Once árboles compiten al título honorífico de Árbol Español del Año
Ya está abierta la elección popular del Árbol de Año en España 2021 que, posteriormente, competirá al reconocimiento de Árbol del Año Europeo. Once ejemplares de once provincias son los elegidos por un jurado experto. De esta preselección la votación popular elegirá el árbol que representará a España. Las votaciones están abiertas hasta el 20 de noviembre.
Reflejan la relación del ser humano con sus árboles, con su pasado más íntimo, son recuerdo vivo de emociones personales y experiencias colectivas, en muchos casos símbolos de una población. Son los árboles que busca el concurso de Árbol Europeo del Año, que tiene una fase previa en la elección del Árbol del Año en cada uno de los 15 países europeos que participan. “El concurso refleja el apoyo popular que tienen los árboles por muchos motivos muy diferentes y busca al árbol más querido, el que tiene más significado para las personas”, comenta Susana Domínguez, presidenta de Bosques Sin Frontera, la ong organizadora del concurso en España.
Para esta edición se han presentado más candidatos que nunca. Un jurado experto selecciona los ejemplares que más se ajustan a las condiciones de “singularidad, importancia para las personas o trascendencia histórica. Aunque hay árboles bellísimos, no se busca al más bonito, ni al más grande, sino al más querido”, comenta Susana.
“Todo el mundo tiene alguna experiencia con un árbol, por eso queremos que cuando vote piense en ese árbol de su pueblo o ciudad que guarda en su memoria, con el que ha tenido una relación profunda e íntima”.
Algunos de estos ejemplares ya están recogidos en los catálogos de árboles singulares de su ciudad o comunidad autónoma, incluso tienen alguna figura de protección. Otros buscan precisamente eso, una protección que les salve de la corta, como el caso de los morales de La Cala del Moral, en Málaga. “Es la primera vez que incluimos unos árboles como estos. No son muy ancianos, no tienen un porte espectacular ni una historia individual muy singular. Pero son el reflejo de la relación de las personas con sus árboles, de un pueblo que quiere conservarlos. Al menos se merecen estar en esta primera selección”, comenta Susana.
Los árboles ofrecen emociones diarias, continuas, que no ofrecen otros seres vivos en la naturaleza, como los animales. Los árboles no se escapan, están ahí dando frutos, hojas, sombra, cobijo de fauna y un lugar que favorece incluso las relaciones sociales. “Son elementos singulares de nuestro patrimonio, seres vivos con 500 u 800 años que puedes tocar y sentir. Los árboles están muy cerca de nosotros” asiente Susana Domínguez.
Y ahora también están a un clic de tu ordenador. La votación popular, abierta hasta el 20 de noviembre, será la que decida el Árbol Español del Año. Estos son los candidatos:
1.- Carbayón de Cornellana
2.- El Moral de Villoviado
3.- El quejigo de Júrtiga
4.- Encina Milenaria Subbetica
5.- El Moral de la Iglesia
6.- Sobreira do Loña
7.- El pino de La Baia
8.- Magnolia de Santa Rita
9.- Ginebre del Mas de Ginero
10.- Carrasca milenaria de Lecina
11.- Las moreras en la Cala del Moral
12.- Garrofera del Bovalar de Alaquàs
Carbayón de Cornellana (Concejo de Salas. Asturias)

Carbayón de Cornellana. Foto Concurso Árbol Español del Año
Es un Quercus robur de 484 años, con 17 metros de altura y 7 metros de perímetro en el tronco.
Se trata de un ejemplar con una importante carga emotiva para los habitantes de Cornellana. Por su ubicación, ha formado parte de la vida diaria del pueblo, se conservan fotografías de las mujeres lavando en el río Nonaya, junto al árbol. Estuvo a punto de ser talado hace cien años, cuando se amplió la calle donde se ubica. Más recientemente, estar próximo a unas líneas eléctricas casi le costó buena parte de sus ramas principales y de su porte. En ambos casos, el pueblo se movilizó para evitar que el carbayón sufriera daño alguno.
Está situado en el Camino Viejo de Santiago, así que es de suponer que habrá dado buena sombra a unos cuantos peregrinos a lo largo de más de cuatro siglos.
Por su edad, se especula con que pudiera haber sido plantado en 1536, año que se instalaron los monjes benedictinos en el Real Monasterio de San Salvador de Cornellana.
El moral de Villoviado (Villoviado. Burgos)

Moral de Villoviado. Foto Concurso Árbol Español del Año
Es un ejemplar de la especie Morus nigra, de 10 metros de altura, 6,1 m de diámetro y con 500 años de edad.
Si cualquier árbol de esta edad en una localidad tiene un significado especial para sus habitantes, cuando el árbol en cuestión da frutos y a él se han subido generación tras generación todos los habitantes del pueblo, el ejemplar se convierte en un símbolo de la comunidad. Es lo que le ha sucedido a este moral que ha debido tener en sus ramas a todo el pueblo en busca de sus dulces frutos a lo largo de casi cinco siglos.
Entre los que subieron a sus ramas es muy probable que esté Jerónimo Merino Cob, más conocido como El Cura Merino, famoso guerrillero nacido en este pueblo, del que era párroco cuando se alzó en armas contra las tropas francesas de Napoleón, a las que causó importantes bajas durante los tres años que estuvo atacandolas en las tierras de pinares de Burgos y Soria.
Se da la circunstancia de que Villoviado ya no es municipio, sino que es una pedanía del municipio de Lerma. Los dieciocho “soperos” que aún viven en Villoviado están empeñados en que su árbol les sobreviva, si algún día el pueblo desaparece.
El Quejigo de Júrtiga (Alhama de Granada. Granada)

Quejigo de Júrtiga. Foto Alberto CF
Se trata de un ejemplar de Quercus faginea de 20 metros de altura y 5,22 metros de perímetro medidos a 1,30 metros del suelo, porque en su base alcanza los 8 metros de perímetro. Su edad aproximada es de 850 años, lo que le convierte en el árbol más longevo de Granada y uno de los más viejos de España. Está situado en una zona agrícola, junto al cortijo que le da nombre.
Cuenta la tradición oral en la zona que, desde que se tiene memoria, los habitantes de Alhama y los cortijos colindantes con el quejigo celebran el Día del Árbol anualmente en los 850 metros cuadrados de sombra que proporcionan sus ramas. De unos años a esta parte es también lugar de encuentro para jornadas ornitológicas y de contacto con la naturaleza.
Encina Milenaria Subbética (Aldea de los Llanos de Don Juan. Córdoba)

Encina Milenaria Subbética. Foto Concurso Árbol Español del Año
Se trata de un magnífico ejemplar de Quercus ilex de 17,5 m de altura y con un perímetro de tronco de 4,55 m. Su copa mide 29 por 21 metros.
Aunque todos los vecinos la conocen como la encina milenaria, los cálculos técnicos cifran la edad de la encina de mayor tamaño de la provincia de Córdoba entre 450 y 500 años. De confirmarse esta edad, no había germinado cuando en 1483 se entabló la Batalla de Lucena o de Martín González, con el apresamiento de Boabdil El Chico y que supuso el comienzo de la guerra de Granada que acabaría en 1492 con el reino Nazarí.
Es un árbol que se ha convertido en un reclamo turístico para la zona y que destaca imponente entre los olivos con los que comparte paisaje.
El Moral de la Iglesia (Encina de San Silvestre. Salamanca)

Moral de la Iglesia. Foto Concurso Árbol Español del Año
Es un ejemplar de Morus nigra de 7 metros de altura y 4,15 metros de perímetro, con cerca de 900 años.
Árbol e iglesia, se cree que del siglo XII, han ido siempre de la mano en la memoria del pueblo. Fue lugar de reuniones sociales a la entrada y salida del oficio religioso, cobijo de pastores, motivo de disputa entre los chavales por alcanzar sus frutos, y desempeñó una curiosa e inesperada tarea como indicador de caminos porque algunas de sus ramas principales señalaban el comienzo de ellos, y así recibieron cada una de estas ramas el nombre del camino que indicaban: “la del camino de Ledesma, la del camino de Villaseco o la del camino de Sando”.
La iglesia es conocida como “la iglesia vieja” porque fue sustituida por otra hace cuarenta años, pero los vecinos de Encina de San Silvestre no quieren que se abandone también el árbol, símbolo de otros tiempos “de esplendor y mucha vida” en el pueblo.
Ahora “El Moral es un solitario, que sólo recibe visita cuando vamos al cementerio a despedirnos de algún familiar para siempre. Pero él sigue majestuoso, silencioso, haciendo compañía a los seres más queridos que hemos perdido”, comentan los promotores de su nominación a Árbol del Año.
Sobreira do Loña (Ourense)

Sobreira do loña. Foto Concurso Árbol Español del Año
Es un alcornoque (Quercus suber) de 22 metros de altura y 7,5 metros de perímetro de tronco en su base, 22,5 metros de diámetro de copa. La edad no está determinada con exactitud pero todos los cálculos la sitúan por encima de los 300 años.
Es uno de los seis ejemplares de alcornoques solitarios más importantes de Galicia. Quizás por eso, y porque parece que crece en un rincón, sin darse importancia, rodeado de pintadas junto a la pared de un instituto, no es un ejemplar de los más conocidos, aunque debería ser al contrario puesto que con sus dimensiones y sin ningún otro que le haga sombra, o le reste esplendor, debería llamar la atención como un faro de noche en la costa gallega.
En su tronco, húmedo y acogedor crecen otras especies a la sombra de sus ramas. Está incluido en el Catálogo de Árboles Singulares de Galicia y recientemente, ha sido elegido para celebrar el Día Mundial del Árbol por el ayuntamiento de Ourense.
El Pino de la Baía (Elche. Alicante)
Ejemplar de Pinus pinea de 7 metros de altura y un perímetro de 1,7 m. Tiene 100 años.

Pino Baia. Foto Concurso Árbol Español del Año
Parece poco tiempo pero 100 años dan para mucho en La Baia (Las Bayas en valenciano). Tanto como para que este pino haya sido el lugar de encuentro de chicos y mayores, escenario de las fiestas populares, de los bailes en las verbenas de San Andrés Apóstol en otro tiempo y de las actividades socioculturales más variadas en este. El pino ha estado en el centro de la pedanía, en la misma plaza junto a la iglesia, y en el centro de muchas experiencias personales y colectivas.
Tanto como para haber sido escenario de varios linchamientos que dieron lugar a un dicho popular en la comarca: “en la Baya te veas”, como aviso de escarmiento. Hoy los habitantes de esta pedanía de Elche, zona agrícola que ha ido creciendo con el paso de los años, son gente pacífica identificada con un árbol al que han cuidado cuando ha estado enfermo, lo han apuntalado para que su propio peso no lo rasgue por su inclinación, quieren convertirlo en un símbolo de su compromiso medioambiental y quieren un reconocimiento para un ejemplar que forma parte de su vida diaria desde siempre.
La historia de los linchamientos va a acompañar siempre al pino, testigo mudo de la fechoría de unos y el hartazgo y la sinrazón de otros. El primero de ellos ocurrió en 1938 y acabó con la vida de dos ladrones acusados de entrar a robar de noche en una vivienda y violar a su propietaria después de maniatar a su esposo. Parece ser que fueron asesinados en las afueras del pueblo, donde se asentaban.
En 1981, cansados de numerosos robos, los vecinos atraparon a dos sospechosos a los que hicieron un interrogatorio al estilo del lejano oeste americano, con una soga colgando del pino como aviso de lo que sucedería si no declaraban lo que sabían.
Y en 1984 un joven menor de edad fue atrapado robando un vehículo, después de varios robos nocturnos en las viviendas los días anteriores. Algunos vecinos de entonces volvieron a recurrir al viejo método de la soga en el pino para darle un escarmiento y como mensaje para posibles imitadores.
Todavía en 2014, tras una serie de robos, una soga con nudo corredizo apareció colgando del pino como recordatorio para ladrones de cómo se las gastaban en esta pedanía en otros tiempos.
Magnolia de Santa Rita (Narón. A Coruña)

Magnolia de Santa Rita. Foto Concurso Árbol Español del Año
Ejemplar de la especie Magnolia grandiflora, de 14 metros de altura, 6,65 m de perímetro y aproximadamente 225 años de edad.
Está considerada como la magnolia más antigua de España, que no la más alta. El árbol cuenta incluso con una publicación que recrea su historia “hasta donde hemos podido reconstruirla”, comentaba en la prensa local Tomás Casal, autor junto a Carlos Rodríguez y María Rodríguez del libro A Magnolia de Santa Rita e a Cultura Verde de Narón.
Según estos autores es muy probable que fuese traída desde Francia por el espía español Eugenio Izquierdo y Lazaún, un personaje importante en el siglo XVIII en la parroquia de Santa Rita de Xuvia, pues fundó la Real Fábrica de cobrería de Xuvia, convertida después en fábrica de armas y moneda. Se sabe incluso el nombre de la pareja hispano-francesa propietaria de la casa donde se plantó Josefa Bucau y el francés Mathias Dufoira.
En 1900 fue visitada por la Reina Regente María Cristina de Habsburgo. Ha estado siempre muy cerca del cauce del río Xuvia, a expensas de la subida de la marea que se quedaba a escasos cinco metros de su tronco, hasta que se modificó su curso con la construcción de un puente cercano.
Garrofera del Bovalar (Alaquàs. Valencia)

Garrofera del Bovalar. Foto Concurso Árbol Español del Año
Ejemplar de Ceratonia siliqua que tiene 9 metros de altura y 6 metros de perímetro del tronco. Se calcula que tiene 400 años.
Los promotores de su reconocimiento sitúan al último algarrobo que queda en el municipio en uno de los campos de cultivos de esta especie que tenía Julio Llorca, propietario del Castell d’ Alaquàs en 1577. Un “cabreve” de ese año recoge “cuatro parcelas de algarrobos de al menos 38 hanegadas en el Bovalar de Alaquàs. Incluso existen documentos que sitúan la presencia de algarrobos en el término de Alaquàs en el año 1543”.
La palabra cabreve ya no se recoge en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua porque ha caído en desuso. Sin embargo, el diccionario Panhispánico recoge que en aquella época en Valencia y Mallorca era “un acto de apeo y reconocimiento de las fincas sujetas a tributos a favor de la Hacienda Real”.
Una colección de ortofotos a lo largo del siglo XX muestra cómo evolucionó la zona agrícola hasta convertirse en lo que es hoy y cómo, a pesar de todos los cambios, el algarrobo se mantuvo firme. Incluso con la reparcelación de la zona, “los viales se organizaron para que este monumental ejemplar pudiera permanecer en su lugar original y quedar protegido dentro de una isleta diseñada con el fin de respetar al ser vivo más viejo de Alaquàs”, comentan los promotores de su reconocimiento.
Carrasca milenaria de Lecina (Lecina-Barcabo. Huesca)

Encina milenaria de Lecina. Foto Concurso Árbol Español del Año
Se trata de un ejemplar de Quercus ilex de 16,26 metros de altura y 7 metros de perímetro de tronco. Se considera que tiene más de 1.000 años.
La encina es un árbol presente en el escudo de Aragón, con una cruz latina roja encima de ella. Según una la leyenda, una cruz roja sobre una encina cambió el transcurso de la batalla que enfrentaba a los jacetanos con los sarracenos o musulmanes por el territorio de Aínsa. Desde entonces la encina y la cruz roja es el símbolo de la comarca del Sobrarbe (“sobre árbol”).
No hay historia escrita sobre esta encina milenaria pero sí una leyenda fantástica que la relaciona con bosques profundos, oscuros y encantados, llenos de fieras y brujas. Tan misterioso era el bosque que los habitantes de la zona no se atrevían a entrar en él. Una joven encina, disgustada por no ver por allí a las personas, se lo recriminó a las encinas de mayor edad. Esta discusión consiguió que las brujas decidiesen irse a otro bosque, pero antes, como gratitud a las encinas más ancianas por su defensa de las brujas, decidieron concederles el deseo que quisieran.
Unas pidieron tener hojas de brillantes y cristal, otras de oro y otras de perfume. Tan solo la encina más joven decidió seguir tal y como era. Las que cambiaron sus hojas por brillantes y cristal las perdieron todas en una tormenta de viento y nieve, lo que provocó su muerte.
Las que tenían hojas de perfume el ganado se comió las hojas que cayeron al suelo. Viendo los vecinos el apetito de su ganado decidieron cortar las encinas para que se comieran sus hojas.
Las que eran de oro acabaron destruidas por la avaricia de vecinos y forasteros.
Tan solo quedó la modesta, sencilla y joven encina a la que todos los habitantes decidieron respetar y que no paró de crecer hasta ahora. Se encuentra a dos minutos de la plaza del pueblo de Lecina.
Las moreras en la Cala del Moral (La Cala del Moral. Málaga)

Moral de La Cala del Moral. Foto Concurso Árbol Español del Año
Ejemplares de Morus nigra de unos 6 metros de altura y 80 centímetros de perímetro en su tronco. Su edad es la más pequeña de cuantos árboles participan en este concurso, tan solo 60 años.
Si todos los árboles seleccionados tienen una fuerte identificación con el lugar, la historia y las personas de los pueblos donde se ubican, qué puede decirse de las moreras de La Cala del Moral que hasta le dan su nombre.
Son las últimas seis moreras de un pueblo donde antaño fueron numerosas. Hasta hace un mes eran los principales árboles del paseo principal. La decisión del consistorio del Rincón de la Victoria de talar estas moreras urbanas para sustituirlas por palmeras viene motivada por “la necesidad de cambiar las aceras, el mal estado de algunos ejemplares, porque tapaban los semáforos y las molestias que pueden originar por levantar las aceras con sus raíces o la caída de sus frutos”.
Estas justificaciones no convencen a una parte de los habitantes de La Cala del Moral que han iniciado una serie de acciones para impedir que se eliminen las últimas moreras. Entre las acciones se encuentran su petición para que sean declaradas Árbol Español del Año por lo que consideran un ataque a la historia de su localidad.
El moral fue introducido por los musulmanes cuando llegaron a la península ibérica. Sus hojas han sido siempre el alimento de los gusanos de seda que llegaron a convertir a la península en el mayor productor de seda después de China. Rápidamente se expandió el árbol por lo que ahora es Andalucía, Murcia, Comunidad Valenciana, las dos Castillas y Aragón.