La sequía de 2021 paraliza la recuperación que los bosques catalanes afectados por decaimiento
El informe DeBosCat, la red de monitoreo de Decaimiento de los Bosques de Cataluña señala que, en 2021, se han registrado 68 nuevos episodios de sequía que han afectado a casi 4.000 hectáreas. A ellas hay que sumar 11.900 que ya registraban decaimiento de años anteriores y han empeorado su afectación. Por otro lado, “solo” se han recuperado 1.440 en comparación con las 10.300 que habían cicatrizado en 2020 en un año que fue extraordinariamente lluvioso. El fenómeno es común en otras partes del planeta.

Afectación por sequía en el Alto Empordá. Foto CREAF
“Cuando un bosque queda debilitado por la sequía, la lluvia de los años siguientes determina si los árboles se recuperan o acaban muriendo. Es por eso que visitamos cada año las zonas de bosque afectadas previamente y este año hemos visto un cambio de tendencia”, explica Mireia Banqué, técnica del CREAF y coordinadora del DeBosCat.
Frente a las 1.440 hectáreas recuperadas el informe señala que hay otras 15.000 hectáreas que han empeorado su situación. “En 2021 se ha duplicado la superficie de bosque afectada por sequía respecto la campaña del año anterior”.
La mitad norte de Cataluña es la más afectada. Las comarcas con más superficie afectada son la Noguera y el Pallars Jussà con más de 3.000 hectáreas afectadas en cada una, aunque no se han registrado nuevas afectaciones durante este 2021.
Les siguen Osona, el Berguedà y el Alt Empordà, que sí que tienen más superficie afectada que en años anteriores. Algunas comarcas que hacía tiempo que no tenían episodios de decaimiento forestal, como el Vallès Oriental, o otras que ya habían conseguido recuperar los bosques afectados anteriormente, como es el caso de la Selva o el Baix Empordà, han registrado centenares de nuevas hectáreas de decaimiento.

Afectación por sequía en Bages. Foto CREAF
Destacan las más de 1.500 hectáreas de nueva afectación entre las dos comarcas ampurdanesas, las cuales representan un 40 % de la superficie de nueva afectación en toda Cataluña. En el sentido contrario tenemos comarcas como el Priorat, la Ribera d’Ebre, la Terra Alta o la Conca de Barberà que no han registrado ningún episodio nuevo de decaimiento forestal.
En cuanto a la superficie de bosque afectado destaca el Montsià (9,3 % de superficie forestal afectada), seguida del Pallars Jussà y el Gironès. Después de este año de sequía, el porcentaje de bosque afectado por decaimiento en Cataluña pasa del 0,77 al 1,46.
Si 2021 fue un año excepcionalmente seco en todo el territorio catalán, exceptuando la mitad sur, los dos primeros meses de 2022 han sido los perores desde 1961 en toda España. Según los últimos datos de la Agencia Estatal de Meteorología AEMET, enero y febrero de 2022 tan solo han registrado 27 litros por metro cuadrado superando así el registro negativo del año 2000 cuando registraron 35 l/m². Las perspectivas para el análisis de DeBosCat para 2022 no se presentan halagüeñas. La media para estas fechas del año es que las lluvias dejen 117 l/m².
En Cataluña, 2021 comenzó con un invierno con registros de lluvia inferiores a los que es habitual para la época y sufrió un verano donde el agua solo hizo acto de presencia en el sur de Cataluña y, mayoritariamente, de forma torrencial.
DeBosCat, una red de seguimiento que cumple diez años
DeBosCat es la red de monitoreo del Decaimiento de los Bosques de Cataluña, impulsada por la Dirección General de Ecosistemas Forestales y Gestión del Medio del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural y coordinada entre el Cuerpo de Agentes Rurales y el CREAF. Esta ha sido su décima campaña.
El objetivo del DeBosCat es disponer de “una serie temporal lo más larga posible y georeferenciada en un entorno SIG accesible para gestores e investigadores”. Esta información permitirá valorar el estado de los bosques y sus cambios a lo largo del tiempo. La intención es identificar qué especies y masas forestales son más vulnerables ante las perturbaciones “y estudiar cómo se relacionan los episodios de decaimiento detectados con variables climáticas, estructurales, orográficas, etcétera”.
Toda la información se puede consultar y descargar a través del Laboratorio Forestal Catalán.

Evolución de la superficie y número de episodios de nueva afectación entre los años 2012 y 2021. Debido a los cambios de protocolo, la superficie de 2012 es aproximada y no ha sido posible determinar el número de episodios nuevos. Fuente CREAF
Fenómenos climáticos extremos y mortalidad de los bosques a nivel mundial
Pero los datos que arroja la revisión catalana no son extraños en el resto del mundo. La revista Annual Review de Plant Biology publica esta semana una revisión similar que concluye que “bosques que no se consideraban amenazados por episodios climático extremos sí se están viendo fuertemente afectados”.
Han analizado los principales episodios de muerte de árboles y bosques ocurridos en todo el mundo en las últimas dos décadas en respuesta a los extremos climáticos. Los resultados señalan que es probable que se produzca una mayor mortalidad de árboles y bosques en los próximos años, y destacan que “mejorar las infraestructuras de datos puede contribuir a mejorar la investigación y realizar una detección temprana de estos episodios de mortalidad”.

Foto CREAF
Según Jordi Martínez-Vilalta, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del CREAF, que ha participado en este estudio internacional, “a diferencia de lo que se ha observado en el centro y en el norte de Europa, donde los episodios de mortalidad forestal se han acelerado en los últimos años, en Cataluña y en la península Ibérica en general los episodios más importantes se produjeron en los años noventa y el problema es que no entendemos por qué”.
Según los investigadores, además del aumento de las temperaturas, se producen con mayor frecuencia y gravedad fenómenos meteorológicos extremos. Sin embargo, “estos acontecimientos extremos y sus impactos no son fenómenos nuevos, ni se limitan a Europa Central. Los informes sobre la mortalidad de los árboles inducida por el clima y los daños forestales a gran escala debidos a los extremos climáticos se remontan a casi 50 años y se han ido produciendo en todo el mundo”.
Los autores documentan detalladamente ejemplos de Amazonas, Costa Rica y Estados Unidos, España, Australia y Alemania. «Todos estos ecosistemas forestales estaban situados en regiones en las que antes se consideraban improbables los extremos climáticos», explica Martínez-Vilalta, «o bien se vieron afectados ecosistemas y especies arbóreas que se consideraban tolerantes a la sequedad extrema y a la sequía».
Según la doctora Ana Bastos, coautora del estudio y también jefe de grupo en el Instituto Max Planck de Biogeoquímica, el centro líder del estudio, «nos encontramos en una situación en la que los conocimientos de los expertos están llegando a sus límites, porque los acontecimientos climáticos recientes, así como los que se esperan en el futuro, no tienen precedentes. No podemos prever las respuestas de los bosques porque aún no tenemos herramientas adecuadas para la detección rápida de los daños forestales, el análisis de la causalidad y las predicciones».