Pastores del fuego

“Empiezas a quemar por el lado más crítico, por el punto que puede ser el más peligroso en caso de un incendio, y lo vas llevando, acompañando, poco a poco, lo vas guiando por donde tú quieres. Y le miras y le dices: te conozco, sé cómo eres y cómo piensas. Tantas veces que me lo has hecho pasar mal, tantas veces que me has hecho sufrir, ahora soy yo quien te domina, quien te dirige y te llevo por donde quiero. Ahora trabajas para mi”.

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Se comienza a quemar por el punto que puede ser más conflictivo en caso de producirse un incendio. Trex Andalucía 2019. Foto I. Muñoz

Lo dice María José Gallego, técnico del INFOCA, mientras observa desde la parte más alta de la loma cómo los compañeros, antorcha en mano, dan fuego al monte, sin prisas, con suave cadencia, casi diría que con cariño, mientras otros dirigen la quema, tiran manguera por la línea de defensa que han preparado, por si acaso, y controlan la seguridad de los que participan en el ejercicio. Es una de las quemas controladas que se realizan en el TREX de Andalucía 2019, un evento internacional que reunió en Almería en noviembre a profesionales de la extinción y prevención de incendios forestales de varios países.

Los objetivos de organizar el Trex en Andalucía son varios: formar a especialistas en las distintas tareas necesarias para utilizar el fuego técnico como una herramienta de gestión; obtener la acreditación del sistema norteamericano TNC, The Nature Conservancy, al programa de formación en quemas prescritas que ha establecido la Junta de Andalucía; aumentar el conocimiento y experiencia de los técnicos del INFOCA en esta materia y la promoción del fuego técnico como herramienta de gestión forestal a nivel nacional.

El TREX Andalucía 2019 forma parte del convenio de la Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta con la ong The Nature Conservancy. Técnicos del INFOCA han recibido formación como jefe de ignición y en este Trex los evaluadores de TNC certifican el sistema de formación y calificación profesional de la Junta, lo que supone un reconocimiento internacional del Equipo Regional de Quemas de Andalucía ERQUA, una especie de sello de calidad como instructores. Esta calificación permitirá después al ERQUA formar en fuego técnico a los profesionales del INFOCA.

El plan del equipo ERQUA es formar a 600 técnicos del INFOCA en fuego técnico los próximos tres años. Han redactado la Estrategia del Fuego Controlado de Andalucía y el plan de formación, a la espera de su aprobación definitiva. En ellos se recogen la estandarización de procedimientos y los distintos niveles profesionales. Los planes, a través del CILIFO, incluyen cinco quemas prescritas en cada provincia de Andalucía durante los próximos tres años.

Un espartal abandonado

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Foto I. Muñoz

El paisaje de esta quema es un espartal en la parte más alta del monte y pino carrasco en las laderas. Se trata de un pinar de repoblación con carácter protector, hecha hace más de tres décadas por la desaparecida Confederación Hidrográfica del Sur. El monte tiene poco uso social, prácticamente no hay ganadería extensiva porque “nadie quiere trabajar de pastor con el rebaño por el monte”, comenta Rafael Yebra, director del Centro Operativo Regional de Almería, “tan solo se aprovecha algo la caza menor”.

Por la mañana, antes de salir hacia el monte, han planificado la quema, organizado a los participantes en grupos de trabajo y repartido responsabilidades como si se tratase de un incidente real. “Queremos colocar a cada participante en una situación distinta a la que vive en su trabajo habitual, que vea la extinción desde distintos ángulos y sienta un poco de incomodidad para que tenga que enfrentarse a distintos retos”, nos dice Francisco Senra jefe técnico de la Unidad de Análisis del Fuego del Plan INFOCA.

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El segundo grupo de trabajo quema de forma longitudinal. Foto I. Muñoz

Al lado de la parcela que se quema hoy hay otra que se quemó hace dos años. Una línea de vegetación marca la diferencia entre unas y otras. “la intención con este tipo de quemas es doble: por una parte, estamos haciendo un cortafuegos natural para proteger a los pinares que en caso de un incendio que venga de fuera, por otro, es una práctica para conocer al fuego, saber cómo se comporta en este terreno y estar preparado para responder”, comenta Rafael Yebra. Cada día que los profesionales de la extinción están en contacto con el fuego es un día de aprendizaje, es tiempo que se le gana al incendio que está por venir.

“Las condiciones de sequías prolongadas y de cambio climático van a ponernos en situaciones muy complicadas. No podemos seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes. Hay que estar preparados en herramientas, procedimientos y en un nuevo modo de prevención que incluya al fuego como una herramienta más”, comenta Francisco Senra.

Un cambio de paradigma, incluso para los forestales

La filosofía del fuego técnico es sencilla: los ecosistemas han estado acostumbrados al fuego desde hace miles de años. En muchos casos, ha sido el fuego quien les ha modelado hasta convertirlos en lo que son. El fuego forma parte de ese ecosistema y es lógico que ahora que el monte y el medio rural son abandonados se siga utilizando como una herramienta de gestión eficaz y eficiente. El concepto parece sencillo pero incluso dentro del propio mundo forestal requiere de una explicación, cuanto más hacia la sociedad.

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Las quemas prescritas pueden producir imágenes impactantes para una parte de la sociedad Foto I. Muñoz

“Tú pones en la misma frase las palabras fuego y monte y a muchas personas se le ponen los pelos de punta”, comenta Antonio Maldonado, técnico del INFOCA especialista en prevención y participación social. “La campaña Todos contra el fuego fue muy positiva pero hoy la sociedad urbanita y el propio monte son otros, el escenario ha cambiado y los mensajes deben hacerlo también. La mayor parte de la sociedad no sabe distinguir entre fuego bueno e incendio forestal, nos va a llevar años sacar a la gente de sus creencias y de su zona de confort”.

El fuego se ha utilizado siempre como herramienta de combate en un incendio. Hasta aquí todo el mundo de acuerdo. Lo que provoca ciertas dudas es el uso del fuego como herramienta preventiva para eliminar vegetación que puede arder con más facilidad cuando se produzca el incendio, o el fuego incluso como herramienta de conservación de hábitats. En esta última posibilidad es donde surgen más dudas para algunos profesionales.

Aránzazu Martín Moya es la Delegada Territorial de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía en Almería. Se ha acercado el lunes 25 a interesarse cómo transcurren las quemas: “el equipo ERQUA en Andalucía demostró en el Parlamento la utilidad de fuego como herramienta de gestión en los ecosistemas acostumbrados al fuego. Habrá que hacer un esfuerzo por explicarle a la sociedad en qué consiste y sus ventajas. El abandono rural y la falta de ganadería extensiva coloca en una situación comprometida a muchos terrenos frente a los grandes incendios forestales. El uso el fuego técnico puede ser una herramienta muy eficaz para gestionarlos”.

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Foto I. Muñoz

Para cambiar posibles prejuicios han invitado a asistir a Trex Andalucía desde gestores de espacios naturales protegidos, responsables de las principales organizaciones conservacionistas como SEO/BirdLife o WWF, e incluso compañeros de la propia Junta o de comunidades autónomas interesados en conocer esta herramienta.

“Llevamos décadas lanzando un mensaje equívoco sobre el fuego y los incendios forestales, nos va a llevar tiempo cambiar esa mentalidad porque la idea de que el fuego es malo se la hemos inculcado nosotros mismos desde la administración pública”, comenta Francisco Senra. Una de las últimas campañas de la Junta rezaba sobre la fotografía de un niño: “El fuego hace ceniza tus sueños”. Francisco Senra coincide con Maldonado “va a llevar su tiempo que la sociedad entienda que el fuego no solo no es malo, sino que puede ser beneficioso para el monte, que el enemigo es el incendio”.

“Deberíamos empezar a cambiar la mentalidad de los profesores en los colegios porque los niños captan el mensaje a la primera, son los mayores los que tienen hechos sus esquemas mentales y es difícil sacarlos de ahí”, comenta Antonio Maldonado, después de contar la última anécdota que le sucedió en un colegio cuando al comprobar las fichas que habían realizado los niños, una semana después de su charla diferenciando entre fuego e incendio, la profesora había preparado una única respuesta a la pregunta de “¿Cuál es el enemigo del bosque?”. La única posibilidad era responder “El fuego”.

El fuego como parte del ecosistema

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Richard Sinkovitz, instructor de TNC, trabaja en National Park Service de EE.UU.

En el Trex de Andalucía ese ha organizado ponencias de distintos profesionales que complementan la formación práctica recibida en el campo. Richard Sinkovitz, del National Park Service de Estados Unidos, explica cómo el fuego forma parte de los ecosistemas y de la gestión de los parques nacionales norteamericanos. “En 1886 la política era acabar con todos los incendios forestales. Hasta 1955 no se estudia el efecto del fuego en los parques nacionales y en 1958 se realiza la primera quema prescrita. En 1968 se establece el primer programa de quemas prescritas en el Sequoia & Kings Canyon Park”.

Sus prioridades en el uso del fuego técnico son: “restaurar el paisaje, crear comunidades adaptadas al fuego y responder al incendio”. Está tan asumido el papel del fuego como un elemento más de ecosistema que cuando se produce un incendio, “en función de cada caso, del parque nacional y de diversas circunstancias -explica Sinkovitz- se deja al fuego actuar, sin la obligación de apagarlo inmediatamente. No hay problemas de humo para la población que además acepta con bastante facilidad esta idea”.

Para Asier Larrañaga, subinspector de bomberos de los GRAF del Cuerpo de Bombers de la Generalitat, en España “estamos aún muy lejos de dejar que el fuego actúe libremente”. De cara a la sociedad, “primero hay que apagarlo, después hacer tratamiento mecánico para evitar grandes incendios y posteriormente, podremos utilizar el fuego prescrito”. Es obvio que la escala espacial con respecto a Estados Unidos es muy diferente en nuestro país, además de los condicionantes culturales e históricos.

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Asier Larrañaga subinspector de los GRAF del Cuerpo de Bomberos de Catalunya

En Cataluña, los Graf llevan veinte años utilizando el fuego como herramienta de gestión para crear puntos críticos o estratégicos de gestión. Queman alrededor de 140 hectáreas al año y casi siempre por iniciativa propia y en terreno privado. “Somos nosotros quienes identificamos necesidades y hablamos con los propietarios forestales para hacerles ver la conveniencia de utilizar el fuego técnico para trabajar estos puntos críticos”, comenta Asier Larrañaga.

Para Asier, “minimizar la vulnerabilidad del paisaje obliga a que cada uno ponga en común su trabajo de forma transversal: conservación, incendios, ganadería, gestión del territorio, etcétera”. Esa visión transversal permite la utilización del fuego en espacios naturales protegidos.

Victoria Alhama es la jefa del Servicio de Coordinación y Gestión de la Red de Espacios Naturales de Andalucía RENPA. Se ha acercado al Trex, invitada por sus compañeros de la Junta del equipo ERQUA, a comprobar de primera mano qué es eso de las quemas prescritas. Reconoce que nunca había estado antes “en un incendio forestal” al sentir de cerca el calor y oír el crepitar de las llamas. Se trata de fuego controlado de baja intensidad y confiesa que la “impresiona”. “Que el fuego técnico es beneficioso para la prevención y extinción de incendios está más que demostrado. Si, como parece, también lo es para la mejora de hábitats es algo que habrá que evaluar en cada caso. En este sentido, todo el aval científico será siempre positivo”.

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Antonio López Santalla, del Área de Defensa contra Incendios Forestales del MAPA

Reconoce Victoria Alhama su resistencia a aceptar el uso del fuego en los espacios naturales protegidos con la facilidad con la que se acepta en Estados Unidos, por ejemplo. “Lo primero que me llamó la atención fue que quisieran utilizar el fuego en un espacio natural protegido, nuestros máximos exponentes de la biodiversidad, aquellos lugares donde más esfuerzos hacemos por conservar. La sociedad no está preparada para eso porque lo desconoce, tendremos que explicárselo”.

Antonio López Santalla, del Área de Defensa contra Incendios del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, da un dato en su ponencia de la tarde que sitúa el debate en las coordenadas de la realidad: “la cuarta parte de la superficie que se quema en España al año forma parte de áreas protegidas”. En su opinión es necesario abordar dos cuestiones: “la ecología del fuego, para saber cómo afecta el uso del fuego a los ecosistemas, sin olvidar que algunos están acostumbrados al fuego desde siempre; y la sociología del fuego, porque el ser humano genera con sus actuaciones situaciones de riesgo de incendio”.

El componente sociológico de los incendios, la relación directa del ser humano con el fuego, ha sido siempre uno de los caballos de batalla de la lucha contra los incendios. Lo es cuando se utiliza el fuego de manera incontrolada, bajo la creencia de que se ha hecho siempre así y solo por el hecho de haberlo visto utilizar se tiene el conocimiento necesario para hacerlo; y lo es cuando se abandona el medio rural y se pierde el conocimiento y el manejo de las herramientas que han moldeado el paisaje, entre ellas el fuego.

“El monte lo quemábamos de jóvenes para eliminar matorral y tener pasto para el año siguiente”, le cuentan los mayores de algunas zonas de dehesa a Antonio Maldonado cuando visita sus pueblos para reunirse con distintos grupos sociales o impartir charlas de sensibilización en los colegios. “El fuego ha formado parte de la gestión del ecosistema mediterráneo desde hace miles de años. Ha sido así hasta nuestros abuelos. En dos generaciones de abandono y despoblación se ha acumulado el combustible en los montes”, comenta Maldonado.

Para Antonio López el sector de conservación y el de la lucha contra los incendios deben “buscar encuentros para discutir conceptos y hacerlos compatibles. El fuego es una herramienta que permite conservar algunos de los espacios más emblemáticos de la naturaleza, no utilizarlo podría poner en peligro algunos valores de conservación”.

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Foto I. Muñoz

Marta Miralles, subinspectora de los GRAF, comenta el procedimiento que siguen cuando hacen una quema prescrita en Cataluña: “hablamos con propietarios, alcaldes y representantes sociales para explicarles el porqué y el cómo vamos a hacer esa quema. Todos deben entender que es un beneficio social y que es necesario hacerla”. La experiencia les ha demostrado que es mejor comunicar antes que tener que hacerlo después, esto último da mucho más trabajo. “Así evitamos -comenta Asier Larrañaga– que ningún malintencionado vaya corriendo a la casa de una propietaria a decirle: ¡abuela, àvia, que els forestals l’han cremat la finca!”.

Su estrategia del uso del fuego como herramienta de gestión se basa en mirar a los incendios desde otra perspectiva: “de minimizar la superficie afectada a minimizar daños y maximizar el beneficio; de luchar contra los incendios a convivir con el fuego; de poner el foco en qué hago y cómo a ponerlo en qué puede pasar y qué voy a hacer; de la cultura de las personas y sus propiedades a la del bien común”, explicó Marta Miralles en una ponencia el séptimo Congreso Forestal Nacional.

Todos coinciden en que las quemas prescritas no son la panacea, la solución definitiva a los problemas de falta de gestión del territorio, pero sí una herramienta más que puede ayudar a prevenir y a combatir los grandes incendios, además de conservar determinados hábitats.

Precisión casi quirúrgica

Durante el Trex Andalucía cada puesto dentro del dispositivo de quema está perfectamente identificado y tiene sus cometidos y responsabilidades. El jefe de ignición dirige la quema y controla que los que llevan las antorchas quemen de la manera señalada.

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José Luis Duce, inspector y formador de quemas de TNC.

“El fuego de más o menos intensidad se consigue en función del número de antorchas que hacen la quema, del ritmo al que caminan, de la distancia entre ellos, del tipo de ignición que hacen por puntos, por fajas o longitudinal, por ejemplo, de la vegetacióndel viento que tenemos en ese momento. Son muchas variables las que hay que conocer y manejar para hacer una quema controlada, que te permita conseguir tus objetivos”, comenta José Luis Duce, instructor de quema de TNC. “No es lo mismo quemar en campo abierto que bajo arbolado con ramas bajas, quemar matorral de baja altura que restos de ramas de distintos grosores. Por otro lado, el fuego no deja de sorprenderte y se comporta a veces de forma inexplicable hasta que no lo analizas detenidamente”.

Marta Miralles incide en lo mismo, “hay quemas en espacios abiertos que son bastante más complicadas de controlar que las que se hacen bajo arbolado y con sotobosque de un metro y medio”. Para Marta “el técnico de ignición, los que llevan la antorcha, son fundamentales porque de su pericia y de que sigan perfectamente las indicaciones del jefe de quema depende una parte importante del éxito o fracaso de la quema. Deben tener precisión casi quirúrgica”.

Duce organiza al grupo que lleva las antorchas. Van a dos metros de distancia por detrás unos de otros y con un metro de separación a su izquierda. Caminan de forma escalonada a lo largo de la parcela que queman y cuando consiguen mantener ritmo y distancia el fuego se anima y quema rápidamente la vegetación que se pretende eliminar. “Ahora se está haciendo bien, mira cómo corre el fuego ladera arriba”, comenta Duce mientras observa atento todo lo que sucede y da alguna indicación para que se mantenga el ritmo y la forma de la quema.

En el Trex huele a humo y a pasión por el fuego; por descubrir sus secretos; por saber cómo piensa y por qué se comporta como lo hace; por convertirlo en un aliado para ganarle la partida cuando se descontrole y se transforme en un incendio; pasión por pisar el monte cada día y sentir la satisfacción y el orgullo por cada batalla ganada. Da igual de dónde vengan, su idioma, el uniforme que vistan o el color de su casco, todos están enganchados a su trabajo, quieren aprender, mejorar cada día y preguntan y escuchan las indicaciones de los instructores casi como si fuese ley. Se empapan de la experiencia de los más veteranos. Saben que son unos privilegiados, han sido los elegidos entre 172 candidatos y han ido hasta Almería a aprovechar cada detalle del Trex.

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Foto I. Muñoz

En el monte, se vive con intensidad cada instante de la práctica. En ocasiones, hasta se corrigen unos a otros cuando, antorcha en mano, caminan de una punta a otra de la parcela dejando un reguero de pequeñas llamas. “Que tienes que estar dos metros por detrás de mi y un metro por debajo, ¿qué haces?”, le espeta Miguel, uno de los participantes del Trex a un compañero de ignición. El monte no es una carretera asfaltada y seguir el ritmo y la dirección perfecta no es tan sencillo. Al instante, Miguel se disculpa por si “ha sonado muy fuerte” y el compañero le quita importancia porque los dos viven con la misma intensidad su aprendizaje.
Todos están pendientes de todo, aunque cada uno tiene su cometido perfectamente delimitado en el brifieng de cada día.
Todos los días es un día de formación”, repite José Luis Duce. “El monte y el uso del fuego es una oportunidad para aprender sobre liderazgo, ecología, gestión de grupos y gestión del fuego. Esta es la filosofía Trex”.

Después, en el análisis de la quema, en el mismo monte, formando un círculo, Richard Sinkovitz, que también es instructor de quema de TNC, les repite el procedimiento de análisis y analizan detenidamente cada parte de él: “¿qué objetivos teníamos con la quema, ¿qué hemos hecho? y ¿qué podemos mejorar para la próxima vez?”. Y alguien les recuerda la máxima: “no señalamos a nadie pero sí decimos todo lo que creemos que no ha estado bien hecho y decimos porqué”. Parece una terapia de grupo.
Tarda unos segundos en hablar el primero pero después casi todos se animan. Ningún detalle se queda sin comentar e incluso algunos sacan una pequeña libreta y toman notas.

Más tarde, durante la cena, a Manuel Páez, jefe de Servicio de Planificación, Áreas Protegidas y Defensa del Medio Natural de la Región de Murcia, que asiste al TREX como observador, le brota una reflexión después de ver una dura y larga jornada de trabajo de los participantes, viendo cómo se relaciona gente de distintos dispositivos, comparten experiencias y anécdotas y sus conversaciones circulan todas alrededor del fuego y de su trabajo: “probablemente no haya habido nunca en España en incendios un potencial humano y profesional tan fuerte como el que hay ahora por actitud, vocación, ganas de aprender, conocimiento y preparación. Estamos al frente de profesionales que, en algunos casos, son una referencia en su especialidad”.

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Foto I. Muñoz