Una combinación de agricultura y gestión forestal podría permitir reducir un 50 % la superficie quemada en la frontera hispano-portuguesa
La combinación de agricultura de «alto valor natural», que busque crear territorios mosaico, y de una gestión forestal que permita territorios más resistentes al fuego, beneficia la biodiversidad, aumenta el secuestro de carbono y podría permitir reducir un 50 % el área quemada de la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés (Portugal y España) entre el período 2030-2050.

Reserva Biosfera Gerês-Xurés
Estos datos son el resultado del estudio liderado por la Universidad de Santiago de Compostela y el Centro de investigación CIBIO/InBIO de la Universidad de Oporto, que cuenta con la participación del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Catalunya (CTFC) y el CREAF y ha sido publicado en la revista Ecosystem Services.
Se trata de un complejo modelo de cálculo a través de un programa informático con el que los investigadores observan la dinámica del paisaje a escala global. Recogen datos sobre el régimen de incendios, la serie histórica desde los años ochenta del siglo XX hasta 2010, “los terrenos quemados, la incidencia de incendios en una misa zona, la evolución de la vegetación postincendio, y también se incluyen los datos de cambio de uso del territorio y la ordenación forestal”, comenta Núria Aquilué, investigadora del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña y autora del estudio. Además, introducen datos sobre la evolución de la biodiversidad, de 116 especies animales, y la fijación de carbono.
“Todos los datos que recogemos se georeferencian y se muestran sobre mapas. El programa matemático que hemos creado los relaciona y nos permite entender y ver la evolución de lo que sucedió en todo este tiempo. Una vez que el modelo ha mostrado que es capaz de mostrar lo sucedido, le preguntamos sobre lo que puede venir en función de una serie de variables y con cuatro escenarios diferentes principales”, comenta Adrián Regos, de la Universidad de Santiago de Compostela y coautor principal de la investigación.
Los cuatro escenarios son:
– bussines as usual, es decir, dejarlo todo como está, sin gestionar,
– expansión de tierras de cultivo de alto valor natural High Nature Value (HNVf),
– manejo forestal Fire Smart (“paisajes menos inflamables, con especies que quemen más lento, con menos densidad de vegetación, más heterogéneos y, en definitiva, más resistentes al fuego”, comenta Silvana Pais, del Centro de investigación CIBIO/InBIO de la Universidad de Porto),
– HNVf más Fire Smart, es decir, agricultura de alto valor natural más manejo forestal frente al incendio.
Los resultados señalan que si no se hace ningún tipo de gestión o cambio de uso se puede producir un incremento de los incendios en un 25 %, precisamente por los cambios de paisaje que se dan por el abandono. Por el contrario, “si aplicamos medidas de cambio de uso para construir un paisaje mosaico con terrenos agrícolas se produce una reducción de superficie quemada. Cuando sumamos el escenario de agricultura de HNV con el de gestión forestal Fire Smart el programa informático indica que se puede producir una reducción de los incendios y de la superficie quemada hasta de un 50 % en el período 2030-2050”, comenta Adrián Regos.
Considera Regos que, aunque hay condiciones muy similares en buena parte de las zonas de montaña de España, los resultados exactos de su estudio “no son extrapolables a todo el territorio. Podría serlo a nivel general el escenario del aumento de las zonas agrícolas, como creador de espacios abiertos, pero no son extrapolables los datos a un territorio con más masa forestal que la estudiada”.
La región objeto de investigación es la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés (Galicia). Se trata de una zona donde el 60 % del territorio está ocupada por matorral. El estudio no se ha planteado un cambio a gran escala del paisaje, sino sobre lo que ya existe, y teniendo en cuenta las posibilidades de variables que permite el modelo matemático creado, le han preguntado sobre un posible cambio de especie en las zonas arboladas, pero no sobre su gestión y el cambio de estructura vegetal que proporcionaría esa gestión.
“Es evidente que si producimos un cambio global del paisaje los resultados hubiesen sido otros. No hemos introducido la variable de la gestión forestal en la zona arbolada al no disponer de información sobre su estructura. Le preguntamos solo qué sucedería si cambiábamos la especie de pino y algo de eucalipto por roble autóctono”. Para Adrián Regos “la gestión forestal es fundamental pero no es una variable introducida en nuestro modelo matemático, trabajamos a escala de composición del paisaje”.
Tras analizar todos los datos recogidos, observan que el escenario de gestión forestal Fire Smart no tenía efectos significativos mayores sobre los incendios forestales que la introducción de agricultura HNV, pero sí lo tenía sobre la variable de la fijación de carbono; mientras que el escenario de agricultura HNV tenía beneficios mayores sobre la biodiversidad. “La suma de los dos es el mejor escenario global”, concluye Regos.
Los autores han investigado otros escenarios intermedios entre estos cuatro principales para observar cómo evoluciona el paisaje, los incendios forestales, la biodiversidad y la capacidad de fijación de carbono. “la complejidad del estudio es su concepción holística. Relacionamos todas estas variables con la intención de disponer de información que nos permita tomar la mejor decisión posible en función de todas ellas. Se trata de una visión preventiva e integradora del territorio con políticas que fomenten la creación de paisajes resistentes al fuego, pero que al mismo tiempo aseguren un aprovechamiento sostenible de los recursos y la conservación de la biodiversidad asociada, lo que se conoce como una solución basada en la naturaleza”, añade el investigador gallego.
Para Adrián Regos, “el fuego es un proceso ecológico. Lo que hay que hacer es evitar que la dinámica de los incendios se descontrole. Suprimir todos los incendios es un error, hay que ir hacia una supresión estratégica, de ahí la importancia de enfoques globales que tengan también en cuenta la biodiversidad o la fijación de carbono”. En esta dirección numerosos estudios han demostrado la importancia de disponer de información sobre fijación de carbono, biodiversidad, o combustibilidad de la vegetación, por ejemplo, como factores a tener en cuenta en la estrategia de extinción.
Este estudio ha sido desarrollado gracias a FirESmart, un proyecto de investigación que busca soluciones sostenibles que se maximicen los beneficios entre la prevención de incendios y los servicios de los ecosistemas. En él participan diversos institutos y centros de investigación de Portugal y España (CIBIO/InBIO, proMetheus, CTFC, CREAF, Universidad de Santiago de Compostela, Universidad de York, CITAB, CIMO y CSIC), y está financiado por la FCT (Fundação para a Ciência e a Tecnologia – Portugal).