endesa cuenta con otra gran central térmica (Compostilla II, de 1.200 megavatios) con la misma fecha de cierre: junio de 2020.

La Estrategia de Transición Justa forma parte de un marco estratégico del Gobierno sobre energía del que forman parte también el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 y la Ley de Cambio Climático y Transición Energética. Su principal objetivo es “identificar y adoptar medidas que garanticen a trabajadores y territorios afectados por la transición hacia una economía baja en carbono, un tratamiento equitativo y solidario para que no se produzcan impactos negativos sobre el empleo ni la despoblación”.

En este sentido, el Miteco reconoce que la estrategia “hace especial énfasis en la creación de empleo verde en el mundo rural, en sintonía con la Estrategia Española contra la Despoblación”. A continuación, asegura que “algunas de las líneas propuestas en este ámbito son el impulso a las energías renovables como biomasa o biogás, el apoyo a la estrategia de bioeconomía, diseñada para generar valor económico activando mercados locales para productos y subproductos, o la revisión del Plan Forestal Español”.

Muy complicado convertir centrales de carbón en biomasa

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Central de As Pontes de Endesa

Forestalia, al igual que otras empresas que tocan tanto el sector energético como forestal, mueven ficha para situarse en el radio de acción de esa transición justa y acceder a facilidades y ayudas para su implantación. En el caso de Cubillos de Sil, el Gobierno regional le concedió un aval de 42 millones de euros porque entiende que facilita las inversiones u otras operaciones de especial interés acorde con los objetivos del Plan Regional de Ámbito Sectorial de la Bioenergía de Castilla y León y del Plan de Dinamización Económica de los Municipios Mineros de Castilla y León 2016-2020.

Lo que ya resulta más complicado es que, como se ha apuntado en alguna ocasión, las centrales de carbón pasen a ser de biomasa para así mantener su actividad. Es cierto que en algunas de ellas, como Hunosa (Mieres, Asturias), Meirama (Cerceda, A Coruña) y As Pontes (A Coruña) han probado ya la co-combustión de carbón y biomasa forestal, y que la de Litoral (Carboneras, Almería) lo ha hecho con residuos de invernaderos y cáscara de almendra. Sin embargo, debido a las dimensiones de las centrales, ninguna, de momento, se ha planteado usar solo biomasa.

En el caso de la de As Pontes de García Rodríguez, la más grande de España, tanto su propietaria, Endesa, como la Xunta de Galicia, ve imposible que se convierta en una central de biomasa, a pesar de haber trabajado ya con lodos de depuradoras y residuos forestales. No obstante, dentro de los compromisos adquiridos por el Miteco en torno a la transición justa está el de elaborar un estudio de la viabilidad del uso de biomasas, solas o en co-combustión, entre la Xunta, Endesa, varias universidades gallegas y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).

A menos de cincuenta kilómetros de la central de As Pontes está prácticamente concluida otra de biomasa, la de Curtis-Teixeiro que gestiona Greenalia. Con una potencia instalada de cincuenta megavatios, se abastecerá con 500.000 toneladas al año de restos de corta forestal procedentes de un radio de cien kilómetros alrededor de las instalaciones. Si pensamos en los 1.469 megavatios de potencia instalada de As Pontes los miles de toneladas pasarían a ser millones, con volúmenes imposibles de conseguir ni con toda la biomasa que crece anualmente en los bosques gallegos.

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Planta de biomasa de Greenalia

En ocasiones, lo que se pide, principalmente por parte de los sindicatos y comités de empresas de las zonas y plantas afectadas, es que se construyan plantas de biomasa más pequeñas. Es el caso de las cuencas mineras del centro de Asturias. Allí los sindicatos plantean a Hunosa que cumpla con la intención mostrada de construir una central eléctrica de biomasa en la escombrera de Reicastro, en sus instalaciones de Mieres (Asturias). Tras la primera reunión de trabajo de Teresa Ribera sobre actuaciones y convenios de transición justa en el Principado de Asturias, el Miteco aseguró que “el IDAE está participando o aportando capital a proyectos innovadores que favorezcan la transición energética y la identificación de proyectos singulares, y trabajará en las zonas en transición en la búsqueda de proyectos susceptibles de apoyo.

Biomasa forestal mejor para usos térmicos

Mientras, son muchas las voces, desde ecologistas a propietarios y gestores forestales, pasando por el sector energético de la biomasa (calderas, redes de calor, producción de pélets, centrales eléctricas…), las que reclaman un mejor aprovechamiento de la biomasa que crece anualmente en los montes. La Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa decía recientemente, durante la celebración a finales de septiembre de la feria Expobiomasa que “España tiene todavía un amplio margen de crecimiento, ya que apenas se utiliza un 35% de los recursos de biomasa que se generan cada año, que se sitúan en torno a cincuenta millones de metros cúbicos”.

No obstante, son también muchas las voces que creen que la biomasa eléctrica no debe ser el objetivo principal de este aprovechamiento. Eduardo Rojas, decano del Colegio de Ingenieros de Montes, portavoz de la plataforma Juntos por los Bosques y profesor en la Universidad Politécnica de Valencia, considera que “el uso de la biomasa para producir electricidad, sobre todo en grandes instalaciones, es menos defendible”, y aboga por “el desarrollo local asociado a calefacciones comunitarias y redes de calor, que eviten en la medida de lo posible los grandes transportes de biomasa, que son los que más problemas de ineficiencia y añaden emisiones”.

En Inglaterra, la mayor central eléctrica convertida en biomasa desde el carbón (Drax, con 2.600 megavatios) recibe críticas continuas por los casi cinco millones de toneladas de pélets de madera que debe importar cada año desde Canadá y Estados Unidos para su funcionamiento.