Los premios Batefuegos de Oro reconocen un año más el trabajo de hombres y mujeres que luchan contra los incendios forestales
En un salón de actos lleno, en la sede del Servicio de Emergencias 112 de la Comunidad de Madrid, se entregaron el 25 de noviembre los vigésimos premios Batefuegos de Oro 2021 que reconocen el trabajo de los profesionales que previenen y extinguen los incendios forestales.

Premiados con el Batefuegos 2021. De izquierda a derecha: Miguel Ángel Porrero, Marc Castellnou, Silvia García, Francisco Salas, Pedro González, Carlos Novillo, Alberto Modino, Javier Urra y Pedro Armestre
Comenzó Pedro Zugasti, presentador del acto como director de los premios Batefuegos de Oro, agradeciendo al 112 de la Comunidad de Madrid ser el lugar de entrega de esta edición. “Nos permite abrirnos un poco más a la sociedad para que esto sea un poco de todos, como siempre lo hemos visto”.
Para Miguel Ángel Porrero, presidente de OSBO, “trabajamos muchos profesionales distintos pero en la línea de fuego somos todos compañeros. Este es el espíritu que inspira al Observatorio Social El Batefuegos de Oro, reunir a todos los que contribuyen en la lucha contra los incendios, ser el nexo entre todos para que la sociedad reconozca su esfuerzo, compromiso y valor en la defensa del monte. Osbodigital es la plataforma donde pueden visibilizar su trabajo”.
El Batefuegos de la estatuilla representa la herramienta que utiliza cada uno de los profesionales que trabaja frente a los incendios forestales: unos en primera línea con el batefuegos, otros con la estación meteorológica, o con el ordenador, o pilotando una aeronave, más los que trabajan planificando y analizando toda la información.
“Todos son importantes y todos sumamos, porque detrás de cada herramienta hay siempre una persona. Por eso, no cabe duda de que los que están este año se lo merecen y los que no lo reciben este año lo recibirán más adelante”, asegura Miguel Ángel.
El Observatorio Social El Batefuegos de Oro suma nuevos miembros que quieren participar en el reconocimiento y visibilidad del sector. “OSBO está abierto a la participación no solo de los profesionales sino de la sociedad en su conjunto. Queremos implicar a más actores sociales que estén preocupados por los incendios forestales y quieran colaborar desde su experiencia y ámbito profesional para visibilizar la necesidad de conservar los bosques y el trabajo de los profesionales que lo hace posible”.
Gestión de incendios para los bosques del mañana
Marc Castellnou dejó un mensaje importante: “la responsabilidad de estos premios en reconocer la comunidad diversa que trabaja en incendios en España”. Reconoció que la división de medios en todas las autonomías podía ser una debilidad pero “es también una fortaleza, porque la diversidad de medios y estructuras en las comunidades autónomas nos ha hecho avanzar más rápido”.
“Todo el mundo se está armando en una carrera armamentística para luchar contra los incendios, pero los que llevamos una dilatada carrera sabemos que no es un tema de defender nada. Sabemos que nuestros montes están evolucionando bajo el cambio climático, nuestras decisiones en cada incendio no van a generar el paisaje que queremos defender, van a crear el paisaje que tendremos mañana”.
“Tenemos la responsabilidad de lanzar ese mensaje a toda Europa y de recuperar una herramienta muy olvidada, que es la selvicultura para crear los bosques del mañana”.
Francisco Salas recogió el premio Batefuegos de Oro Honorífico por una amplia y variada carrera profesional en la que pudo desarrollar muchas actividades desde los incendios a la planificación forestal. Reconoció haber prestado “un gran interés” a la lucha contra los incendios forestales porque consideraba que era una de las más graves amenazas de los bosques”. Un problema al que se le ha prestado mucha atención en Andalucía, aseguró “Paco Salas” antes de dejar de hablar por la emoción. Sin duda, su aplauso fue uno de los más largos de la tarde noche.
“Mi nombre es Silvia y significa bosque”
“Me lo puso mi madre y quizás me predeterminó a que en mi vida decidiera defender los bosques”. Fue el comienzo del agradecimiento de Silvia García, reportera de Antena 3 TV, al recibir el premio Batefuegos de Oro de Comunicación.
“Decidí contar las historias de los hombres y mujeres que se están jugando la vida en el frente del fuego, en el aire o tomando decisiones que pueden suponer la vida de otras personas. Todo eso hay que comunicarlo para que la gente se dé cuenta que están en peligro las vidas de nuestros héroes y de nuestros bosques”.
Agradeció a todos los profesionales de la lucha contra los incendios que “siempre que hemos ido – a cubrir un incendio o información- nos habéis ayudado. Hay que enseñarle a la gente en televisión lo que es jugarse la vida para que valores sus acciones, si con esto he podido ayudar a salvar una vida ha valido la pena. Los Batefuegos de Oro sois vosotros”.
“Trabajo mirando”
Pedro Armestre, premio Batefuegos a la mejor imagen, reconoció que sus fotografías reflejan “lo que vosotros me exponéis y me permitís reflejar”. Contó Pedro como llegaron los incendios forestales a él “cuando era muy pequeño”, en su pueblo en la provincia de Orense. “Cada verano veía cómo ardían los montes de alrededor. Solo veía los aviones que pasaban por encima. Y siempre me preguntaba qué había en primera línea de fuego. Y decidí ir y me enganché, es una pasión que muchos de vosotros, en cierto modo, me habéis inculcado”.
Reconoció que llegar hasta primera línea es difícil para “un observador que va a trabajar mirando”, pero esa dificultad para acceder y “mostrar lo que yo quería, me ha dado la fuerza para seguir intentándolo y estar donde estáis vosotros”.
Quiso Armestre reconocer también la labor de los profesionales que están en el despacho, “los que no huelen a humo, llevan corbatas, a los que nunca vemos pero que hacen una labor vital. Esto es un tablero de ajedrez y cada pieza tiene una función y tan importante es la del que está en la primera línea como la del que está en el despacho”.
Un papel que se despista
La entrega de la categoría de Batefuegos de Oro del Año se quedó para el final, un papel que se despistó provocó la anécdota del acto al olvidar el director de los premios, Pedro Zugasti, llamar al teniente coronel Alberto Modino Iturralde, de la UME, a recoger su premio.
Reconoció el teniente coronel “el honor que suponía estar entre estos referentes nacionales e internacionales del mundo de los incendios forestales, gente que cultiva el conocimiento sobre incendios de una forma maravillosa. Solo puedo estar aquí con toda la humildad”.
“La clave del éxito de la UME se debe a los valores que traemos todos los militares de origen. Hablamos de perseverancia, valor, disciplina y hablamos de un valor común a toda la familia de las emergencias que es el amor a la vida de los demás”.
Quiso Alberto Modino compartir el premio con Alberto Guisado, el único miembro del Primer Batallón que falleció en un incendio en 2012 en la sierra de Gata.
Un aplauso sincero y solidario con la familia de Carlos Martínez Haro
El momento más emotivo de la entrega de los premios Batefuego de Oro se produce siempre cuando se recuerda a los compañeros fallecidos durante la extinción. En esta edición tuvimos que lamentar la pérdida de Carlos Martínez, bombero forestal del INFOCA, fallecido en el incendio de Sierra Bermeja.
No pudieron acercarse sus padres a recogerlo por problemas de salud que dificultaban un viaje tan largo, pero sí estuvo un amigo de la familia, Pedro González, que recibió el aplauso más prolongado de un auditorio puesto en pie.
En un discurso breve, recordó a Carlos Martínez como “una buena persona”. Afirmó que la familia y amigos se “sentían orgullosos de su persona” y agradeció el premio del Batefuegos porque reconocía “su valor y que dio la vida en el incendio”.
La campaña de extinción no es el final del camino
Para terminar el acto Javier Urra, sicólogo y padrino de honor de los premios, quiso reflexionar sobre el valor de nuestros actos. “La vida tiene un sentido y lo único importante es saber al final de nuestra vida si ha tenido sentido”. En su opinión, “el sentido no lo da saber para qué has vivido, sino para quién”.
Se manifestó sorprendido Javier Urra por “lo soberbios que somos los seres humanos, que nacemos por la mañana y morimos por la tarde, comparados con la naturaleza y el universo”. Y terminó afirmando que frente “a los bastardos que incendian es necesario creer en la buena gente”, como los que trabajan a diario en la extinción de los incendios forestales.

Carlos Novillo, viceconsejero de Interior y y director de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112
Cerró el acto Carlos Novillo Piris, viceconsejero de Interior y director de la Agencia de Seguridad y Emergencias Madrid 112, para valorar cómo cada campaña de alto riesgo termina con un acto como la entrega de los premios Batefuegos de Oro. “Es el momento del descanso del guerrero, después de todo el verano sin vacaciones, sin descanso y a veces sin dormir pendientes del teléfono y en primera línea. Es importante un acto así donde nos encontramos para recordar que la campaña de extinción no es el final del camino, es un descanso muy corto y tenemos que empezar a trabajar”.
Coincidió con Marc Castellnou en “la responsabilidad de este país, por todo lo que hemos sufrido, incluso con pérdida de vidas, todo lo que hemos aprendido y ahora debemos exportar. Europa lo necesita porque se va a ver amenazada por estos incendios”.
En la sede de gestión de las emergencias de La Comunidad de Madrid se reciben una media de 12.000 llamadas diarias, cuatro millones al año. Las llamadas por incendios forestales han sido tan solo 300 en 2021 en la Comunidad de Madrid “pero fijaos la importancia que tienen estas trescientas llamadas y el tejido que tenemos que tener para que esos incendios no se conviertan en una tragedia”.
Reconoció a Marc Castellnou y Francisco Salas como creadores de ciencia y cultura de incendios forestales “para mostrar a la sociedad cómo debemos seguir avanzando”. Destacó la labor de los periodistas que “quieren ir más allá, no quedarse en el suceso, para conocer las causas”, como Silvia García, y el valor de la imagen de Pedro Armestre para reflejar lo que son los incendios en primera línea. “La UME es casi un brazo más de nuestra respuesta, trabajamos como si estuviésemos en la misma organización. Nos aportan esa capacidad de planificación para observar lo que necesita la sociedad y organizarse para darnos lo que precisamos los que estamos en el día a día”.
Mandó un abrazo muy afectuoso a la familia de Carlos Martínez, “este tipo de hechos nos sirven para recordar que hay que seguir luchando y que debemos evolucionar. No podemos ser polillas que se quedan mirando a la luz, hay que ser más inteligente que el próximo incendio y adelantarnos para combatirle antes de que haga su aparición”.