Asturias renueva su Estrategia de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales EPLIFA y la presupuesta en 60 millones de €
La Estrategia (EPLIFA) prevé invertir 60 millones en los próximos cinco años. El documento hace un análisis de situación de los incendios forestales en Asturias y desarrolla una estrategia de acción que se concreta en los programas, líneas, medidas y acciones para el período comprendido entre 2020 y 2025. Marca las prioridades, el calendario para su aplicación y los objetivos e indicadores de control. Ha sido elaborada por el Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (INDUROT) de la Universidad de Oviedo, tras encargo del Gobierno del Principado de Asturias. La participación social y un enfoque global de los incendios, desde las causas y motivaciones que están detrás hasta las posibles soluciones, es el planteamiento global de la Estrategia.
La EPLIFA se estructura en cuatro niveles jerarquizados: Programas, que se estructuran en Líneas, en las que se definen Actuaciones que, a su vez, contienen Acciones a desarrollar.
1º Programas
2º Líneas
3º Medidas
4º Acciones
Sus objetivos estratégicos son:
1. Desarrollar y actualizar el marco normativo y de planificación que favorezca una regulación y ordenación del territorio coherente con la amenaza que suponen los incendios forestales.
2. Adaptar las estructuras administrativas y operativas a las necesidades de una política eficaz de prevención y defensa contra los incendios forestales.
3. Promover una prevención orientada a la reducción de igniciones y al apoyo de oportunidades estratégicas de extinción.
4. Consolidar la capacidad de respuesta ante las emergencias provocadas por los incendios forestales.
5. Socializar el problema de los incendios forestales y la búsqueda de soluciones favoreciendo la implicación y la participación de grupos sociales.
6. Incrementar la resiliencia de la sociedad y del territorio asturiano, mediante acciones de concienciación y preparación ante el riesgo, y de recuperación y regeneración de los terrenos incendiados.
7. Avanzar en el conocimiento de los incendios forestales y sus efectos en Asturias desde todas las perspectivas.
8. Mejorar la coordinación interadministrativa y el intercambio de información.
“Se trata de un documento técnico, realizado como si se tratase de un trabajo de investigación. Hemos hecho un gran estudio y análisis de lo que se ha hecho en otras comunidades autónomas, de las circunstancias y características socioeconómicas y casuísticas de los incendios en Asturias para proponer unas líneas estratégicas que el Gobierno de Asturias ha cuantificado y deberá desarrollar a partir de ahora”, comenta Arturo Colina, de INDUROT y coordinador del trabajo.
Casi 60 millones de euros
El presupuesto que necesita Asturias para desarrollar políticas de prevención y lucha contra incendios forestales es de 60 millones de euros durante cinco años, según el Gobierno de Asturias tras recibir el documento técnico realizado por INDUROT. Lo que se va a ejecutar es una incógnita.
El primer mensaje que lanza el texto de la EPLIFA es que el presupuesto no está comprometido: “considerando la fuerte incertidumbre presupuestaria que se plantea para los próximos años, las cuantías asignadas han de entenderse como una aproximación y el cumplimiento de la estimación del gasto contemplado, lógicamente, ha de estar sujeto a la disponibilidad presupuestaria”.
Con este planteamiento, EPLIFA establece cinco programas en los que se engloban las líneas de trabajo concretas:
1. Desarrollo normativo y planificación. 1.960.000 €
2. Coordinación, mejora del conocimiento y capacitación. 910.000 €
3. Sensibilización, comunicación y participación. 1.730.000 €
4. Prevención y regeneración. 35.195.000 €
5. Extinción y preparación. 19.700.000 €
Arturo Colina señala que “es un presupuesto de mínimos en un documento flexible. Es decir, se trata de un documento estratégico que marca las líneas a seguir. El modo en el que se ejecute puede variar, esa es una responsabilidad del Gobierno de Asturias y dependerá de la disposición de presupuesto, de la participación o no de entidades privadas, o de cómo avance el desarrollo de la propia estrategia, en función de los resultados de las diferentes medidas”.
Iñaki Aranzeta coordinador de la asociación Proyecto Roble, que desarrolla distintas acciones de conciliación de intereses, investigación, sensibilización e información sobre incendios forestales, considera que “sesenta millones de euros son una cantidad muy importante, pero habrá que ver si realmente se va a invertir todo y no queda solo en un anuncio que sirva para titulares en prensa. Y, en segundo lugar, si no se ejecutase todo ese presupuesto, al menos que se priorice en aquellas actuaciones que son realmente imprescindibles, como buscar un nuevo modelo de aprovechamiento de las 300.000 hectáreas de matorral que hay en Asturias y que es el territorio donde se producen casi todos los incendios por conflictos sociales e intereses ganaderos”.
Para David Barraso, decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales en Asturias, “una mayor inversión en prevención y en personal es siempre positivo, aunque no se trata solo de invertir más, sino de optimizar los recursos de que se dispone. Si tuviéramos que cubrir las necesidades mínimas nos parece que daría muy buenos resultados apostar por los planes de autoprotección, un aumento de personal forestal en determinadas comarcas y una reproducción del Plan 42 de Castilla y León adaptado a las características de Asturias, es decir una apuesta por la prevención con un tratamiento diferente según la comarca de que se trate, la conciliación de intereses y medidas de desarrollo rural mediante la gestión forestal”.
Arturo Colina considera que “el problema de los incendios no se soluciona tirando solo de una cuerda. Es importante que se desarrollen todas las medidas contempladas aunque sea a distinta velocidad. Una medida imprescindible es la creación del Comité de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales porque será el encargado de hacer el seguimiento del cumplimiento de la EPLIFA y de analizar sus resultados”.
“El problema de los incendios no se soluciona tirando solo de una cuerda. Es importante que se desarrollen todas las medidas contempladas aunque sea a distinta velocidad. Una medida imprescindible es la creación del Comité de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales porque será el encargado de hacer el seguimiento del cumplimiento de la EPLIFA y de analizar sus resultados». Arturo Colina
DESARROLLO NORMATIVO Y PLANIFICACIÓN (1.960.000 €)
Reconoce la EPLIFA la carencia de normativa específica sobre incendios forestales en Asturias, así como de la planificación adecuada, como son las ordenaciones de montes, para la prevención y preparación de la lucha contra los incendios. “La falta de desarrollo reglamentario de la Ley 3/2004, de montes y ordenación forestal, genera un vacío que se intenta cubrir recurriendo a instrumentos de rango inferior, como ordenes e instrucciones, en los que se abordan aspectos puntuales y que, en muchos casos, están dando lugar a cierta inseguridad jurídica que es necesario solucionar”.
Considera imprescindible dotarse de instrumentos jurídicos que establezcan “de forma precisa los deberes y responsabilidades de los distintos agentes públicos y privados” y que además sirvan para “dar amparo legal a la ejecución de las actuaciones de defensa contra los incendios forestales”.
Así, considera necesario desarrollar una normativa que facilite la integración de la prevención de incendios en la ordenación del territorio y la urbanística regional. Se trata de promover “una planificación en cascada, principalmente en los ámbitos de la ordenación forestal y de protección civil:
– Normativa básica sobre prevención y defensa contra los incendios forestales.
– Revisión de la declaración de las Zonas de Alto Riesgo.
– Revisión de las Instrucciones de ordenación de montes.
Ordenación de montes
“El desarrollo de la ordenación de montes ha sido muy limitado en Asturias” afirma la EPLIFA, a pesar de ser “una herramienta fundamental” para el desarrollo de la gestión del territorio, desde los aprovechamientos a la conservación de sus valores y servicios ambientales. Asegura que, en materia de incendios forestales, la ordenación de montes constituye el elemento básico en la prevención.
Para el Gobierno de Asturias los planes ordenación de montes deben ser las herramientas que favorezcan una “prevención anticipada”, puesto que permitirán la elaboración de proyectos integrales en los que se contemplen todos los usos del monte, “redactados con el consenso y el acuerdo de los propietarios-usufructuarios, eliminando así factores de riesgo e integrando a la población local en el proyecto”.
“Es fundamental que estas ordenaciones contemplen todos los usos del territorio, no solo el aprovechamiento de madera. Y debe ser muy participativa socialmente, hecha de abajo hacia arriba”, comenta Arturo Colina.
Así lo recoge la EPLIFA que considera “imprescindible abandonar la actual dualidad entre la ordenación de las superficies arboladas y las destinadas a acoger usos ganaderos, de forma que los instrumentos de gestión y ordenación forestal se conviertan en herramientas integrales de ordenación del monte”.
“La ordenación de montes y los planes técnicos son herramientas necesarias que facilitan la gestión del territorio. Esta es la cuestión, la necesidad de gestionar el territorio, de poner los fondos necesarios que permitan usos y actuaciones que eviten situaciones de riesgo, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y la permanencia de la población rural en el territorio”, asegura David Barraso.

Iniciativa de pastoreo con ganador menor desarrollada por el Proyecto Roble. Foto Proyecto Roble
Iñaki Aranzeta señala uno de los principales problemas a su juicio: “hay que dar un nuevo uso a la biomasa que se produce en las zonas de matorral. Desbrozarla cada dos años no es asumible económicamente y, aunque tuviéramos dinero, en una economía verde no podemos asumir como solución la emisión de CO2 por el uso de hidrocarburos en el desbroce. Tenemos que reducir la carga de combustible a través de ganado menor, principalmente cabra que más del 50 % de su consumo es leñoso. Pero hay que hacerlo atractivo y rentable mediante el pago por servicios ambientales, no es una subvención es un pago por un servicio. Es dinero público, sí, pero será siempre menor que lo que nos gastamos en extinción”.
En el Proyecto Roble han puesto en marcha una iniciativa, de acuerdo con ganaderos, para comprobar el uso de ganadería menor como herramienta de gestión de la vegetación, el número de cabezas necesario, el manejo de estos rebaños, su rentabilidad económica y el uso de nuevas tecnologías para reducir el trabajo y garantizar la seguridad del ganado.
«La cuestión es la necesidad de gestionar el territorio, de poner los fondos necesarios que permitan usos y actuaciones que eviten situaciones de riesgo, el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales y la permanencia de la población rural en el territorio”. David Barraso
Zonas de alto riesgo
Considera imprescindible la estrategia “abordar con urgencia la elaboración de los Planes de Defensa de las Zonas de Alto Riesgo (ZAR) de Asturias”, para poder cumplir con el artículo 62 de la Ley 3/2004, de montes y ordenación forestal. Recomienda que en la elaboración de los planes “se prioricen los concejos del occidente interior en los que confluyen un alto riesgo para las zonas del interfaz y una alta probabilidad de ocurrencia de grandes incendios forestales”.
Aunque los planes son de ámbito municipal, recomienda también que se realicen simultáneamente para el conjunto de municipios de una comarca forestal, “garantizando así cierta coherencia espacial en los análisis y propuestas y facilitando su integración posterior en los planes comarcales”.
Nueva normativa en interfaz
El texto de la ELPIFA considera urgente la aprobación de una normativa regional que aborde específicamente el riesgo de incendio forestal en las zonas de interfaz, que regule los usos y establezca “los deberes y obligaciones” de los particulares y de las administraciones “definiendo con claridad las cuestiones de responsabilidad y subsidiariedad en la ejecución de las acciones preventivas de autoprotección”. Es una constante en la mayor parte del país la duda de quién es la responsabilidad de la ejecución de determinados aspectos de la autoprotección, lo que dificulta en ocasiones que puedan ponerse en marcha estos planes.
Reconoce la estrategia que “el riesgo en las zonas de interfaz es un problema que supera el ámbito de la normativa forestal y entronca directamente con los de la regulación urbanística y la protección civil”. De ahí que considere “imprescindible” que las normativas urbanísticas municipales establezcan las obligaciones para el mantenimiento de los terrenos de titularidad privada con el fin de “limitar el riesgo en la zona de interfaz”. Es decir, que la planificación urbanística incluya como un elemento más el riesgo de incendio forestal cuando se trate de interfaz urbano-forestal.
“Esta nueva normativa es fundamental porque puede solucionar muchos problemas de prevención y autoprotección y porque después condiciona a los dispositivos de extinción. Podrán añadírsele otros aspectos más concretos relacionados con los incendios, pero una nueva normativa sobre interfaz es básica”, comenta Arturo Colina.
“El riesgo en las zonas de interfaz es un problema que supera el ámbito de la normativa forestal y entronca directamente con los de la regulación urbanística y la protección civil. Esta nueva normativa es fundamental porque puede solucionar muchos problemas de prevención y autoprotección y porque después condiciona a los dispositivos de extinción”. Arturo Colina
PROGRAMA DE COORDINACIÓN, MEJORA DEL CONOCIMIENTO Y CAPACITACIÓN (910.000 €)

La formación y las lecciones aprendidas son herramientas básicas para el desempeño de una eficaz y segura tarea de extinción Foto ATBRIF
Reconoce la EPLIFA que es “imprescindible reforzar la coordinación dentro de la Administración autonómica, principalmente entre los departamentos de prevención y extinción, pero también con los responsables de otras políticas como las de desarrollo rural o protección de los recursos naturales, así como con otras administraciones y agentes”.
La prevención es responsabilidad del Servicio de Montes y la extinción recae en el Servicio de Emergencias del Principado de Asturias SEPA.
Para mejorar esta coordinación propone dos acciones:
– Impulso del Grupo de Trabajo sobre Incendios Forestales.
– Creación del Comité de Prevención y Lucha contra Incendios Forestales. Estará formado por técnicos de la Dirección General de Infraestructuras Rurales y Montes, la Dirección General del Medio Natural y Planificación Rural y el SEPA.
Las funciones del CPLIF serán las de realizar un análisis de la evolución de la situación, establecer criterios generales y consensuados de actuación, priorizar acciones, proponer mejoras en la coordinación interadministrativa, impulsar la elaboración de informes técnicos sobre lecciones aprendidas y desarrollar tareas de seguimiento, evaluación y revisión de la estrategia.
Mejora de la información de los partes de incendios
Reconoce la EPLIFA el valor de los partes de incendio y la investigación de causas como una fuente valiosa de información para la prevención de incendios, “son la base sobre la que se sustenta la estadística de incendios y que permitirá, tras su análisis, establecer políticas de prevención”.
Pero identifica algunas diferencias en el tratamiento informativo entre los partes de incendios y la posterior investigación de causas porque propone establecer “protocolos que permitan una mayor objetivación y unificación de criterios en la asignación de causas supuestas, la determinación y valoración de daños económicos y ambientales y la localización de los incendios”. Para ello, propone la elaboración de una guía técnica que favorezca la homogeneización de los criterios utilizados por los bomberos y la Guardería del Medio Natural.
Mejora del análisis de los factores sociales y económicos

Inmediaciones del parque nacional de Picos de Europa en Cabrales. Foto I. Muñoz
Conscientes de que la investigación de causas ha dado un paso más allá del conocimiento de las causas de ignición, EPLIFA plantea esta medida para “profundizar en el conocimiento científico de las causas y motivaciones de los incendios forestales analizadas por las brigadas de investigación de incendios BRIPA en sus informes”.
Reconoce el texto de la EPLIFA que “muchos” de los incendios en Asturias tienen detrás “causas sociológicas complejas, por lo que es necesario profundizar en el análisis de la antropología del mundo rural y del factor sociológico de los incendios”. Reconoce el análisis que “los problemas sociales subyacentes pueden ser diferentes según las zonas del territorio”, en función del componente demográfico, de las prácticas ganaderas, la situación jurídica de los montes y de la propiedad, la sensibilidad ambiental, e “incluso en la aceptación de los incendios”.
“Los ojos de los investigadores de IIFF ven muchas cosas más allá de áreas y puntos de inicio, son muchas las miradas desde donde se pueden observar situaciones relevantes para una gestión integral de los IIFF”, nos comentaba en una entrevista Javier Jiménez Caballero de Rodas, investigador de causas de incendios en el Principado.
Entiende la EPLIFA que es necesario “profundizar en el conocimiento de las distintas percepciones de la población local y de los distintos colectivos sobre el fuego y los incendios”, para lo que propone “la elaboración de uno o varios estudios” que se analicen las variables sociales, demográficas y económicas. La intención es poder establecer “actuaciones de prevención, sensibilización y concienciación adaptadas a las particularidades socioeconómicas y sociológicas de cada zona del territorio”, en particular en aquellas con mayor recurrencia.
Esta es una línea de trabajo apuntada por las BRIPA, que les ha permitido comprobar matices en las motivaciones que están detrás de algunos de los códigos que clasifican los incendios, como por ejemplo los “intereses ganaderos”, tal y como apuntaba Javier Jiménez: “el uso y abuso de esta motivación está generando cierta confusión. Ese tipo de incendios existieron y existen. El problema aparece cuando estamos utilizando ese código para codificar IIFF que no han sido provocados ni por pastores, ni por ganaderos y tampoco han surgido en terrenos con vocación de pasto. Y no se trata de casos excepcionales, al contrario, se trata más bien de la “norma”.
Se refería Javier a lo que denomina “ganaderos de fin de semana”, personas que tienen ganado, pero que no son ganaderos y nunca lo han sido y que se encuentran jubilados de otra actividad distinta a la agraria.

La despoblación rural provoca el abandono del territorio que un día se aprovechó y gestionó. Es una de los problemas de fondo de los grandes incendios forestales. Foto I. Muñoz
Coincide Iñaki Aranzeta en que “el colectivo ganadero es muy heterogéneo, hay mucha tipología y muy pocos de ellos se dedican exclusivamente a la ganadería porque no es rentable y tampoco hemos sido capaces, como sociedad, de crear modelos de aprovechamientos comunales, que podrían favorecer otro modelo de gestión”.
David Barraso define señala un problema mayor. “Se ve bien socialmente que se queme. Se abandona el monte, solo se trabajan las zonas más próximas a los pueblos y se pierden pastos por no aprovecharlos, es más sencillo quemarlos. Esta es una salida para muchos paisanos para recuperar pastos que se come el matorral. No pueden trabajarlos por falta de medios y el recurso más sencillo es el fuego”.
Iñaki corrobora el comentario de David, “tenemos la cultura del fuego muy metida dentro y en una o dos generaciones no vamos a cambiar de mentalidad. Para cambiar inercias y conciliar intereses es necesario la participación de expertos negociadores, profesionales especializados en sicología social”.
“Se ve bien socialmente que se queme. Se abandona el monte, solo se trabajan las zonas más próximas a los pueblos y se pierden pastos por no aprovecharlos, es más sencillo quemarlos. Esta es una salida para muchos paisanos para recuperar pastos que se come el matorral. No pueden trabajarlos por falta de medios y el recurso más sencillo es el fuego”. David Barroso
Para Arturo Colina “el cajón de los incendios por intereses ganaderos es muy grande, hay muchos matices y circunstancias ahí dentro y otras causas ajenas a los intereses ganaderos. Hay incendios en lugares con una pendiente tan grande en la que nunca pastó un solo animal, y se queman. La situación del mundo rural es complicada, ojalá sus problemas solo fuesen los incendios forestales, se solucionaban rápido. Pero los incendios no son ni siquiera la enfermedad, son un síntoma de muchos problemas”.
“Tenemos la cultura del fuego muy metida dentro y en una o dos generaciones no vamos a cambiar de mentalidad. Para cambiar inercias y conciliar intereses es necesario la participación de expertos negociadores, profesionales especializados en sicología social”. Iñaki Aranzeta
Señala la despoblación, la falta de rentabilidad de las explotaciones, la dificultad para manejar la cantidad de territorio y de vegetación que se gestionaba hace años, “los cambios socioeconómicos han traído otra realidad y los incendios son solo un síntoma de los problemas que provocan todos estos cambios”.
Análisis de la peligrosidad y vulnerabilidad del territorio
Propone la EPLIFA hacer un análisis de los incendios forestales en términos de peligrosidad, vulnerabilidad y riesgo para la obtención de “una zonificación territorial del riesgo de incendio forestal, entendido como el grado de pérdidas o daños que pueden sufrir, ante un incendio forestal, los elementos vulnerables potencialmente afectados”.
Considera necesario elaborar un catálogo de modelos de combustibles adaptados al territorio asturiano y la cartografía de los mismos, al igual que ya se ha hecho en otras comunidades autónomas. Esta información permitirá el uso de herramientas de modelización del comportamiento del fuego y realización de simulaciones que permitan seleccionar “puntos de intervención prioritaria, zonas estratégicas de actuación y el diseño de una red de infraestructuras de defensa más eficiente para el apoyo a las labores de extinción y la seguridad de los operativos que las realizan”.
La despoblación, la falta de rentabilidad de las explotaciones, la dificultad para manejar la cantidad de territorio y de vegetación que se gestionaba hace años, “los cambios socioeconómicos han traído otra realidad y los incendios son solo un síntoma de los problemas que provocan todos estos cambios”. Arturo Colina
PROGRAMA DE SENSIBILIZACIÓN, COMUNICACIÓN Y PARTICIPACIÓN (1.730.000 €)

Incendio forestal en La Fresneda, Siero. Foto SEPA
Es conocido que una sociedad bien informada es una sociedad más segura y para el EPLIFA, además de informada, “tener una sociedad preparada es la mejor estrategia de acción contra los incendios forestales”.
Para Arturo Colina “la participación social es imprescindible. Tenemos que hacer participar a la sociedad porque se ven posturas tremendamente enfrentadas. Necesitamos figuras de intermediarios, bien profesionales de la mediación o personas e instituciones relevantes que ayuden a tejer puentes entre los distintos intereses, que favorezcan el diálogo”. Aunque considera que va a ser difícil conseguir esas personas “porque el tejido social está desecho en muchos lugares”.
Establece tres líneas de actuación:
– Comunicación social y divulgación, en la que propone la elaboración de un plan regional de comunicación social sobre incendios forestales y la creación de un portal de información pública sobre incendios forestales.
– Sensibilización y concienciación con cuatro públicos diferentes: la comunidad escolar, la población rural, las comunidades en interfaz urbano forestal y concienciación sobre el uso responsable del fuego. Para David Barraso, “Asturias necesita un cambio de mentalidad sobre el monte, su aprovechamiento y el uso del fuego”. Coincide en que “la educación ambiental no debe dirigirse solo a los colegios sino también a los colectivos rurales que utilizan el fuego como herramienta de trabajo por imposibilidad de hacerlo de otra forma”.
– Participación social con la promoción de un programa de voluntariado y la promoción de instrumentos de participación social. Su intención es desarrollar un programa de formación destinado a colectivos sociales específicos y al voluntariado que participe en las labores de prevención, concienciación y sensibilización.
Propone reuniones periódicas con los colectivos más vinculados con la gestión y aprovechamiento del territorio, con las comunidades locales, especialmente las que viven en las zonas de alta incidencia de incendios, y con los propietarios de los terrenos forestales, así como continuar con las acciones formativas y de capacitación para el uso de las modalidades de quema en las que interviene la población.
Iñaki Aranzeta comparte su experiencia después de varios años trabajando con distintos colectivos sociales en la prevención de los incendios. “Es complicada la continuidad en la participación social porque después de los primeros cinco años que dura un proyecto hay que seguir otros cinco y eso significa renovar compromisos y actuaciones que permitan para los participantes observar un beneficio”.
PROGRAMA DE PREVENCIÓN Y REGENERACIÓN (35.195.000 €)

Nuevos proyectos silvo-pastorales, como el promovido por el Proyecto Roble, facilitan la participación social y la identificación con el territorio y su gestión sostenible. Foto Proyecto Roble
Es la línea que cuenta con más presupuesto de toda la Estrategia. Su objetivo: reducir los factores de ignición y la propagación del fuego. Se considera que todas las medidas contenidas en el Plan Forestal de Asturias se encuadran dentro de esta línea de actuación, especialmente “fortalecer la administración forestal, los trabajos de control del combustible y la conciliación de intereses”.
Tiene cuatro líneas de actuación:
1º. Adaptación de los medios de prevención, vigilancia y disuasión. Busca asegurar la capacidad de gestión mediante “el incremento de la capacidad de intervención en el territorio, la renovación de los recursos materiales y la regulación y adaptación de los dispositivos de vigilancia preventiva y disuasoria”.
2º Disminución de la peligrosidad y el riesgo mediante la reducción de la posibilidad de propagación del incendio y el mantenimiento de las infraestructuras de defensa, el control del combustible, la creación de un paisaje mosaico y la defensa de las zonas de interfaz. Entre las medidas que propone tomar se encuentran la regulación del uso del fuego, un programa de pastoreo en las áreas cortafuego, la continuación con los programas de supervisión de causas específicas, la evaluación de la interfaz agraria-forestal y la adaptación del índice de riesgo de incendios.
3º Desarrollo rural y fomento forestal. Quiere la EPLIFA impulsar actividades ganaderas y forestales que generen “externalidades positivas en los ámbitos económicos, sociales y ambientales, de tal forma que contribuyan a minimizar la ocurrencia y propagación de incendios, a mejorar la conservación de los recursos naturales, a generar empleo y a fijar población en el medio rural”.
Para ello, propone medidas como: promocionar prácticas agroganaderas eficaces en la lucha contra los incendios, líneas de ayuda a la prevención, cooperación con las entidades propietarias de montes, el fomento de la agrupación de la propiedad forestal, el fomento del seguro de cobertura de riesgo de incendios y la valorización de la biomasa forestal residual.
4º Protección, restauración y regeneración posincendio. Entiende la EPLIFA que la necesidad de recuperar los terrenos quemados para evitar su degradación obliga a una actuación rápida, de acuerdo a criterios técnicos uniformes para todo el territorio. Propone cuatro actuaciones: un análisis de la vulnerabilidad posincendio, la evaluación de los daños, el seguimiento de los terrenos quemados y la agilización de los trámites administrativos que permitan una actuación urgente de rehabilitación y restauración tras el incendio.
PROGRAMA DE EXTINCIÓN Y PREPARACIÓN (19.700.000 €)
La responsabilidad de la extinción de incendios en Asturias es del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias SEPA, organismo que nace en 2013 de la fusión del 112 de Asturias y el Servicio de Bomberos del Principado. Considera la EPLIFA que el dispositivo está bien dimensionado y que “el incremento significativo de los efectivos y medios de extinción no puede constituir la principal estrategia de defensa contra los incendios forestales”, entre otras cuestiones porque considera que el probable incremento de situaciones en las que “las condiciones superarán la capacidad de extinción” esta estrategia no garantizará “una mejora de la eficacia de los servicios de extinción”.
Coincide el decano del COITF en Asturias en que “si tuviéramos el doble de medios de extinción no seríamos capaces de atender todos los incendios que se producen en unas fechas muy señaladas, los días de viento y calor. Es obligado apostar por la prevención porque facilita la extinción y la seguridad de los dispositivos”.
Justifica la EPLIFA la necesidad de contar con este dispositivo y marca como estrategia renovar los medios humanos y materiales, la cooperación con otras administraciones e instituciones, la coordinación y seguridad del conjunto del operativo, la mejora en el análisis de causas y la revisión de los protocolos de actuación en caso de grandes incendios forestales.
Este programa se estructura en tres grandes líneas:
1º Mejora de la preparación y capacidad de respuesta. Dentro del plan de lucha contra incendios forestales del Principado INFOPA, propone el texto de la EPLIFA siete medidas que permitan garantizar la capacidad de intervención, mejorar su capacidad técnica, consolidar la participación de los medios privados en la extinción, desarrollar el Índice de Gravedad de Potencial con la intención de priorizar zonas de actuación, disminuir la probabilidad de reproducciones, mejorar la capacidad de actuación de algunos grupos de acción social contemplados en el INFOPA y realizar simulacros que preparen a la población ante el riesgo de incendio.
2º Coordinación y cooperación interadministrativa. Considera necesario “el desarrollo y mantenimiento de la colaboración interadministrativa ya establecidos a distintos niveles”: con la Administración General del Estado, las comunidades autónomas limítrofes y las entidades locales.
3º Investigación de causas y mejora de la información sobre los incendios. Señala el trabajo de investigación de causas como “herramienta fundamental” en la lucha contra los incendios. Considera necesario “conocer en profundidad las motivaciones de los incendios y contribuyan a evitar la impunidad de los incendiarios” por lo que propone potenciar las brigadas de investigación BRIPA.
De igual modo, quiere potenciar el aprendizaje continuo a través de las “lecciones aprendidas”, como un aspecto fundamental en la mejora del dispositivo para futuras actuaciones.
Arturo Colina insiste en dos ideas, la necesidad de potenciar la participación social y de enfrentar el problema de los incendios con una visión global, como un conjunto de medidas complementarias. Aunque Asturias ha sido la región menos castigada por la pandemia, las circunstancias económicas pueden variar la ruta diseñada. “Vivimos una situación de incertidumbre y las necesidades cambian de un día para otro, aún así espero que este año se pongan las bases para ejecutar el año que viene la estrategia y que podamos avanzar en cada una de las líneas señaladas”.
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