WWF apuesta por la gestión del paisaje para combatir los incendios forestales
WWF ha presentado hoy su informe anual sobre incendios forestales con el título “Paisajes cortafuegos”. Su apuesta para combatir los incendios forestales es la creación de un paisaje mosaico cortafuegos “para extinguir los incendios forestales mucho antes de que se produzcan”. WWF pide al Gobierno y a las CC. AA. una estrategia integral de gestión de incendios forestales que invierta en prevención social y que ponga la gestión del territorio en primer plano.

Paisaje mosaico. Foto Juan Carlos Del Olmo WWF
Y para lograr ese paisaje mosaico, WWF considera necesario “conjugar un tejido productivo con la conservación de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático. Y esto solo se puede lograr si se recuperan los paisajes tradicionales, que son aquellos donde existen pastos con usos ganaderos extensivos, masas forestales bien gestionadas, cultivos extensivos y bosques autóctonos”, ha indicado Lourdes Hernández responsable de la campaña de incendios de WWF.
Para la organización conservacionista la evidencia de los incendios extremos requiere “la puesta en marcha de una ambiciosa política de prevención que priorice la gestión del territorio. Esto implica pasar de un modelo centrado en altas inversiones para avanzados dispositivos de extinción, que ignora los efectos del calentamiento global y la acumulación de combustibles, a otro modelo que apueste por promover paisajes resilientes, vivos, rentables y mucho menos inflamables”.
El informe de WWF hace suya la enumeración de circunstancias socioeconómicas y naturales señaladas en numerosos trabajos científicos para dibujar “un contexto especialmente problemático” de abandono rural, cambio climático, falta de gestión y de rendimiento económico de las actividades primarias.
Según Lourdes Hernández “al paisaje ibérico se le ha juntado todos los problemas posibles: alta siniestralidad, altísima intencionalidad, éxodo rural acentuado, abandono de usos y aprovechamientos, falta de gestión forestal, casas intercaladas en el espacio forestal. Todo esto indica que tenemos un paisaje que se ha convertido en un auténtico polvorín y el futuro no es mucho mejor si no actuamos. Los escenarios de cambio climático indican que la región Mediterránea es una de las zonas de mayor riesgo a nivel mundial. Lo que tenemos que hacer es adaptarnos al nuevo escenario y la mejor forma de hacerlo es adaptar el paisaje para que sea menos inflamable”.
Cómo conseguirlo

Ejemplo de participación social en Enguera (Valencia). Imagen Terecova
Para WWF existe consenso técnico sobre lo que hay que hacer para solucionar esta situación tan preocupante: promover paisajes cortafuegos, es decir más resistentes al avance rápido de las llamas porque tienen una diversidad de usos económicos y sociales. “Necesitamos recuperar los usos ganaderos extensivos, bosques bien gestionados, territorios vivos y activos en los que pueda vivir la población, pero introduciendo la adaptación al cambio climático y la conservación de la naturaleza”, señala Lourdes Hernández.
WWF indica los pasos a seguir para conseguir “un paisaje resiliente”: caracterización del riesgo de incendios, fomentar la gestión forestal, puesta en valor de los recursos forestales, conseguir sistemas de alto valor natural, bancos de tierra y montes de socio, participación de la población en el proceso e innovación.
“Tenemos 28 millones de hectáreas de terrenos forestales y ahí se generan una gran gama de recursos naturales que deben ponerse en valor: madera, corcho, resina, hongos, plantas medicinales, etcétera. Pero necesitamos inversión pública para recuperar el tejido económico primario, que la sociedad sea protagonista de este nuevo paisaje y resolver el altísimo riesgo de la interfaz urbano-forestal”, asegura Hernández.
Enrique Segovia, director de conservación de WWF, señala “las peticiones políticas” que hace WWF:
– Promover paisajes con valor económico adaptados al fuego. “Necesitamos una Estrategia Estatal de Incendios Forestales, que invierta en prevención social pero con planes, objetivos, presupuesto y líneas de trabajo para todas las administraciones”.
Además, para Segovia, es necesario “promover las asociaciones de propietarios forestales para que obtengan una rentabilidad de su propiedad y revitalizar el desarrollo rural”.
– Reducir la altísima siniestralidad. “Es imprescindible conocer las causas y las motivaciones que están detrás de los incendios forestales, generar conciencia de riesgo entre la población, señalar alternativas al uso del fuego como herramienta de trabajo y acabar con la impunidad, para ello es necesario dotar de más medios a la Fiscalía de Medio Ambiente”.
– Combatir el cambio climático “que crea las condiciones ideales para que los incendios se conviertan en lo que los expertos llaman de sexta generación y sean incontrolables por los servicios de extinción”.

La dehesa, y su capacidad de conjugar usos e intereses, ha sido puesta como ejemplo de paisaje vivo con actividad económica. Imagen José Luis Regalado WWF
Son conscientes en WWF de que “el fuego forma parte del ecosistema” y, por tanto, no se van a poder evitar los incendios completamente, “el fuego es un proceso natural con el que hay que convivir, por lo que el reto consiste en aprender a mitigarlos mejor, minimizar los impactos socioeconómicos y conseguir que sean lo menos grandes e impactantes posibles”. Incluso, Lourdes Hernández ha señalado a las quemas prescritas como «una de las herramientas que se pueden utilizar para prevenir el riesgo de incendios forestales».
Señala Enrique Segovia, director de conservación de WWF, “los fondos de Recuperación y Resiliencia son una buena oportunidad, pero no tienen que ser los únicos, puede ser un comienzo y completarse con la PAC y los fondos de desarrollo rural y otros fondos. Es el momento de trasformar el paisaje. Tenemos conocimiento técnico, la voluntad política parece que se mueve lentamente necesitamos esos fondos para ponerlo en marcha”.
El informe de WWF señala varios ejemplos en España y Portugal de buena gestión del paisaje como el Proyecto Mosaico en Extremadura, las iniciativas de transformación del proyecto Clima Positivo Rebanhos+ en Portugal, que pretende potenciar la ganadería extensiva como herramienta de prevención; o el del proyecto Alvares, también en Portugal que pretende crear un modelo de desarrollo territorial y de aumento de la inversión en zonas del interior del país muy afectadas por incendios forestales y con población envejecida.