Gilberto Cabezas, bombero forestal, premio Batefuegos de Imagen 2019

“Lo vi como si saliese del infierno y no lo pensé, saqué el móvil y disparé”

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Esta fotografía fue tomada al lado de la base BRIF de Ruente en Cantabria, en uno de los episodios de viento sur que sufre dicha comunidad durante el invierno. El fuego saltó uno de los caminos. Foto Gilberto Cabezas

Eran los primeros días del mes de marzo. En Cantabria, llevaban varios episodios de viento Sur y ese día, en el monte Ucieda, al lado de la base de Ruente, justo antes de cerrar los medios aéreos, una columna de humo asoma a poca distancia. “Tardamos dos minutos en llegar en coche y el fuego ya había tomado una fuerza considerable. Sin medios aéreos, hicimos un ataque directo, con batefuegos y mochilas, hasta que llegó una autobomba del Gobierno de Cantabria y trabajamos juntos. Después flanqueamos el incendio entre ambas brigadas y nos hicimos con él”.

El escenario es habitual en esa época del año en la cornisa Cantábrica, sopla el viento del Sur, que es mucho más cálido y seca la vegetación, y crea las condiciones idóneas para quemar. La fotografía ganadora del Batefuegos de Imagen 2019 es bastante impactante para cualquier persona que no esté acostumbrada a ver ese tipo de imágenes o no haya acudido a incendios forestales. Muestra a una persona, en este caso uno de los técnicos de la base, que parece rodeado por las llamas. “Fue un instante, lo vi como si saliese del infierno y no lo pensé, saqué el móvil, que llevaba en un bolsillo delantero del EPI, y disparé, casi sin enfocar. Duró todo unos segundos”.

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Gilberto Cabezas y Eduardo Serrano, autores de las fotografías premiadas en Batefuego Oro 2019

En contra de lo que puede parecer no se trata de una fotografía peligrosa porque el equipo, la brigada, estaba a una distancia prudencial del fuego. “Se trataba de una zona segura, si problemas. Normalmente cuando hay foto es porque estamos en zona tranquila. Si estás en medio de una zona complicada, trabajando, no hay fotos, estás a lo que estás, no tienes tiempo de sacar el móvil”, cuenta Gilberto.

Momentos antes la Brif de Ruente había parado unos minutos “a beber agua y a recuperar oxígeno, habíamos estado trabajando con los batefuegos y el técnico se acercó a comprobar si el fuego había sobrepasado el camino para establecer una nueva táctica”. A quien se ve es al técnico de la brigada que volvía de comprobar cómo las llamas habían sobrepasado el camino y había que cambiar de posición de ataque. “Nos reposicionamos para atacarlo por el flanco izquierdo y controlarlo”.

Para Gilberto la fotografía tiene un enorme valor de comunicación. “Aunque esa imagen no supuso ningún peligro para nosotros, sí que puede ayudar a mostrar a la sociedad que nuestro trabajo es una actividad de riesgo. Permite mostrar algo que, de otra manera, difícilmente se va a ver porque hasta allí no llegan cámaras ni fotógrafos. Además, esa imagen muestra que lo hicimos correctamente desde el punto de vista de la seguridad, estábamos en un flanco, fuera de lo que conocemos como zona del hombre muerto (delante del avance de las llamas y con vegetación entre el fuego y las personas). Alguien con menos experiencia puede vivir una situación de bastante riesgo si se coloca en esa zona”.

Su fotografía fue elegida, precisamente, por lo impactante que es y por su capacidad para mostrar lo que pueden vivir en muchos incendios los dispositivos de incendios.