Comienzan los trabajos de recuperación de los terrenos quemados en el incendio de Lobios
La Xunta de Galicia y la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS) colaboran para reducir los efectos del fuego en las zonas afectadas por el incendio que se registró en septiembre en la parroquia de Río Caldo, en el ayuntamiento ourensano de Lobios, dentro del Parque Natural Baixa Limia-Serra do Xurés.

Paja lazada desde un helicóptero tras incendio en Galicia. Foto CIF Lourizán
la Consellería de Medio Rural comenzará esta misma semana trabajos de helimulching en 80,90 hectáreas, para reducir la erosión del suelo y evitar la escorrentía en terrenos con una importante pendiente. El objetivo es crear una cubierta protectora del suelo empleando materias como paja de cereales (de trigo, de cebada o de centeno habitualmente).
La Confederación Hidrográfica del Miño-Sil se ocupará de minimizar la llegada de escorrentías con cenizas a los ríos y riachuelos, así como en reducir los riesgos de inundación en las poblaciones de la zona. Ya han comenzado a colocar fajinas con rollizos de madera quemada para reducir la velocidad del agua y los arrastres, así como a construir albarradas con madera o piedras en los torrentes para retener las cenizas y sedimentos.
Al mismo tiempo, se están realizando desbroces, talas selectivas y retirada de madera de los cauces para reducir la presencia de obstáculos y aumentar la capacidad hidráulica frente a avenidas.
El Centro de Investigación Forestal de Lourizán colabora en las labores de acolchado con paja mediante helicóptero, una técnica utilizada por primera vez en España en Galicia en zonas con elevada pendiente y difícil acceso. Según Cristina Fernández Filgueira, técnica de Lourizán, la gravedad de la erosión post-incendio en Galicia es muy elevada, “por efecto de las lluvias en los seis meses posteriores al incendio se han llegado a medir una erosión de hasta 50 toneladas por hectárea”. En estas condiciones, “la adición de una cobertura al suelo quemado con alta severidad es la única manera eficaz de reducir las pérdidas de suelo”, pero aclara que no siempre se puede actuar de igual forma en todas partes, hay que buscar el lugar donde se puede utilizar cada herramienta y siempre donde la severidad sea muy alta”.
Esta técnica comenzó a utilizarse en 2010, después de varios años de ensayos y estudios, en los incendios de Cures-Boiro y Camba. En este último se efectuaron las primeras pruebas de helimulching en Europa, poniéndose a punto aspectos prácticos de su ejecución. Según un estudio del CIF de Lourizán, del que son autores la propia Cristina Fernández, José Antonio Vega, Pablo Árboles y Teresa Fontúrbel, «el grado de severidad del fuego en el suelo es el indicador más útil para reflejar los cambios producidos por el incendio en el ecosistema edáfico y, en particular, en las propiedades del suelo que afectan a su capacidad de infiltración, a la generación de escorrentía y al potencial de erosión«.
Tras el estudio de 65 parcelas de 15 sitios experimentales, comprobaron que la severidad del fuego en el suelo «explicó una parte muy sustancial de la variabilidad de la erosión producida el primer año después del incendio. Por ello, la localización de las áreas que han sufrido mayor severidad del fuego en el suelo resulta crítica para una correcta priorización de las acciones de respuesta».
El incendio de Lobios se inició en la parroquia de Río Caldo el pasado septiembre y que acabó afectando a 2.000 hectáreas y fallecieron el piloto y copiloto de un hidroavión con matrícula portuguesa que participaba en las labores de extinción.