La gestión sostenible de los montes españoles costaría 986.407.469 € al año

La inversión necesaria para realizar la gestión sostenible de los bosques arbolados españoles es de 986.407.469 € al año, según el estudio «Estimación del coste de las inversiones necesarias para la ejecución de la gestión forestal sostenible en España«, de la asociación Distrito Forestal. A esta cantidad han llegado los autores del trabajo después de sumar: la inversión necesaria para ordenar todos los montes y de dotarles de un plan de gestión; la inversión en la selvicultura necesaria para su mantenimiento y la inversión en desbroce de matorral para minimizar el riesgo de grandes incendios.
Sus autores proponen que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico incluya esta partida en los Presupuestos Generales del Estado y dote a las comunidades autónomas, en función de sus necesidades, para que ejecuten este presupuesto en gestión forestal sostenible. Esta inversión anual generaría 35.000 puestos de trabajo directos.

estudio-inversiones-gestion-forestal-osboEl estudio se centra en “las inversiones necesarias para la regeneración y aclareo de los montes con especies de crecimiento lento”, al tratarse de “operaciones que carecen de rentabilidad económica” y excluye del cálculo a la gestión de las especies de crecimiento rápido, cuya principal finalidad es la producción de madera, al entender que ya tienen rentabilidad económica, y si no la tienen carecen de sentido.

También se han quedado fuera de este cálculo las inversiones necesarias en el mantenimiento de infraestructuras, las nuevas reforestaciones, las de extinción de incendios forestales y las de sanidad forestal.

Las tres partidas que han contemplado son:

1º. inversión necesaria para la ordenación sostenible de los montes arbolados de España;
2º. las inversiones necesarias para la gestión forestal sostenible. Contiene las inversiones en Montes de Utilidad Pública y las subvenciones para la gestión en montes privados;
3º. las inversiones necesarias en desbroces de matorral. Contiene la inversión imprescindible en tratamiento de matorral para prevención de incendios.

Su cálculo está desglosado por comunidades autónomas, lo cual permite conocer cuál sería la inversión mínima necesaria en cada comunidad.

“Se trata de un cálculo conservador, no hemos querido que nos acusasen de excesivamente pedigüeños. Sin embargo, consideramos que es una cantidad suficiente para lograr la gestión sostenible de estos millones de hectáreas”, comenta José Miguel Sierra, uno de los autores del estudio junto con Gregorio Montero y Miguel Cabrera Bonet, todos ingenieros de montes.

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Foto I. Muñoz

Haciéndose eco de diversos estudios de empleo en el sector forestal, adoptan la cifra más conservadora de capacidad generadora de empleo. “Se generan aproximadamente 35 empleos directos anuales por cada millón de euros invertido”. Así, la inversión de mil millones de euros, generaría 35.000 empleos directos, preferentemente en las zonas de montaña, lo que le convierte a esta inversión en “una de las mejores herramientas que posee el Estado para combatir la despoblación y la recuperación verde post-covid, reduciría notablemente el riesgo de grandes incendios forestales y mejoraría la adaptación de nuestros bosques al cambio climático para poder sobrevivir”, comenta José Miguel Sierra.

La intención del trabajo es reflejar una cifra orientativa

El trabajo no pretende ser un estudio exhaustivo de todos y cada uno de los costes y variables que hay que observar para dar una cifra definitiva. Pero sí pretende “poner encima de la mesa una cifra orientativa que sirva para responder a una sola pregunta ¿Cuánto dinero se necesita invertir en España, como mínimo, para realizar una gestión forestal sostenible de los montes arbolados?”

Para calcular los costes de la gestión forestal sostenible, los autores atienden a los documentos que marcan la política forestal española: la Ley de Montes de 2003, y su posterior modificación de 2006, y el Plan Forestal Español.

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Foto Eural

La Ley de Montes asume como principio inspirador la “necesaria adaptación de los montes al cambio climático, fomentando una gestión encaminada a la resiliencia y resistencia de los montes”. Y el Plan Forestal Español reconoce la necesidad de actuar de forma prioritaria sobre al menos 1.344.000 ha (875.000 en la España mediterránea y el resto, 469.000 en la vertiente atlántica). Y cita las especies sobre las que actuar de manera primordial: Quercus ilex, Pinus sylvestris, Pinus nigra, Pinus halepensis,Quercus pyrenaica y Quercus faginea. A esto hay que añadir los tratamientos selvícolas contra incendios “que deben aplicarse cada 5 o 6 años sobre una superficie aproximada de 2 millones de hectáreas”.

Sin embargo, estos compromisos del PFE no se cumplen. La crisis económica que estalló en 2008 ha dejado la inversión en selvicultura en mínimos históricos. Según los datos de Distrito Forestal, en 2009 las administraciones públicas invirtieron 1.742 millones de euros en materia forestal. De ellos, 783,9 se destinaron a extinción de incendios y el resto, 958,1 millones, se invirtieron en todas las demás actuaciones que se pueden desarrollar en los terrenos forestales: “mantenimiento de infraestructuras, ordenación de montes, repoblaciones forestales, caza y pesca, especies protegidas, espacios naturales protegidos, control de plagas y enfermedades forestales y, también, en selvicultura”.

Nueve años después, en 2018 se invirtieron 604,8 millones en los dispositivos de extinción de incendios y 340,2 millones para el resto de actuaciones. “Como hay actividades que no se pueden abandonar, como el mantenimiento de infraestructuras, han provocado la casi anulación de trabajos en selvicultura”, señala en su informe Distrito Forestal.

Ordenar los montes españoles costaría 30.832.000 €/año

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Foto I. Muñoz

La propuesta de Distrito Forestal es que todo monte arbolado con una superficie superior a 25 hectáreas dispusiera de un plan técnico de gestión y que todo el que tenga más de 125 ha disponga de un plan de ordenación.

El proyecto de aplicación de un proyecto de ordenación de un monte hasta su revisión oscila entre los 10 y los 20 años, siendo el periodo más habitual el de 10 años en pinares y alargándose en las frondosas. Han adoptado los 12 años como valor medio de revisión de estos planes de ordenación y han marcado ese mismo periodo como el tiempo necesario para que todos los montes de España estén ordenados. Es decir, su propuesta es ordenar toda la superficie forestal en doce años.

Aunque el precio de ordenación por hectárea varía notablemente en función del tipo de monte, la superficie a ordenar y otras variables, han tomado como valor medio 24 €/ha. Se quedan fuera de este cálculo de ordenación todos los eucaliptares, los montes de pino radiata y las choperas, al entender que ese coste debe estar asumido como una inversión “ya que estas masas forestales han de ser rentables, si no carecerían de sentido”.

Entienden los autores del estudio que, la gestión forestal en las masas de crecimiento lento “la Administración Pública tiene la obligación de realizarla en los montes públicos y, como en los montes privados no resulta rentable para sus propietarios, también debería la Administración realizar o subvencionar su ejecución”.

Por ejemplo, en el caso de Andalucía:

A) Superficie forestal arbolada total de crecimiento lento 1.589.000 ha
B) Superficie a ordenar anualmente (Sup. Arbolada total/12) 122.417 ha
C) Inversión anual en ordenación de montes: 122.417 ha x 24€ 3.178.000 €

En el caso de Aragón:

A) Superficie forestal arbolada total de crecimiento lento 1.451.000 ha
B) Superficie a ordenar anualmente (Sup. Arbolada total/12) 120.917 ha
C) Inversión anual en ordenación de montes: 120.917 ha x 24€ 2.902.000 €

Esta misma operación se realiza con todas las comunidades autónomas y la cantidad anual que debe invertirse en ordenación de montes es de 30.832.000 €.

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Inversión anual para la ordenación de los montes de especies de crecimiento lento. Fuente Distrito Forestal

 

551 millones de € la inversión selvícola imprescindible en los montes arbolados

restos-tratamientos-selvícolas-castilla-leónDe mantenimiento, así califican en el estudio a la selvicultura: el mantenimiento necesario para conservar en buen estado los montes. Para hacer el cálculo del coste de ese mantenimiento han partido de una posición desde la que evaluar. Han decidido que “no existe el atraso selvícola”, es decir que ese mantenimiento se viene realizando todos los años y no es necesario un esfuerzo inversor mayor para recuperar el atraso acumulado en la gestión de los montes. Han adoptado la postura de que “hay una estructura de matorrales en los montes desarbolados que solo exige su mantenimiento”, sin pensar en ningún otro tipo de propuesta u objetivo con esa superficie. Parten también de la decisión de que “todas las claras en los montes arbolados, con la excepción del pino carrasco, son rentables”; y que no hay un envejecimiento de las masas, por ejemplo en la dehesa, “que nos exija calcular una mayor intervención en la regeneración de los montes”.

Las dos principales razones para hacer este “mantenimiento” de los bosques se llaman incendios forestales y cambio climático. Periodos de sequía más prolongados, temperaturas medias más altas, precipitaciones más escasas y procesos meteorológicos más extremos están afectando a los bosques. Identifican una excesiva densidad del arbolado, unida a una presencia de matorrales que compiten por los recursos, «debilita al arbolado”. Estas densidades y estructuras homogéneas favorecen la propagación de enfermedades, plagas y grandes incendios.

La propuesta es reducir esa competencia entre especies y reducir la densidad del arbolado para “mejorar su vigor”; realizar desbroces “en ayuda a la regeneración” y clareos en el arbolado joven “que mantengan al bosque en una densidad adecuada para que los árboles vegeten bien y sean capaces de resistir sequías y golpes de calor, así como plagas y enfermedades”, además de disminuir la intensidad del fuego en caso de incendio forestal.

“La justificación para que esta inversión la ejecute la Administración es que las primeras actuaciones de desbroce y clareo no tienen rentabilidad económica pero son imprescindibles para conservar en buen estado las masas forestales, así que son de interés general”, comenta José Miguel. “De nada sirve tener un plan de ordenación si después no se ponen los medios económicos necesarios para ejecutarlo”.

En el cálculo, de nuevo se excluyen las masas de crecimiento rápido y se tienen en cuenta solo “el coste de aquellas intervenciones que, en principio no sean ni rentables ni autofinanciables”, es decir se excluyen el coste de las claras y de la corta final, “con la excepción de la primera clara en el pino carrasco”. Los valores medios de intervención se han calculado teniendo en cuenta variables como la especie, las condiciones en las que vive, las pendientes y accesibilidad. Han calculado las inversiones necesarias por especie y año, por ejemplo:

Abeto (Abies alba)
Turno: 140 años
Ayuda a la regeneración: 4.000 €/ha
Primer clareo, desbroce y poda: 2.000 €/ha
Inversión imprescindible anual por ha a lo largo del turno…… 42,86 €/ha

Pino negro (Pinus uncinata)
Turno: 150 años
Ayuda a la regeneración: 7.000 €/ha
Cerramientos para la regeneración: 180 €/ha
Primer clareo, desbroce y poda: 3.000 €/ha
Primera clara: 1.500 €/ha
Inversión imprescindible anual por ha a lo largo del turno…… 41,20 €/ha

Y así para el resto de las siguientes especies: Abies alba, Pinus uncinata, Pino sylvestris, Pinus nigra, Pinus pinaster, Pinus canariensis, Pinus halepensis, Pinus pinea, Juniperus thurifera, Fagus sylvatica, Castenea sativa, robles (Q. robur y Q. petrea) en monte alto dehesas de Quercus, fresno, etc. Masa de Quercus ilex, Q. humilis, Q. pyrenaica no adehesadas.

Una vez calculado este coste para cada especie se calcula el que tendría en cada comunidad autónoma, en función de la superficie que dispongan de cada una de estas especies. Así, por ejemplo, en Castilla y León la inversión necesaria sería:

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Y en Cataluña, por ejemplo, sería:

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Una vez hecho el cálculo con todas las comunidades autónomas, el cuadro final de la inversión necesaria para el tratamiento selvícola de los montes arbolados sería:

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Inversión en montes desarbolados

brezo-matorral-osboConsideran los autores del estudio que es necesario actuar en los montes desarbolados con tres finalidades:

– Para ayudar al arbolado en baja densidad
– Para romper la continuidad de una masa muy extensa de matorral denso, con la intención de reducir el riesgo de grandes incendios
– Para abrir el matorral para la ganadería extensiva o el tránsito por los montes.

Consideran prescindible hacerlo sobre extensiones de matorral poco denso que no dificulte la ganadería extensiva, ni la regeneración del arbolado, ni suponga un riesgo evidente de incendio. “Por supuesto que no nos referimos al caso de matorral en cumbres de montaña, ni en aquellos parajes semidesertificados en los que es la única vegetación posible y rala de por sí, sino a matorrales de jarales, brezales y tojares que ocupan superficies continuas considerables”.

Sus cálculos son con desbroce mecanizado parcial, bajo la premisa de la necesidad de desbroce anual en la cornisa Cantábrica y entre 15 y 20 años en el resto de España. Señalan el caso particular de Andalucía, con densas superficies de jarales que suelen recuperarse en poco tiempo. Así, proponen un desbroce anual con los porcentajes de superficie siguientes:

– Cornisa Cantábrica: 3 % anual
– Andalucía y Castilla y León: 2% anual
– Resto de España 1% anual

El coste medio asumido es de 2.500 €/ha “aunque los costes son muy variables y pueden llegar hasta los 5.000 €/ha en caso de un desbroce completo”.

Por comunidades autónomas el resultado del cálculo de la inversión necesaria en desbroces es:

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Considera el estudio que esta sería la cantidad mínima a desbrozar con los objetivos señalados al principio. En cualquier caso, consideran obligatorio que “al menos debería hacerse la décima parte para la prevención de la propagación de incendios forestales”. Es decir, entienden obligatoria una inversión de 40.391.200 €/año en desbroce de matorral con la intención de evitar la propagación de incendios forestales.

En resumen, si se tienen en cuenta las inversiones necesarias para la ordenación de los montes, las actuaciones selvícolas en montes públicos y privados de especies de crecimiento lento, y el desbroce del matorral, la inversión anual necesaria para realizar la gestión forestal sostenible es de 986.407.469 €/año, desglosado por comunidades autónomas de la siguiente manera:

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Coste total mínimo de la Gestión Forestal Sostenible por Comunidades Autónomas. Fuente Distrito Forestal

 

El documento está en el Congreso de los Diputados

congreso-diputados-osboEl 23 de junio el documento llegó al Congreso de los Diputados. Lo han recibido los secretarios de todos los grupos parlamentarios para que se lo hagan llegar a todos los partidos políticos. “Nuestra intención es ir a explicárselo a todos los diputados que estén interesados. El documento es oportuno ahora que tanto se habla de la necesidad de creación de empleo en la llamada España vaciada y, muy especialmente, en la recuperación verde tras a pandemia por covid-19. Se buscan ideas para invertir en la economía verde y esta es una buena idea que generará empleo y permitirá la gestión ordenada de los montes, imprescindible para su sostenibilidad”, comenta José Miguel.

La propuesta de Distrito Forestal es que, vía PGE, el Ministerio incluya una partida de 1.000 millones de euros anuales para la gestión forestal sostenible, “del mismo modo que existe una partida presupuestaria anual para la contratación de medios de extinción como apoyo a las comunidades autónomas”.

En estos momentos, se revisa la Estrategia Forestal Europea que deberá estar lista para 2021, además de discutirse los presupuestos para el próximo periodo de la Política Agrícola Comunitaria PAC. Creen los autores del estudio que ha llegado el momento de plantear a la UE “la necesidad de una cofinanciación de las inversiones en gestión forestal sostenible, pero que, de no lograrse dicha cofinanciación, el Estado no puede obviar la imprescindible necesidad de estas inversiones”.

El documento va a ser enviado a responsables públicos de las distintas administraciones con competencias en esta materia, desde el Ministerio a las comunidades autónomas; colegios profesionales, asociaciones y líderes de opinión.

Reconocen los autores del estudio que el régimen de propiedad de los montes es una dificultad para ejecutar algunas acciones, pero “ante los efectos del cambio climático y la amenaza constante de los grandes incendios forestales, cada vez más probables y peligrosos, no puede seguir utilizándose como excusa para mirar hacia otro lado mientras se degradan tantos montes por invasión de matorral, por envejecimiento o por falta de clareos”, comenta José Miguel Sierra.

Aunque la gestión del territorio corresponde a las comunidades autónomas, consideran los autores del estudio que la Administración General del Estado disponga de una partida específica para este cometido “permitiría negociar financiaciones fuera del MITECORD, por ejemplo con la Unión Europea o con otros ministerios al ser un plan generador de empleo”.

Espera José Miguel Sierra que el documento “va a tener una buena acogida porque es un buen punto de partida. Ahora podrán afinarse más los presupuestos, pero ya tenemos un primer cálculo de lo que costaría la gestión forestal sostenible en España si queremos hacerla”.