Por un 2022 forestal, bioeconómico y de desarrollo rural
Dejamos atrás 2021 con la esperanza de vivir un 2022 más bondadoso o, al menos, más tranquilo desde el punto de vista sanitario. Esto nos permitirá desarrollar sin restricciones ni protocolos especiales nuestro trabajo y, sobre todo, nuestra vida familiar y personal. La continuidad de la pandemia de COVID-19 ha alargado una situación de dificultad que ha exigido lo mejor de nosotros como ciudadanos y como profesionales.
Las emergencias no entienden de situaciones excepcionales, ni dan respiro. Se producen en muchas ocasiones en el peor momento posible, hay que estar preparados y atenderlas. Y en esto todos los dispositivos de extinción de incendios han dado una lección de compromiso y responsabilidad los dos últimos años. La sociedad debe reconocer su esfuerzo, a ello se aplica Osbodigital a diario y los premios Batefuegos de Oro cada año. No es una noticia si digo que estos dispositivos volverán a comportarse de igual manera en 2022.
Sin embargo, sí habrá otros frentes informativos que centrarán la atención de la comunidad de los incendios forestales y del mundo forestal durante 2022: el repetidamente anunciado nuevo estatuto de los bomberos forestales; la tramitación parlamentaria de la Ley Básica de Agentes Forestales; la llegada de los fondos de recuperación aplicados al sector forestal; la nueva estrategia forestal española; el comienzo de un nuevo periodo de la PAC y la aplicación de su nuevo Marco Estratégico, así como la puesta en marcha de los diferentes planes de desarrollo rural que contienen las inversiones de las comunidades autónomas en materia forestal.
A nivel regional o autonómico serán noticia la nueva ley de prevención y defensa contra incendios forestales de Galicia, la renovación de diferentes planes forestales autonómicos como el de Andalucía o Cantabria, por ejemplo, el Plan de Política Forestal de Cataluña, o las reformas internas de algunos dispositivos de extinción como la integración en un mando único del INFOCA de Andalucía en la agencia pública Amaya.
En el plano científico, la celebración del 8º Congreso Forestal Español, organizado por la Sociedad Española de Ciencias Forestales del 27 de junio al 1 de julio en Lleida, permitirá recuperar el encuentro científico-técnico más importante a nivel nacional en materia forestal.
A tener muy en cuenta el I Congreso de la Propiedad Forestal, organizado por FAFCYLE, COSE y la Junta de Castilla y León y que se celebrará en Valladolid. Tres días que servirán para reflejar la importancia de la estructura de la propiedad forestal, sus problemas y necesidades para avanzar en la gestión sostenible de sus territorios.
En un plano más práctico, los grupos operativos de la Red Rural Nacional que trabajan en innovación forestal continuarán con el desarrollo de sus proyectos o presentarán conclusiones. Es el caso de los grupos operativos:

Foto GO-RESINLAB
– FÚNGICO, de aplicación de las tecnologías de la información y comunicación a la gestión de setas silvestres;
– TIMBERTRAK, que desarrolla un sistema de etiquetado para troncos de madera en la cadena de suministro de la madera monte-industria;
– SAGEFER de desarrollo e implantación de un sistema de apoyo a la gestión forestal en red;
– GELOB de gestión de la ganadería extensiva en hábitat con lobos;
– PREVECO, de prevención de daños en la agricultura producidos por el conejo en Castilla-La mancha y Extremadura;
– PROMINIFUM, que trabaja en modelos de gestión innovadores para la mejora de la productividad en áreas de minifundio;
– MIKOGEST que desarrolla su actividad en gestión del recurso micológico;
– GOSTU de control y gestión de tuberculosis en ganadería extensiva y animales cinegéticos;
– RESINLAB que busca garantizar la presencia de la actividad resinera mediante la innovación en métodos de aprovechamiento de la resina, cooperativismo y contratos territoriales para resineros;
– PINEA, que tiene como objetivo garantizar la producción de piñón frente al Leptoglossus occidentalis y la sequía extrema;
– INTERFAZ, que diseña acciones de protección y planes de evacuación contra incendios forestales en zonas de interfaz urbano-forestal.
No podemos olvidarnos del «Programa de Cooperación Interreg España-Portugal» en el periodo 2021-2027 (POCTEP), que en su sección medioambiental desarrolla acciones de adaptación al cambio climático, prevención y gestión de riesgos como incendios forestales, entre otras muchas acciones. Hay que prestar especial atención al CILIFO Centro Ibérico para la Investigación y Lucha contra los Incendios Forestales, que busca coordinar los procedimientos de trabajo y la formación entre los dispositivos de prevención y extinción de incendios forestales entre el Alentejo, Algarve y Andalucía.

Eugeni Ca con su rebaño por el monte
Y podremos comprobar si se aplican las conclusiones de los trabajos y experiencias desarrollados por otros dos proyectos Interreg: Open2serve, de pastoralismo guiado y fuego técnico como prevención de incendios forestales; y Sustforest Plus que ha desarrollado redes de colaboración para la multifuncionalidad, la conservación y el empleo en el sur de Europa a través de la resina.
También será una oportunidad para comprobar cómo funcionan las redes de innovación (iNets) interregionales y multilaterales en las cadenas de valor de productos forestales no madereros creadas por el proyecto H2020 INCREDIBLE que celebró su conferencia final en 2021.
No Podemos olvidarnos de los primeros pasos del Proyecto Horizonte 2020 de la UE Fireeurisk, que se ha puesto en marcha en estos últimos meses del año. Se trata de un ambicioso programa de investigación y actuaciones de cuatro años de duración en el que participan 38 socios de 19 países. Es un proyecto multidisciplinar en el que, entre otras cuestiones, trabajará en índices de riesgo estandarizados, modelos de predicción bajo condiciones de cambio climático, evolución de escenarios en nuevas áreas afectadas por el fuego, contenidos de formación técnica y protocolos de actuación para brigadas de extinción y reducción del riesgo de incendios para la población.
Valor económico de los bienes y servicios ambientales del bosque
A estas alturas, nadie duda de la importancia de los bosques para la sociedad. Los servicios ambientales que prestan son repetidos con frecuencia por los más diversos actores sociales. Sin embargo, siguen sin valorarse económicamente, lo cual dificulta que la sociedad perciba adecuadamente la importancia de los bosques.
Más allá de declaraciones más o menos llamativas y valoraciones intuitivas, es necesario que la administración pública disponga de estadísticas que reflejen el valor económico de la naturaleza para establecer las políticas ambientales más adecuadas, necesarias y eficaces. ¿Qué valor tiene la regulación hídrica que realizan los bosques, su capacidad de fijación de carbono y mitigación del cambio climático, su valor como refugio de biodiversidad, de fijación de suelo, el valor de la contemplación de un paisaje, sus beneficios para la salud, o la presencia de especies de fauna y flora en emblemáticas en un territorio?
Más allá de declaraciones más o menos llamativas y valoraciones intuitivas, es necesario que la administración pública disponga de estadísticas que reflejen el valor económico de la naturaleza para establecer las políticas ambientales más adecuadas, necesarias y eficaces.

El sector forestal reclama la gestión forestal como herramienta de lucha contra el cambio climático, creación de bioeconomía, fijación de empleo y sustento de la biodiversidad. Foto I. Muñoz
Curiosamente, la sociedad en general, y la más urbana en particular, asegura apreciar muy positivamente los valores ambientales de los bosques, aunque parece no reconocer la importancia que la obtención de bienes materiales naturales y renovables tiene para la conservación de los bosques, para que sigan prestando esos servicios ambientales que tanto valora.
Madera, fibras naturales, resina, hongos, frutos silvestres, caza y pesca y biomasa con fines energéticos, principalmente, deben ser productos sobre los que se base la bioeconomía que mantenga la población rural en las zonas forestales, cree “empleo verde” y permitan la gestión y vertebración del territorio, además de la prevención y reducción de incendios forestales y la adaptación de los bosques al cambio climático.
La Estrategia Forestal Europea, los fondos de recuperación e incluso la Estrategia de Biodiversidad señalan la importancia del sector forestal para combatir la despoblación rural. El aprovechamiento de los bienes naturales y la valoración económica de los servicios ambientales de los boques son parte fundamental de ese sector forestal, de la permanencia de la población en las zonas rurales y de la vertebración del territorio.