La guerra en Ucrania ha provocado un aluvión de solidaridad y empatía con la población ucraniana bombardeada y con los más de tres millones de refugiados que ha provocado en los primeros 30 días. Profesionales de las emergencias y voluntarios de todo tipo han acudido hasta las fronteras con Ucrania para trasladar refugiados hasta España, asistir en los campos de refugiados, llevar ropa y alimentos de primera necesidad, o simplemente dar un plato de comida caliente.
Es el caso de Xevi Bolumar y sus compañeros de Valencia, todos ellos bomberos forestales, que, de forma voluntaria y junto con otros bomberos del Ayuntamiento de Valencia, han marchado esta semana hacia allí para ayudar en labores humanitarias.
Son un ejemplo más de las muchas personas que han hecho desde España un viaje similar. Queríamos conocer qué hacen allí, por qué fueron, cómo ha sido su viaje y qué pueden aportar a las personas que han huido de las bombas y han dejado atrás una casa, sus bienes, un trabajo, una seguridad, una vida.
Xevi Bolumar nos contará, siempre que el trabajo diario se lo permita, cómo ha sido el día, a quién han atendido y sus impresiones desde la primera línea de la emergencia humanitaria. Será una especie de diario, un testimonio directo de las consecuencias de la guerra. Comenzamos.
Un testimonio que nos pone en marcha
Por Xevi Bolumar
Todo empezó hace unos días cuando un compañero bombero forestal, Juan Folch, se pone en contacto con varios de nosotros y nos cuenta que acaba de volver de Polonia de traer unas familias ucranianas que huyen de la guerra.

El grupo de voluntarios de «Bombers pel mon» y de Xevi Bolumar momentos antes de salir desde Valencia.
La ONG «Juntos por la vida», que durante muchos años ha organizado estancias de verano en España a niños de Chernobil, ahora está organizando asistencia en Polonia a familias ucranianas que huyen del horror de la guerra.
Juan nos cuenta que acaba de volver de Polonia, de traer unas familias en una furgoneta, y que hay mucha necesidad de ayuda en los campos de refugiados.
Nada más escuchar su historia, nos ponemos en marcha varios bomberos forestales buscando el modo de poder ayudar a esta ONG. Buscamos vehículos de alquiler, financiación y los contactos para poder ir a la frontera de Polonia de forma organizada.
El consulado de Ucrania nos prepara un salvoconducto avalando que somos bomberos forestales y vamos en misión humanitaria. Este aspecto es muy importante ya que la ONG nos informa que las mafias, con el engaño de trasladarles a un lugar seguro, están secuestrando mujeres y niños. Por lo que hay un gran control por parte del ejército polaco sobre el traslado de personas.
En estas situaciones desgraciadamente aparece lo peor del ser humano.
Con este documento, tenemos nuestro primer escollo salvado.
Por otra parte, la ONG nos facilita los datos de las personas que debemos recoger y los destinos de las familias que los acogen.
Solo nos queda solucionar el tema de los vehículos, el combustible y el alojamiento. Para haceros una idea, solo en combustible calculamos un coste de 1.000€ por vehículo ida y vuelta. Hay que sumar el alojamiento y la comida de las seis personas que planteamos traer. Ya que no tienen más que lo puesto.
Solicitamos a nuestra agencia de emergencias que nos preste dos vehículos de los que actualmente no están en uso y tras multitud de correos, llamada telefónicas y conversaciones no recibimos más que aplazamientos.
Quedan pocas horas para salir de viaje de nuevo, pero esta vez tengo una sensación agridulce. En esta ocasión el destino no son selvas o grandes montañas. Es un campo de refugiados en Polonia.
Nos esperan días muy duros. Esperamos poder estar a la altura. #bomberosporelmundo pic.twitter.com/Iovz23hWGO— Bolumar (@XeviBolumar) March 28, 2022
Financiación económica ni está ni se le espera.

Material recogido para la misión en Polonia
La fecha de salida se va acercando y no tenemos nada por lo que, en una reunión exprés, decidimos asumir el gasto económico por nuestra cuenta y poner los vehículos personales.
Lo importante es sacar a esas familias de allí y llevarlas a un lugar seguro.
Como último recurso lanzamos un mensaje de solicitud de apoyo en grupos de WhatsApp de nuestros compañeros de trabajo y familiares.
Y entonces aparece una de las cosas más bonitas del ser humano: una solidaridad desbordante que cubre con casi todos los gastos del viaje.
Y entonces aparece una de las cosas más bonitas del ser humano: una solidaridad desbordante que cubre con casi todos los gastos del viaje.
A dos días de emprender el viaje se pone en contacto con nosotros una ONG de bomberos del Ayuntamiento de Valencia «Bombers pel món», que también están a punto de salir de viaje en misión humanitaria. Ellos disponen de vehículos cedidos por el servicio de bomberos y material sanitario donado por un hospital.
Dos enfermeras de un hospital valenciano también se enrolan en el convoy. Por lo que ya somos 13 personas y nuestra lista de refugiados se amplia a 24.
A última hora nuestro servicio de bomberos forestales nos hace una donación de material sanitario para utilizarlo en el campo de refugiados.
Con todo esto resuelto, ya tenemos la misión organizada.
El punto de encuentro es el parque central de bomberos del Ayuntamiento de Valencia. Una vez allí, organizamos el material, hacemos el briefing inicial y salimos en convoy con destino Przemysl (Polonia). Una ciudad a 14 km de la frontera con Ucrania.
2821 km nos separan de nuestro destino.