Fortalecer el medio rural la mejor herramienta para luchar contra los incendios

Greenpeace ha hecho público hoy su informe «Proteger el medio rural es protegernos del fuego». El título lo dice casi todo, el abandono rural y la falta de gestión del territorio que supone, unido a las condiciones del cambio climático, favorece los grandes incendios forestales. La propuesta del grupo ecologista es fortalecer el medio rural para fijar personas al territorio; abordar la emergencia climática reduciendo las emisiones; mejorar la gestión forestal e invertir para la creación de comunidades resilientes que participen en las decisiones que afectan a su territorio.

informe-greenpeace-proteger-rural-incendios-osbo“El abandono de tierras de cultivo y la falta de gestión de masas forestales, ha derivado en un paisaje altamente inflamable. Si ese paisaje no lo gestionamos, lo hará el fuego de manera devastadora”, ha comentado Mónica Parrilla, responsable de la campaña de incendios de Greenpeace.

Da el dato Greenpeace de que desde 1962 hasta 2019 se han abandonado casi 4 millones de hectáreas de tierras de cultivo en España, lo que se ha provocado un aumento de superficie forestal. Pero esa superficie forestal, en contra de lo que muchos argumentarios conservacionistas señalaban hace años, necesita de gestión. El abandono rural, la falta de personas en el territorio que lo aprovechen y lo vivan, ha creado un paisaje más uniforme, más propenso a la propagación del incendio y menos resistente a las condiciones más exigentes que provoca el cambio climático.

Señala Greenpeace que “no hablamos de bosques sino de una masa forestal continuada, abandonada y vulnerable. Y da el dato de que más del 81 % de la superficie forestal en España no tienen un instrumento de ordenación forestal.

Para Greenpeace los incendios forestales son “un problema de seguridad nacional”. Reducir la vulnerabilidad de los bosques obliga a “reducir los factores de riesgo que son, a su juicio, de dos tipos: de ignición y de propagación.

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La ganadería extensiva es una de las propuestas de actividad económica que genera paisaje mosaico y previene incendios forestales. Foto Greenpeace.

Para reducir el riesgo de ignición el informe recuerda la estadística oficial que señala que el 95 % de los incendios son causados por el ser humano. Bien sea por negligencias, o con la intencionalidad de utilizar el fuego para fines agrícolas y producción de pasto principalmente, Greenpeace señala que “en un contexto de emergencia climática, es fundamental buscar alternativas al uso del fuego como herramienta de gestión de los ecosistemas. No se puede quemar como se hacía antes”. Propugna integrar a la población rural en procesos participativos que ayuden a percibir el riesgo.

Para el riesgo de propagación, el informe de Greenpeace señala que “no se pueden modificar otros factores que explican el comportamiento del fuego como son la meteorología o la topografía, pero sí se puede y se debe gestionar el territorio como una de las pocas ventajas estratégicas para prevenir grandes incendios catastróficos”.

Incide Mónica Parrilla en que “para conseguir un paisaje resiliente ante grandes incendios forestales, se necesita dinamizar el medio rural, de manera que fije las personas en el territorio. Un paisaje en mosaico agroforestal, vivo, con actividades vinculadas a un sector primario altamente arraigado al territorio, es un paisaje más resiliente a los grandes incendios forestales, al cambio climático y también a la pérdida de biodiversidad”,.

“No se puede proteger la biodiversidad sin sus habitantes”

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La gestión forestal con actividades como el aprovechamiento de resina y de biomasa son fundamentales para fijar población al territorio y prevenir los grandes incendios. Foto Greenpeace

Según los datos de Greenpeace, de los años 60 del siglo XX hasta 2019 la población ocupada en el sector primario se ha reducido un 82%, pasando del 36,3% en 1964 al 3,98%. Denuncia cómo se han triplicado las explotaciones ganaderas industriales con respecto a entonces y, sin embargo, se ha reducido a menos del 10 % las explotaciones ganaderas. Para Greenpeace la política de desarrollo rural “está vaciando los pueblos y los convierte en fábricas de producción insostenible”.

Mónica insiste en que “cuidar los pueblos es cuidar nuestros montes y cuidar de las ciudades. El medio rural necesita y puede ofrecer soluciones ambiental, social y económicamente sostenibles que necesitamos. Representa una oportunidad ante la emergencia climática y debemos alejarnos de la visión urbano-céntrica que entiende lo rural como algo ajeno y lejano. Consumir productos sostenibles implica reconectar con nuestros pueblos, asegurar la gestión de nuestros bosques y reducir la vulnerabilidad ante los incendios forestales”.

Frente al despoblamiento y para crear poblaciones capaces de permanecer en el territorio, Greenpeace propone invertir “en cinco tipos de capital: social, físico, humano, natural y financiero”.

Propone el informe abandonar las visiones estancas entre lo rural y lo urbano y hace suyos unos principios largamente demandados por el sector forestal frente al conservacionismo más extremo: “no se puede proteger la biodiversidad sin sus habitantes. No se puede diseñar la política rural desde una perspectiva urbanocéntrica. No se puede actuar ante la emergencia climática sin mirar al 70% del territorio. El desarrollo rural y la protección del territorio debe llevarse a cabo con la participación activa de personas que habitan el mundo rural. Una perspectiva integradora para el desarrollo rural requiere de acuerdos amplios que incorporen a la población rural, su problemática y sus necesidades en las inversiones”.

“no se puede proteger la biodiversidad sin sus habitantes. No se puede diseñar la política rural desde una perspectiva urbanocéntrica. No se puede actuar ante la emergencia climática sin mirar al 70% del territorio. El desarrollo rural y la protección del territorio debe llevarse a cabo con la participación activa de personas que habitan el mundo rural. Una perspectiva integradora para el desarrollo rural requiere de acuerdos amplios que incorporen a la población rural, su problemática y sus necesidades en las inversiones”.

Declarar “sector esencial” al sector primario sostenible

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Aprovechamiento de biomasa como prevención de incendios, fines energéticos y gestión sostenible de los montes

El informe de Greenpeace recoge ejemplos, con nombres y apellidos, de personas que con sus actividades económicas y profesionales en las zonas rurales ayudan a crear comunidad y un paisaje diverso y más resistente a los grandes incendios. Entre las actividades que previenen los grandes incendios señala la agroecología, la ganadería extensiva, el aprovechamiento de la biomasa, el resinado, el aprovechamiento del corcho y la micología.

El enfoque del informe sobre el problema de los incendios forestales es una visión más amplia que relaciona emergencia climática, abandono rural y falta de gestión. Así que las soluciones o demandas de Greenpeace se centran en estos tres ámbitos, conscientes de que actuar en una sola de las tres patas del taburete va a dejarlo cojo.

En el caso de la despoblación rural propone “priorizar recursos económicos destinados a la creación de empleo y calidad de vida en el medio rural”, como, por ejemplo, inversiones públicas, bonificaciones fiscales y de Seguridad Social. Más concretamente, señala “invertir en emprendimiento ecológico como nicho de empleo” e impulsar activamente la Ley de Titularidad Compartida con el fin de que las mujeres sean cotitulares en las explotaciones agrarias.

Solicita que se declare al sector primario sostenible como “un sector esencial para la sociedad”. Concretamente demanda aumentar la inversión y recursos para la planificación forestal, la gestión forestal, la prevención y extinción de incendios, “potenciando el sector forestal como un sector estratégico”. Y solicita “priorizar dentro del modelo español de consumo público y privado los productos forestales, agrícolas y ganaderos locales y respetuosos con el medioambiente”.

Cree necesario “concretar una estrategia nacional para la gestión de las masas forestales teniendo en cuenta el contexto climático”; exigir la redacción y dotación presupuestaria de planes de ordenación; la promoción de actividades económicas que impliquen gestión del territorio como micología o resinación; el uso de quemas prescritas para la regeneración de pastos y una planificación urbanística condicionada por el riesgo de incendio forestal.

En el apartado de la reducción de la vulnerabilidad de la población y del riesgo de ignición, Greenpeace propone la elaboración de programas formativos, de sensibilización y de educación ambiental que permitan una mayor autoprotección y la reducción de las negligencias por el mal uso del fuego.