Enrique Rey Van den Bercken
Ingeniero de Montes. Coordinación del Centro para la Defensa contra el Fuego (CDF) de la Junta de Castilla y León
«En los trabajos en equipo y en ambientes de tensión, es muy importante haber adquirido habilidades de comunicación, liderazgo, control emocional y resolución de conflictivos»
Con veinticinco años de vida profesional dedicada a la lucha contra los incendios, con el sosiego y conocimiento que le aportan sus mil y una experiencias en este sector, desde la empresa al inicio y luego desde la administración de Castilla y León, Enrique Rey, encabeza al equipo técnico del Centro del Fuego, que dinamiza la formación de todo el dispositivo de lucha contra incendios de esta Comunidad y que promueve y desarrolla campañas de concienciación.
Enrique transmite la complejidad de la problemática de los incendios y la necesidad de mantener un constante trabajo en la prevención, en la formación y en la concienciación social.

Enrique Rey Van den Berken delante de la torreta de vigilancia de incendios que da la bienvenida a los visitantes al CDF
¿Cómo empezaste en los incendios? ¿Recuerdas tu primer día?
Fue en el año 94. Estudié Montes en Madrid y ese verano presenté el currículum en GETISA (después pasó a ser EGMASA), en Granada. Me llamaron para empezar el 1 de julio la campaña, así que mi primer trabajo fue directamente en incendios. Empecé como técnico de una unidad móvil de apoyo al puesto de mando. Mi primera semana de trabajo fue la semana negra de julio del 94. El primer día de trabajo real en campo me tocó un incendio en Motril, y allí estuve 24 horas. Fui a descansar a Granada y empezó el incendio de Los Guájares, un incendio de 4.000 ha. Recién titulado, tuve un buen estreno.
¿Con semejante bautismo no te dieron ganas de salir corriendo y decir: “aquí no vuelvo”?
Me enganchó y aquí sigo.
¿Cómo te enfrentas a esto recién salido de la universidad? ¿Habíais dado algo de incendios?
Se daban cuestiones básicas, pero nada aplicado. Veías una idea general sobre el fenómeno de los incendios, física del fuego, modelos de simulación, etc. A nivel operacional no se trataba nada. Afortunadamente no empecé en un puesto de responsabilidad. Era técnico de la unidad móvil de meteorología y transmisiones, con tareas de apoyo a la planificación. Manejaba los equipos que había en la unidad móvil: herramientas de comunicación, emisora, cartografía, ordenador, la central meteorológica, e íbamos facilitando datos y registrando toda la información. Hacías un apoyo técnico en el puesto de mando, pero había un responsable técnico dirigiendo la extinción.
Y después de esto ¿en qué más trabajaste en incendios?
Estuve tres años en el operativo INFOCA: dos de ellos en la unidad móvil y el tercero pasé a la estructura de la empresa. Desde este puesto, la labor era mucho más de gestión y organización. Después tuve la oportunidad de trabajar como técnico BRIF con TRAGSA del 97 al 99. El primer año en Pinofranqueado, que fue tranquilo, y los otros dos en Tabuyo del Monte, donde viví veranos con mucha actividad. Realmente, aquí fue donde aprendí el trabajo de extinción. En el 2003 empecé donde estoy ahora, en el Centro para la Defensa contra el Fuego de Castilla y León.
¿Cuál es el aspecto de la defensa contra incendios que más te ha fascinado?
Fascinar, fascinar… fascina dar contrafuegos. Cuando estás ante un gran incendio y ejecutas un contrafuego que funciona, es fascinante.
Pero siendo un poco más serio, la verdad es que la perspectiva de mi trabajo actual es muy completa. Tengo experiencia que puedo hacer valer como director de extinción en una provincia con una gran superficie forestal y con mucha actividad de incendios forestales. Es decir, dentro del operativo hago una labor ejecutiva y de dirección, y el resto del tiempo organizo e imparto formación, planifico actividades de prevención desde el ámbito educativo, y realizo otros trabajos técnicos como el análisis posterior de los incendios. Me permite aplicar a la formación la realidad que vivo de primera mano y transmitir la experiencia a compañeros. También tiene su dificultad, porque impartes cursos y luego coincides con los alumnos trabajando en los incendios. Eso te obliga a ser muy coherente con tus acciones. En este sentido, valoro mi trabajo.
Realizar una labor ejecutiva y de dirección me permite aplicar a la formación la realidad que vivo de primera mano y transmitir la experiencia a compañeros. Tiene su dificultad, porque luego coincides con los alumnos trabajando en los incendios. Eso te obliga a ser muy coherente con tus acciones.
¿Qué sentimiento te queda después de estos años de trabajo?
Como sentimiento personal, valoro haber tenido ese aprendizaje continuado desde distintas perspectivas, que ahora me sirve en mi trabajo de director de extinción y en las actividades del CDF.
Has pasado por muy diversos puestos en la lucha contra los incendios, ¿en qué considera que hemos conseguido avances más importantes?
Con una perspectiva de 25 años, las mejoras han sido notables. A modo de ejemplo, la puesta en marcha en el año 98 de las brigadas de investigación de causas en Castilla y León supuso un cambio significativo en la prevención. Gracias a esta labor, se ha ido reorientando la prevención hacia un enfoque más integral, aunando medidas técnicas y educativas, buscando una conciliación de intereses sobre el territorio.
En extinción ha habido muchos avances en equipamiento, organización, preparación del personal, etc. Aunque desde hace diez años, debido a la reducción de los presupuestos, se ha frenado y quedan retos importantes por delante.
La puesta en marcha en el año 98 de las brigadas de investigación de causas en Castilla y León supuso un cambio significativo en la prevención. Gracias a esta labor, se ha ido reorientando la prevención hacia un enfoque más integral, aunando medidas técnicas y educativas
¿Qué cambiarías de estos años?
Creo que, con la experiencia, hay que intentar cambiar mirando hacia adelante. Con la crisis económica hubo un recorte de inversiones muy importante en el sector. Entiendo que es una situación compleja, pero fue muy drástico en trabajos como prevención social, formación, investigación… Considero necesario volver a dar un empuje a tareas con objetivos a medio-largo plazo.
En el proceso de aprendizaje, si me gustaría haber tenido formación en habilidades sociales, sin embargo no se estudiaba. En el CDF lo incorporamos desde el principio en las actividades formativas para mandos. Los conocimientos técnicos son imprescindibles, pero en los trabajos en equipo y en ambientes de tensión, también es muy importante haber adquirido habilidades de comunicación, liderazgo, control emocional y resolución de conflictivos.
¿A qué personas te gustaría recordar?
Personas hay muchas y sería injusto mencionar unos pocos nombres. Me quedo con una sensación general de muy buen compañerismo. De los primeros años recuerdo algunos directores de extinción y compañeros en Granada de los que aprendí mucho. La experiencia de la BRIF, actuando en los incendios codo con codo con el personal de las cuadrillas, me aportó una gran experiencia. De los últimos 15 años tengo que destacar que siempre que he tenido que dirigir la extinción de un incendio, la respuesta de todo el personal ha sido excelente.
¿Qué consejos le darías a las nuevas generaciones?
Eso es complicado, porque todavía me veo con mucho recorrido, como para empezar a dar consejos.
Por intentar aportar algo, podría decir que es importante sumar esfuerzos. Por supuesto, respetando el cometido de cada uno dentro de la entidad para la que se trabaja, pero es necesario trabajar con objetivos de gestión y mensajes comunes en materia de incendios. Se conseguirían mejores resultados y algo tan importante como no generar confusión en la sociedad. No puede ir cada uno en una dirección. Con recursos limitados es imprescindible sumar.
¿Y eso quién y cómo lo hace? ¿Quién coordina esa tarea de unificar criterios y mensajes?
Me refiero más a nivel individual. Cualquiera que desarrolle un trabajo en el medio natural debería tener la información y la perspectiva de lo que sucede con los incendios en esa zona, cuál es su problemática principal y los esfuerzos que se hacen en prevención y extinción. Incorporar ese conocimiento a su trabajo y análisis sumaría esfuerzos en la misma dirección.
En el CDF, con el diseño de programas educativos, intentamos servir de referencia. Si alguien pide colaboración, hasta donde llegamos con los medios que tenemos, se le facilita, pero no podemos llegar a todos los rincones nosotros solos, es mejor sumar.
Cualquiera que desarrolle un trabajo en el medio natural debería tener la información y la perspectiva de lo que sucede con los incendios en esa zona, cuál es su problemática principal y los esfuerzos que se hacen en prevención y extinción. Incorporar ese conocimiento a su trabajo y análisis sumaría esfuerzos en la misma dirección.
Anécdotas no te faltarán
Se me ocurren dos anécdotas que en su momento me llamaron la atención.
En mi verano de estreno como técnico de guardia en León en el año 2004, el primer incendio complicado que me tocó gestionar desde el centro de coordinación fue en Molinaseca, cerca de Ponferrada. Paradójicamente, unos años antes había estado en esa misma ladera apagando un incendio con la BRIF. Hay montes, como por ejemplo el de Santa Eulalia de la Cabrera, que ya he visto arder cuatro veces. Son ciclos en la evolución del paisaje asociados al uso del fuego. Cada cuatro o cinco años el matorral está de nuevo en disposición de arder.
Al hilo de este caso, recuerdo otro incendio de alta montaña, en la Cordillera Cantábrica, de unas 500 o 600 ha, en septiembre de 2012, que fue un año también complicado. Era el segundo día de extinción y se acercó al puesto de mando un ganadero preocupado por sus ovejas que tenía en el monte. Le atendimos con toda la corrección posible y poco a poco se fue soltando. En media hora nos había organizado un plan de extinción, dónde le interesaba que se quemase, dónde iba a meter el ganado al año siguiente… En medio de la gestión del incendio, con un importante despliegue de medios, te das cuenta que antes o después van a volver a quemar.
Un ganadero preocupado por sus ovejas que tenía en el monte, en media hora nos había organizado un plan de extinción, dónde le interesaba que se quemase, dónde iba a meter el ganado al año siguiente… En medio de la gestión del incendio, te das cuenta que antes o después van a volver a quemar
El esfuerzo en extinción es necesario para minimizar el impacto de los incendios, con la prioridad absoluta de defender a las personas y las poblaciones, pero la estrategia global se debe basar en una integración equilibrada de la extinción con la prevención. Considero importante potenciar la prevención a través de la gestión forestal, facilitando la conciliación de intereses sobre el territorio. Sin embargo, esta perspectiva no se entiende bien por parte de la amplia mayoría de la sociedad, los medios de comunicación y los responsables políticos.
Isabel Poza, Juan Barroso e Ismael Muñoz