Curro, amigo Curro

El hombre que apagaba incendios con las matemáticas. Pura pasión forestal. Inconformista y actor de un cambio que sacudió a Andalucía, sacándola del pasado y colocándola en el futuro de la extinción de los incendios forestales.

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En el curso de directores de extinción en Marbella en 1992. Curro, M. Ángeles (su mujer), J.M. Peixoto da Eira y Jay Perkins. Foto M. A. Porrero

Si tuviera que concentrar en una anécdota nuestra relación, me quedo con el día en que me comunicó que esperaba su primer hijo. “Estaban embarazados” de la que luego sería su hija mayor. Y la recuerdo porque sucedió durante el transcurso de un curso de formación de directores de extinción de la Junta de Andalucía, que celebrábamos en Marbella (Málaga), en el año 1992, año en el que tantas cosas acontecieron en Andalucía y en España.

La convicción con la que acogió las metodologías que venían de Estados Unidos y que nos permitían simular el comportamiento de los incendios forestales para planificar su extinción, nos contagiaba a todos. Pero él siempre iba más allá. La formación, ya de por sí magnífica porque fue capaz de reunir a los mayores expertos mundiales en esta formación pionera y única en España, se acompañaba de decisión de dotar a los futuros directores de extinción de nuevas y eficientes herramientas para realizar su importante trabajo.

“Vamos que se les proporcionaba manual de usuario, instrucciones, un ordenador portátil de la época, incluso la mochila o en su caso la cartera para su transporte”, recordaba Curro la última vez que nos vimos. ¡Qué tío! Pensaba en todo, en lo grande primero y en el detalle inmediatamente después.

También hicimos juntos quemas bajo arbolado en un tiempo en que dicha práctica era una locura que muy pocos se atrevían siquiera a plantear, y salió bien. Aún no habíamos llegado al año 2000.

Estudió y asistió a un enorme número de incendios para marcar el camino de la actividad del análisis del incendio forestal y de sus consecuencias. Hizo escuela. Y como si de un Indiana Jones forestal se tratara, volcaba todas esas experiencias personales en las clases, donde sus alumnos tenían acceso a una enseñanza de una calidad técnica y humanas únicas.

Hace poco le entrevistábamos en Osbodigital y nos contaba sus proyectos y vivencias. Merece la pena releer esta entrevista.

Amigo Curro, hasta siempre.

Miguel Ángel Porrero
Presidente del Observatorio Social El Batefuegos de Oro