Greenpeace publica “Comunicar incendios”, una guía para los periodistas que informan sobre incendios forestales
Los incendios ya no se apagan solo en el medio natural, se combaten también en las redes sociales, en los medios de comunicación, en la opinión pública. De ahí que el papel de los periodistas tenga cada día más relevancia en la percepción social del fuego y de los incendios; en percepción de la gestión de la emergencia y del trabajo de los dispositivos de extinción; del papel de los bosques y la gestión sostenible ante el gran reto del cambio climático. Por ello, Greenpeace ha elaborado una guía dirigida a periodistas con reflexiones y recomendaciones para que ayuden a prevenir incendios y mitigar “los impactos de la crisis climática”.
“Los incendios no son solo un suceso, tal y como se presentan en numerosas ocasiones en los medios, no se pueden observar sin analizar el contexto en el que se producen: cambio climático, abandono rural y falta de gestión forestal”. Este primer mensaje de Mónica Parrilla, responsable de incendios en Greenpeace, ha sido el punto de partida coincidente de los otros dos participantes que la han acompañado en el encuentro con la prensa: Oriol Vilalta, de la Fundación Pau Costa e Ismael Muñoz de Osbodigital.
Mónica Parrilla ha resaltado la importancia de los medios de comunicación en la prevención de los incendios, con informaciones que incidan en “las causas de ignición y en las causas de propagación como son: el abandono rural y la falta de gestión forestal que acumula combustible; el cambio climático y sus efectos de sequía y vulnerabilidad de los bosques. Tenemos un polvorín en el que hemos insertado casas lo cual va a hacer más complicada aún la tarea de la extinción”. Greenpeace elaboró para la campaña pasada una herramienta digital «Calculadora de riesgo», que permite a cualquier ciudadano medir el riesgo que asume con una vivienda en zona de interfaz urbano-forestal, en función de las medidas de autoprotección que tome.
Oriol Vilalta ha señalado la importancia de la colaboración entre periodistas y dispositivos de extinción, “el mundo de la lucha contra los incendios necesita a los periodistas para hacer llegar a la sociedad la nueva cultura del fuego. Necesitamos cambiar la mentalidad de «Todos contra el fuego», tan efectiva en otra época, por otra en la que la sociedad vuelva a convivir con el fuego. Necesitamos una nueva cultura del fuego para comunidades activas, con conciencia de riesgo que potencien la autoprotección”.
Para que ese mensaje llegue a la sociedad es precisa una sinergia de intereses y ha reconocido Oriol que “la capacidad de los técnicos para enviar los mensajes adecuados que toda la sociedad pueda comprender”.
“Incendios va a haber siempre, no podemos pensar en eliminarlos completamente, forman parte del ecosistema mediterráneo. Necesitamos fuego de baja intensidad que nos ayude a evitar los grandes incendios o de alta intensidad”, ha añadido Mónica.
Para Ismael Muñoz los medios de comunicación y los gestores de la emergencia deben colaborar durante la misma. “Los medios de comunicación deben ser aliados de la gestión de la emergencia, no de la gestión política, pero sí de la gestión de la emergencia. El problema de la interfaz urbano-forestal es el mejor ejemplo, va a haber confinamientos y evacuaciones y es imprescindible que los medios transmitan a la sociedad los mensajes de utilidad pública que permitan salvar vidas y bienes siguiendo las indicaciones de los responsables de la emergencia”.
Una guía para huir de tópicos y lugares comunes
Greenpeace ha elaborado esta guía para periodistas con la intención de que su cobertura sobre los incendios forestales “ayude a concienciar a la población de que son un problema social y ambiental que se ha convertido ya, y cada vez lo será más debido al cambio climático, en un problema de seguridad nacional para las personas y nuestro medioambiente”.
La guía recoge los resultados de diferentes estudios sobre el tratamiento informativo de los incendios forestales en los medios de comunicación y ha extraído varias conclusiones:
• Tratamiento de suceso, sin análisis en profundidad
• Estacionalidad. El 80% de las noticias de incendios se dan en el periodo estival, cuando el resto del año determina lo que pase en verano
• Falta de fuentes expertas y variadas, priorizando las gubernamentales
• Foco en la preocupación presente y en las consecuencias inmediatas, sin análisis pedagógico a medio/largo plazo sobre las causas
• Sensacionalismo y tendencia al alarmismo
• Confusión en la terminología y en conceptos relacionados con fuego, extinción, etc.
• Politización del enfoque en relación a la asignación de recursos y responsabilidades, frente a las causas y problemas que han llevado a la situación.
En su análisis de estas informaciones ha recogido una importante cantidad de tópicos y lugares comunes que se repiten en las informaciones sobre incendios. Frente a ellos ha señalado la explicación o información y datos que los desmienten. Entre los más destacados se encuentran:
– Los incendios son “terrorismo ambiental” o una “trama organizada para incendiar”, cuando una oleada de grandes incendios no tiene una explicación inmediata. Incluso la Fiscalía “no encontró tramas criminales ni terroristas ni en 2006, después de la oleada incendiaria que calcinó 80.000 hectáreas en 12 días”.
– la intención de quemar para “recalificar los terrenos quemados”, cuando eso está prohibido por ley;
– la petición de “aumentar las penas a los incendiarios”, como solución fácil o como si no tuviesen ya castigo de hasta 20 años de prisión;
– “Los que queman el monte son pirómanos” cuando se trata de un patología que es la causa del 9,79 % de los incendios;
– “Los incendios ocurren porque los pinos y los eucaliptos son muy inflamables”, cuando es obvio que “el eucalipto o el pino no explican la geografía del fuego ni su virulencia”;
– “los incendios forestales son un problema del medio rural” como si sus efectos no fuesen una grave consecuencia para toda la sociedad y, además, afecta a segundas residencias y urbanizaciones “Es imprescindible que la población asuma el riesgo de incendios forestal y adapte sus viviendas en el monte (interfaz urbano-forestal) cumpliendo una serie de directrices para prepararse ante riesgo de incendios forestales”.
– “la culpa de los incendios es que los montes están sucios” cuando no se trata de un problema de limpieza, sino de “la reducción de la densidad del arbolado, el matorral o el pasto en determinados lugares para evitar el exceso y la continuidad del combustible”.
– “Se necesitan más medios para la extinción” cuando, en opinión de Greenpeace, “si bien es necesario presupuesto para extinción y que los operativos tengan condiciones laborales dignas, es aún más fundamental que exista un presupuesto ambicioso en prevención para que no se produzcan”.
– “Los incendios se apagan en invierno”, expresión que quiere incidir en la necesidad de aumentar la inversión en prevención frente a la inversión en extinción. “Los incendios se apagan cuando se producen, es decir, durante todo el año. Cada vez más, los incendios forestales son un problema que afecta durante gran parte del año y en todos los territorios”.
Frente a los tópicos, Greenpeace invita a informarse adecuadamente en las fuentes especializadas, “para asegurar una narrativa adecuada y con diferentes enfoques: administración, operativo en terreno, sector forestal, tercer sector… y sus distintas demandas” y conocer las fuentes oficiales y sus herramientas de seguimiento y estadísticas. Invita también a hacer una información que vaya más allá de la crisis, cuando los focos han pasado y el bosque quemado ha dejado de ser noticia.
Para Mónica Parrilla “necesitamos que toda la sociedad, también los medios, sumen su grano de arena contra la emergencia climática. Tienen, y van a tener, un papel fundamental ante un escenario de incendios de alta intensidad, punta de iceberg de la emergencia climática. Es fundamental conocer la problemática de los incendios y huir de lugares comunes que nos alejan de los verdaderos debates y retos”, que en su opinión son: combatir los cambios de paisaje por el éxodo rural; revertir el abandono de los recursos forestales; la falta de gestión forestal; abordar las políticas de supresión del fuego; gestionar el aumento de la interfaz urbano-forestal y el cambio climático y sus efectos sobre los incendios forestales.
Agregaría que las instituciones con competencia en prevención y extinción cuenten con gabinetes de comunicación profesionales que generen acciones formativas e informativas y apliquen criterio periodístico y de servicio público a todas esas acciones, como una agencia de noticias propia adaptada a una institución.
Y, por supuesto, que sea parte de la gestión antes, durante y después de los incendios con charlas a los medios de comunicación -sobre el tratamiento, las causas, su responsabilidad social y penal…-, formando portavoces técnicos y poniéndolos ante los micrófonos, distribuyendo glosarios de términos para evitar esas confusiones, que dé explicaciones a cada medio si fuera necesario.
Es lo que hemos hecho en Gran Canaria en los últimos años hasta llegar a los incendios del último verano con un resultado que supuso casi un fenómeno social en el que la población comprendió la situación, confió en el operativo y agradeció la información dispensada. Parte del resultado se debió a las acciones de formación y pedagogía emprendidas varios años atrás, y a que siempre implicamos a la población. Nada es posible sin ella, y aún así nos queda mucho por hacer.
La población es parte del operativo y se gestiona con la comunicación. A mi juicio, es clave contar con un gabinete de comunicación profesional que genere todas las acciones necesarias para lograr los objetivos que mencionan.
Totalmente de acuerdo Fátima, de hecho fue la última recomendación que hicimos a los periodistas: la necesidad de que demanden información de las administraciones públicas sobre la gestión forestal, la prevención de los incendios y la gestión de la emergencia. Información técnica, más allá de las lecturas políticas.