La nube radiactiva que deja el incendio de Chernóbil es de baja intensidad en Europa

Los incendios forestales que se desataron a principios de abril en esa región ucraniana hicieron temer lo peor cuando se aproximaron a un kilómetro de la central nuclear: el suelo, aún contaminado, podría emitir una nube radiactiva tras el paso de las llamas. Las primeras mediciones en la zona de exclusión daban una radioactividad 16 veces superior a lo permitido. Las mediciones oficiales realizadas en suelo francés califican la radioactividad de insignificante. Todavía no se han extinguido todos los incendios, aunque los nuevos focos se localizan a unos cien kilómetros de Chernóbil. En Europa siguen las mediciones.

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Incendio en la zona de exclusión de Chernóbil

A pocos días de que se cumpla un nuevo aniversario de la mayor catástrofe nuclear en suelo europeo, que comenzó el 26 de abril de 1986, en el reactor 4 de la central de Chernóbil, en Ucrania, se ha desatado en la zona una ola de incendios forestales que aún no han podido ser del todo extinguidos. La preocupación de las autoridades ucranianas y el seguimiento que se está haciendo desde otros países de Europa Occidental se debe al riesgo de que el humo de esos incendios, que se adentraron en la zona de exclusión de la averiada central atómica, pueda desplazar nubes de radiactividad hacia el suroeste continental. Por ahora, las mediciones oficiales hechas fuera de Ucrania y, al menos, a su paso por territorio francés, indican que los “rastros de radiactividad son insignificantes”, según asegura Olivier Saunier, ingeniero del Institut de Radioprotection et de la Sûreté Nucléaire IRSN (Instituto de Radioprotección y Seguridad Nuclear de Francia), a Osbodigital.

Si esta nube radiactiva de baja intensidad –como hasta ahora la definen los expertos– constituye o no una amenaza para ciertas regiones europeas y del norte de África no se sabe a ciencia cierta, ya que los incendios parecían mitigados hacia mediados de la semana pasada, pero siguen activos en torno a la capital ucraniana de Kiev, a unos cien kilómetros de las instalaciones de la usina, según han constatado los científicos. “Siempre existe el riesgo potencial, porque hay mucho desconocimiento y enorme incertidumbre sobre la cantidad de material radiactivo que hay allí almacenado. A priori, el fuego no ha alcanzado ningún depósito, pero desde el exterior de Ucrania no sabemos dónde están exactamente localizados los almacenes”, nos explica Saunier, responsable de la modelización de la dispersión atmosférica del instituto francés, en diálogo telefónico.

Demasiado cerca de los reactores

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Medición de la radiactividad en la zona del incendio cerca de la central de Chernóbil

El incendio había comenzado en los primeros días de abril y, en diez días (del 3 al 13, aproximadamente), había avanzado hasta llegar a un kilómetro de los reactores y a tan solo dos kilómetros del almacén de residuos nucleares. Un tiempo excepcionalmente seco propició su propagación rápida en una superficie de más de tres mil hectáreas, hasta alcanzar la ciudad fantasma de Prípiat, en la que alguna vez vivieron los trabajadores de la central y que fue evacuada completamente tras el accidente nuclear que dejó unas 35 mil muertes ligadas directamente a las consecuencias de la explosión nuclear.

El 5 de abril, el jefe del Servicio de Inspección Ecológica del Gobierno ucraniano, Yegor Firsov, informaba a los ciudadanos de las “malas noticias”, ya que los niveles de radiación estaban 16 veces por encima de los niveles aceptables para la salud y mostraba, en una foto, un contador Geiger con una lectura de 2.3 microSieverts por hora.

En los días siguientes, varios centenares de bomberos, aviones y helicópteros consiguieron mitigar las llamas. Y el 14 de abril, el propio Firsov daba gracias a la lluvia, también a través de su cuenta de Facebook. Sin embargo, sobre finales de la semana pasada, los vientos reactivaron las llamas y el humo volvió a aproximarse a Kiev, por lo que las autoridades pidieron a la población evitar el aire libre y cerrar las ventanas, aunque asegurando que la situación estaba controlada. El ingeniero Saunier confirma que todavía se constatan fuegos activos: “Nos basamos en imágenes satelitales y hay algunos focos que persisten, a unos cien kilómetros de la central. Son menos importantes que los de la semana pasada y están más atenuados, pero son visibles. No sabemos todavía el nivel de radiactividad del aire en la zona”.

¿Hasta dónde puede llegar la nube radiactiva?

Olivier Saunier es el responsable de los mapas de modelización de la dispersión de las masas de aire y humo de los incendios forestales en torno de la central de Chernobyl que el IRSN francés difundió el 17 de abril. La simulación se va elaborando en base a la hipótesis de que las emanaciones radiactivas promedio de un determinado lapso de tiempo se comporten de la misma manera en los días siguientes. De hecho, la que hoy está disponible llega hasta el 20 de abril, pero la institución oficial francesa tiene previsto lanzar otra modelización actualizada, con los datos de esta semana (incluidas las mediciones de la radiactividad del aire), a principios de la próxima.
El ingeniero aclara que para confeccionar este tipo de mapas aplican un modelo físico del desplazamiento de la radiactividad en el aire, que se basa en las condiciones meteorológicas (dirección y fuerza del viento, entre otras), y la estimación matemática de las emisiones de Césium 137 liberadas a la atmósfera. “Con el cálculo de esos factores, simulamos la trayectoria de las masas de aire contaminadas”, agrega.

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Modelización la dispersión de las masas de aire y humo provenientes de los incendios forestales en torno de la central de Chernóbil, hecha por el Institut de Radioprotection et de la Sûreté Nucléaire IRSN francés (actualizado al 17 de abril). La simulación se hizo en base a la hipótesis de que las emanaciones radiactivas promedio que se produjeron entre el 3 y el 12 de abril, continuaran de la misma manera entre el 14 y el 20 de abril

El origen de las llamas

Las autoridades ucranianas han admitido el aumento de partículas de Cesio 137 en el aire, en el área de la capital, pero especificando que los niveles de radiación estaban dentro de los límites normales y que no requerían medidas de protección adicionales. El experto francés consultado sostiene que hay zonas de Ucrania con suelos tan contaminados aún por el accidente de 1986 que la radiactividad que agrega la atmósfera, como consecuencia de los incendios, de momento reviste menos importancia, porque “el nivel de peligrosidad tiene que ver con la radiactividad presente en el suelo y en el material acumulado en depósitos de la zona de exclusión”. El desconocimiento de la zona de almacenamiento es lo que siembra la duda en los especialistas.

En su última aparición en redes sociales, el domingo pasado, el responsable ucraniano Yegor Firsov tranquilizaba a la población: “La situación está controlada, créanme; no estaría en silencio si hubiera algo catastrófico (…) El principal problema fue que, como resultado de un fuerte viento (hasta 25 m/s), se ha producido una rápida propagación de las llamas hacia lugares inaccesibles, con gran acumulación de vegetación y bosques (…) Por eso quiero advertir a aquellos que aún no se han dado cuenta de que la quema de pastos es muy peligrosa (…) Los chistes han terminado, tienes que ser responsable de tus acciones”. Y es que, según informan medios ucranianos, ya se ha detenido a un sospechoso por ser responsable del inicio del fuego, mientras el Parlamento –en sesión de urgencia– acaba de aprobar medidas punitivas más severas para los causantes de los incendios.

Analía Iglesias
@analiaigles