Planificación, prevención, innovación y gestión: los cuatro pilares de la prevención de incendios en la Comunidad Valenciana

La prevención de incendios en la Comunidad Valenciana se articula en la Estrategia “Mosaic”. Es un concepto de paisaje y de multigestión del territorio, pero también un conjunto de actuaciones transversales que buscan minimizar los riesgos de incendios forestales, aumentar la vigilancia del territorio y reducir la propagación de las llamas si se producen. El presupuesto de la dirección general para 2021 es de 27 millones de euros.

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Voluntarios en el programa de prevención de incendios

Hay que gestionar el territorio forestal y esto no quiere decir solo hacer tratamientos silvícolas. También significa mejorar o recuperar el mosaico agroforestal que es parte fundamental de nuestro paisaje. Las irregularidades y cambios en el combustible vegetal forestal y agrícola, los cultivos de montaña, las laderas abancaladas, los muros de piedra, además de tener un gran valor cultural, ambiental y de biodiversidad, suponen zonas estratégicas para la prevención y extinción de los incendios forestales. Hay que entender que recuperar el mosaico agroforestal es gestionar el territorio para luchar contra los incendios forestales”. Lo dice Diego Marín, director general de Prevención de Incendios Forestales.

Así que, la Estrategia Mosaico de la Comunidad Valenciana tiene un sentido doble: es gestión del territorio desde el punto de vista paisajístico, pero también desde el punto de vista de las actuaciones preventivas que se quieren desarrollar, que tienen un carácter transversal, y van desde la vigilancia del territorio al desarrollo de software que permita predecir el comportamiento del incendio en función de la humedad de la vegetación.

De ahí que los cuatro pilares de la Estrategia Mosaico sean: planificación, prevención, innovación y gestión.

Planificación de actuaciones

“El punto fuerte de esta estrategia es que tenemos una planificación y queremos ejecutarla”, asegura Diego Marín.

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Urbanización Xiricull

Más concretamente, la planificación se refiere a los Planes Locales de Prevención de Incendios Forestales (PLPIF). Es una exigencia legal que los municipios forestales dispongan de un plan de prevención frente a incendios forestales. Las administraciones autonómicas han emprendido una carrera contrarreloj, a distintos ritmos y con diversos modelos, para que los municipios dispongan de esta herramienta de planificación que establece las actuaciones preventivas que deben acometer en los próximos años.

En la Comunidad Valenciana hay 545 municipios, de los cuales 525 deben disponer de un plan de prevención. Se han aprobado 173 planes, hay en tramitación otros 250 y la previsión es que, a lo largo de 2021, se aprueben entre 180 y 190 planes. “Esto supondría tener casi el 70 % de los municipios con plan aprobado a finales de este año. Hemos hecho un esfuerzo muy importante por ponernos al día. Sacamos una línea de subvención para redactarlos y las Diputaciones también están ayudando a redactar esta planificación”.

Pero una cosa es aprobar el plan y otra distinta que se ejecuten, para eso se necesita inversión pública que permita desarrollar la actuaciones previstas. “Para ejecutar la planificación este año hemos dotado con 500.000 euros una partida de ayuda a los municipios que ya tienen aprobado su plan para que puedan iniciar su ejecución. Somos conscientes de que no es suficiente pero lo que sí que hacemos, como Generalitat, es ejecutar las infraestructuras que están en el pan de demarcación y que se encuentran dentro de terrenos públicos en esta planificación municipal”.

El Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales cifraba entre 6 y 7 millones de euros el presupuesto anual necesario para desarrollar todas las actuaciones previstas en estos planes.

La planificación se completa con los planes de prevención de incendios en parques naturales. Se han aprobado los planes de Font Roja, Hoces del Cabriel, Santa Pola, Fondó de Elche. Se encuentran en tramitación de evaluación ambiental estratégica los planes de prevención de los parques naturales de Serra de Mariola, Lagunas de la Mata Torrevieja, Serra Calderona, Puebla de San Miguel, Chera – Sot de Chera, Tenencia de Benifassà.

Acciones de prevención

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Servicio de vigilancia de prevención de incendios. Foto Vaersa

Entre las actuaciones que contemplan en este pilar están las de vigilancia preventiva y las quemas prescritas.
El Servicio de Vigilancia Preventiva es una encomienda que la dirección general de Prevención de Incendios a la empresa pública Vaersa. Alrededor de 530 personas trabajan en este servicio en los meses estivales, de mayor riesgo de incendios. “Es una herramienta muy potente para esta dirección general, son un apoyo a los agentes medioambientales y técnicos de la dirección general en sus labores de vigilancia”, afirma Diego Marín.

Su importancia se refleja en el presupuesto de la dirección general, este servicio de vigilancia supone casi el 60 % del presupuesto.

Las quemas prescritas es otro de los caminos que se pretende explorar con más intensidad que hasta ahora. “Las quemas prescritas constituyen una herramienta muy eficaz para la eliminación de la vegetación, la reducción de la carga de combustible y la prevención de incendios forestales”.

Durante 2020 se aprobó un plan de quemas en el monte de U.P. “Morella La Vieja” y otro en Castell de Castells.

El objetivo de la primera quema realizada el 24 de noviembre en Morella era reducir el riesgo de incendios, regenerar pastos y realizar una investigación de los resultados. “Fue también una oportunidad para mejorar la formación y práctica de los bomberos forestales en el uso del fuego técnico como herramienta de ataque indirecto en extinción de incendios forestales”, añade Diego Marín.

Innovación: nuevas tecnologías en la extinción de incendios

“La tecnología es importantísima en la prevención de incendios y para disminuir su tamaño y afección cuando se producen”, asegura Marín.

Desde hace unos años se desarrolla el proyecto de Análisis de la Humedad del Combustible Vivo. El objetivo es conocer cómo evoluciona la humedad de las especies vegetales de los montes valencianos y su relación con la disponibilidad del combustible y el riesgo de incendios. Existen más de 90 puntos a lo largo de la Comunidad Valenciana donde se toman muestras periódicamente.

Un convenio entre la dirección general, la Universidad Politécnica de Valencia y Red Eléctrica Española permitirá modelizar y cartografiar la humedad del combustible vivo de forma espacial para todo el territorio y de forma automática utilizando teledetección y nuevas tecnologías.

En 2021 va a comenzar un nuevo proyecto para determinar la humedad del combustible fino muerto HCFM junto con la Universidad de Lleida. El objetivo es disponer de un mapa dinámico que represente la HCFM y su clasificación según el nivel de peligro.

“Es una variable de gran importancia en el proceso de ignición y, por tanto, de riesgo de incendio forestal. Se relaciona con la humedad del combustible vive para determinar el comportamiento del fuego. El proyecto está relacionado con la red de sensores móviles de temperatura que se pondrá en marcha este año”.

estrategia-mosaic-percentiles-nvdi-osboOtro de los proyectos en los que trabaja la dirección general es en la determinación y análisis de la fenología histórica de la Comunidad Valenciana, es decir el estudio del crecimiento de la vegetación en relación con el clima, particularmente en los cambios estacionales.

No toda la estructura del combustible, estrato herbáceo, arbustivo o arbóreo, sigue la misma lógica evolutiva, por lo que cada uno de estos estratos puede presentar estados fenológicos distintos en función de la época del año y las condiciones meteorológicas”, aclara Diego Marín. De ahí que el estudio se realizará para los tres estratos de vegetación y para cada zona de preemergencia meteorológica (11 en total) que establece AEMET.

Actualmente, el estado fenológico se puede estimar a través de índices de vegetación calculados mediante imágenes satélite, a través del índice matemático NVDI calculado a través del sensor MODIS (NASA).

“Pero lo interesante de este análisis del índice de vegetación, es poder compararlo con la serie histórica. Esto permitirá saber, en función de unos percentiles previamente establecidos, en qué nivel de estado fenológico nos encontramos en un lugar y fecha concreta en comparación con el histórico. Podremos comprobar si los valores de una fecha concreta están por arriba, con lo cual tendrán mayor vigor y, por tanto, la vegetación tiene mayor humedad, o por abajo, con lo cual habrá más combustible disponible. Esta comparación es muy útil si se acompaña de un análisis histórico de incendios ocurridos en la zona, correlacionando el estado fenológico con la ocurrencia de incendios forestales”, señala el director general.

El período de análisis histórico comprenderá, al menos, entre el año 2000 y el año 2020. Los resultados se recogen en una base de datos que permita la comparación inmediata, así como su representación gráfica.

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El software calcula los campos de vientos en función de la topografía

La dirección general trabaja también en un mapa estático de peligro de incendios, calculado a partir de dos parámetros importantes del comportamiento del fuego: la longitud de llama, que daría una idea de la intensidad del incendio, y la velocidad de propagación. Se ha realizado el mapa de las comarcas centrales y se trabaja en el mapa del resto de la Comunidad. Este mapa clasifica el territorio en cinco categorías: Bajo-Moderado, Moderado, Alto, Muy Alto, y Extremo.

El concepto de peligro está relacionado, exclusivamente, con el posible comportamiento del fuego una vez iniciado un incendio, y no con la probabilidad de inicio de los mismos. Es decir, las categorías mencionadas únicamente hacen relación a la intensidad y velocidad de propagación y, por tanto, la dificultad de extinción de los posibles incendios que se puedan iniciar en este ámbito territorial”, comenta Diego Marín.

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Mapa de peligro de incendios de las comarcas centrales.

Este cálculo se realiza a partir de un software simulador de incendios FlamMap 6.0 del USDA Forest Service. A partir de un archivo que define las propiedades físicas del territorio mediante la combinación de diferentes capas informativas y una serie de situaciones meteorológicas como dirección, velocidad de viento y grado de humedad de los combustibles vivos y muertos, más la ponderación con el análisis histórico de los incendios en esa zona.

El resultado es un mapa que representa el índice de peligro de incendios en categorías temáticas, a una resolución de 10 m, para toda la superficie del territorio con presencia de vegetación combustible.

En breve tiene previsto la dirección general presentar una actualización de la nueva Cartografía de Modelos de Combustibles de la Comunidad Valenciana que se presentó en enero de 2020. Parte de la provincia de Castellón no tenía actualizados sus datos con el mismo sistema de recogida que el resto. Los trabajos se han desarrollado durante 2020 y está previsto que se presenten en breve. La nueva capa de modelos de combustible estará disponible para su descarga en el Instituto Cartográfico Valenciano (ICV).

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Mapa de modelo de combustible de la Comunidad Valenciana

Durante 2020 se desarrolló el proyecto de determinación del estado de los cortafuegos con teledetección vía satélite e inteligencia artificial en el interior de la provincia de Valencia. Sirvió también para comprobar la fiabilidad de esta tecnología para la detección y caracterización de áreas cortafuegos.

En ejecución se encuentra la evaluación de riesgos de incendios por rayos. Hay que tener en cuenta que en la Comunidad Valenciana el 24 % de los incendios se produce por caída de rayos.

Trabaja en este proyecto el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo CEAM. El objetivo es obtener un índice de peligro de ignición por rayo y cartografiarlo en función de las zonas de predicción meteorológica establecidas por la AEMET para la Comunidad Valenciana.

“Durante 2020 ya tuvimos una experiencia con drones y cámaras térmicas. Aemet nos facilitaba la información de las zonas donde habían caído más rayos y, al día siguiente, volábamos un dron con una cámara térmica en busca de puntos calientes, de rayos latentes que pudieran originar un incendio en los días posteriores”.

Un proyecto de vigilancia a través de cámaras térmicas fijas está pendiente de la financiación necesaria a través del Ministerio de Transición Ecológica. ¿Sustituirán las cámaras a los observatorios de vigilancia? “No, ni muchísimo menos, serán un complemento en aquellos lugares y momentos del día en los que no se pueda tener una vigilancia personal continua”, asegura el director general.

Y el apartado de innovación se completa con dos proyectos en tramitación:

– Una red de sensores móviles de temperatura y humedad relativa en los vehículos del Servicio de Vigilancia Preventiva, para obtener datos reales de forma automática de todo el territorio.
Red de estaciones meteorológicas automáticas en Observatorios Forestales que permitirán visualizar los datos en el Sistema Integrado de Gestión de Incendios Forestales (SIGIF).

Gestión del territorio

“Con la Estrategia Mosaico la gente tiene que entender que la prevención de incendios no es competencia solo de un departamento de la Conselleria, la prevención de incendios es la gestión integral del territorio. Dentro de lo que son nuestras competencias vamos a impulsar la ganadería extensiva, a ejercitar toda esta planificación de incendios, tenemos una competencia importante en la interfaz agrícola-forestal, vamos a impulsar métodos alternativos a la quema agrícola tradicional y a impulsar la biomasa forestal con la sustitución de calderas contaminantes de edificios públicos, aunque este año no tenemos presupuesto para esto último”.

“Con la Estrategia Mosaico la gente tiene que entender que la prevención de incendios no es competencia solo de un departamento de la Conselleria, la prevención de incendios es la gestión integral del territorio».

Los grandísimos incendios de California y Australia han puesto en alerta máxima a muchos dispositivos de prevención y extinción de incendios de todo el mundo. En un escenario parecido de abandono rural, acumulación de biomasa y cambio climático, la pregunta que todos se hacen es si ese tipo de incendios pueden suceder aquí.

La consejera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, Mireia Mollà, señalaba en la presentación de la Estrategia “Mosaic” la necesidad de tomar medidas. “En un área mediterránea, puesta por los científicos como epicentro de los efectos del cambio climático, disponer de bosques que alberguen y capturen toneladas de CO2 al año para nosotros es importante. Los espacios forestales mantienen vida saludable, garantizan la sostenibilidad ambiental, son un gran valor de biodiversidad, pueden desarrollar actividades de desarrollo rural y generador de vida digna de sociedad y cultura, son espacios en los que podemos trabajar para proteger suelo, evitar desertificación en un territorio como el nuestro con deficiencias hídricas. Los espacios forestales son una prioridad para nuestro gobierno”.

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Monte de Enguera. La gestión del monte se presenta como una oportunidad para la bioeconomía y la mejor forma de prevenir incendios forestales y facilitar su extinción en caso de producirse. Foto Ismael Muñoz.

Dentro del apartado de gestión de la estrategia se recoge la ejecución de infraestructuras. La partida de Gestión se incrementa en los presupuestos de este año hasta alcanzar los 9,8 millones de euros, siempre y cuando se cumplan las previsiones de Fondos de Recuperación y Resiliencia que están pendientes de llegar del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.

La partida de inversiones en infraestructuras se desglosa de la siguiente manera: 4,6 millones de euros de fondos propios; 3,8 millones de fondos FEADER y 1,2 millones de los fondos de recuperación del MITECO para 2021. Estos fondos de resiliencia prevén asciendan a 3,8 millones de euros para el periodo 2021-2023 y serán destinados a un plan de mejora y modernización de la red de detección de incendios forestales mediante cámaras térmicas.

Este presupuesto en gestión servirá, principalmente, para realizar obras e infraestructuras “especialmente pistas y caminos forestales, además de los depósitos de agua, áreas cortafuegos y observatorios forestales. Para nosotros son infraestructuras de prevención y extinción fundamentales, mantener las vías en buen estado es importantísimo”, afrrma Diego Marín.

Durante 2020 se realizaron 273 km de pistas forestales; 1.818,90 km o 1.246,50 ha de áreas cortafuegos; 74 ha de recuperación posincendio y se repararon 97 depósitos de agua y 33 observatorios de vigilancia.

Durante 2020 se realizaron 273 km de pistas forestales; 1.818,90 km o 1.246,50 ha de áreas cortafuegos; 74 ha de recuperación posincendio y se repararon 97 depósitos de agua y 33 observatorios de vigilancia.

Ya están en tramitación dos órdenes de ayudas: una destinada a promover alternativas a la utilización de las quemas como método de eliminación de restos agrícolas, dotada con 100.000 €. “Pretendemos sirva para que ayuntamientos o agricultores dispongan de herramientas o puedan contratar servicios para triturar los restos y evitar la quema”. Y otra para el desarrollo de actuaciones previstas en los distintos planes locales de prevención de incendios forestales que ya estén aprobados, con 500.000 €.

En previsión se encuentra la concesión de ayudas para el control de la vegetación natural mediante ganadería extensiva en zonas estratégicas de prevención de incendios.

Aunque la gestión forestal no es competencia de esta dirección general, Diego Marín no rehúsa responder a mi pregunta sobre el valor de la gestión forestal en la prevención de incendios. “La gestión forestal es primordial en la prevención de incendios, es fundamental hacerla. Es muy necesario gestionar las masas forestales de forma ordenada y sostenible para que nos sigan aportando tanto beneficios directos como servicios ambientales, y al mismo tiempo protegerlas y adaptarlas a esta situación de emergencia climática. La gestión forestal nos va a garantizar la persistencia de la masa forestal con individuos más sanos y vigorosos, permitirá conservar y mejorar la biodiversidad, prevenir incendios al disminuir la carga de combustible, nos permitirá mejorar la infiltración del agua para la recarga de acuíferos y la fijación de CO₂. Pero es que, a la vez, nos permitirá la recuperación económica del sector forestal y la dinamización de las zonas rurales por su capacidad de creación de puestos de trabajo”.

Resultados de la campaña de 2020

Los datos de 2019 y 2020 son los mejores que se han producido en la Comunidad Valenciana desde que se dispone de registros estadísticos. Durante 2019 se produjeron 273 incendios forestales que quemaron 969 ha de terreno forestal. En 2020 se han producido 252 incendios forestales que han afectado a 698 ha. La media del número de incendios en la década es de 372 y el número de hectáreas quemadas fue de 8.627,72.

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Mapa de precipitaciones durante 2020 en la Comunidad Valenciana. Fuente AAEMET

En 2020 hay que tener en cuenta varias cuestiones, la primera es que hubo un confinamiento por causa de la pandemia que redujo los incendios durante marzo y abril, mientras que en mayo prácticamente se igualaron con 2019. “Las administraciones públicas implicadas en prevención y extinción de incendios, así como las empresas públicas y privadas que trabajan en esta materia, son las responsables de que estos datos sean tan positivos, además de la gran concienciación social, a pesar de que siempre hay excepciones. Después está el azar, factor importante y que no podemos controlar”, comenta Diego Marín.

Mario Romero, jefe del Servicio de Prevención, durante la presentación de la Estrategia “Mosaic”, dio las claves del “azar” que en 2020 ayudó a tener tan buenos resultados. “La clave estuvo en las precipitaciones de invierno y sobre todo de la primavera. Con una primavera lluviosa, la vegetación forestal mediterránea es capaz de mantenerse durante el verano con un contenido de humedad por encima de lo habitual. Estas condiciones disminuyen la disponibilidad de los combustibles frente al fuego, reduciendo el riesgo de incendios de alta intensidad y comportamientos extremos”.

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Causas de incendios en 2020 en la Comunidad Valenciana

2020 fue en la Comunidad Valenciana un año húmedo, con un 28 % más de precipitación que la media, y caluroso, con 0,8 ° C sobre la media. Aunque la precipitación ha sido irregular, los datos que facilita Aemet concluyen que el 60 % del territorio ha estado muy húmedo durante todo el año, la provincia de Castellón y norte de Valencia principalmente; mientras que solo el 5 %, zonas costeras de Alicante, han estado seco o muy seco. Este detalle de humedad y calor está muy presente en las predicciones de cara a años próximos puestos que “las condiciones cálidas y húmedas son las más propicias para el crecimiento de la vegetación, es decir para el aumento de la biomasa combustible. Los próximos años puede que no tengan una meteorología tan benigna en relación a los incendios”.

Los incendios más importantes durante 2020 en cuanto a superficie afectada han sido: Vall de Gallinera (Alicante) 155 ha, Monóvar (Alicante) 145 ha, Beniardá (Alicante) 127 ha y Bejís (Castellón). “La provincia de Alicante es la que ha presentado mayor incidencia respecto a comportamientos de incendios problemáticos, en consonancia con la distribución de las precipitaciones anuales y la disponibilidad de los combustibles”.

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Porcentaje de incendios y superficie afectada por provincias en 2020

En cuanto a las causas de los incendios se observa, según los datos del grupo de investigación de causas de la Generalitat, que se mantiene la media con respecto a la década con respecto a los rayos (1 de cada 4 incendios en la Comunidad Valenciana se debe a rayos, el porcentaje aumenta especialmente en la provincia de Castellón). Las negligencias presentan una tendencia a la baja y la intencionalidad “muestra clara tendencia a la baja”.