Repsol presenta el fondo de inversión Motor Verde para mercados voluntarios de carbono
Fundación Repsol junto con el banco Credit Agricole Indosuez y Portobello Capital lanzan el primer fondo ESG de inversión para mercados voluntarios de carbono a partir de repoblaciones forestales como método de fijación de carbono. Cuentan con la participación de Sylvestris como socio especialista en el ámbito forestal. Sale al mercado con un capital de 100 millones de euros con el objetivo de plantar 20 millones de árboles en 24.000 ha y fijar 6 millones de toneladas de CO2 en los próximos cinco años.
Rentabilidad económica, social y ambiental son las características que debía tener este nuevo fondo de inversión para que sus promotores apostasen por la idea. En su opinión, el proyecto garantiza las tres rentabilidades. “Es un proyecto de economía de carbono que busca desarrollar actividad sostenible a largo plazo, comprometida con la sociedad y con el medio ambiente”, ha asegurado Antonio Brufau, presidente de Repsol. “Una simbiosis entre la rentabilidad financiera y el compromiso social”, ha añadido Íñigo Sánchez-Asiaín, de Portobello Capital.
Si algo ha quedado claro en la presentación es que sin rentabilidad económica ninguno de los socios del proyecto habría decidido participar. Lo que le diferencia de otros fondos de inversión es el componente social “al desarrollarse en la España vaciada, necesitada de proyectos que ofrezcan empleo, y fijarse en colectivos desfavorecidos, más el componente ambiental, por su capacidad de mitigar los efectos del cambio climático”, señaló Antonio Brufau.
De esta forma, una empresa principalmente dedicada a hidrocarburos ha sido la primera en apostar por el mercado voluntario de carbono tras comprobar que hay empresas con necesidad e interés por compensar sus emisiones de carbono de forma voluntaria; por el compromiso de la Unión Europea de disponer de una economía neutra en carbono en 2050; por la apuesta de la UE a través del Pacto Verde, los fondos Next Generation y las estrategias de Biodiversidad y Forestal de la UE, que recoge la plantación de 3.000 millones de árboles para 2030 como forma de mitigar el cambio climático a partir de soluciones basadas en la naturaleza.
Íñigo Sánchez-Asiaín, de Portobello Capital ha señalado que “con esta iniciativa pionera damos una solución al creciente apetito inversor por productos financieros que apuesten por la sostenibilidad y el impacto social. Un fondo de inversión tiene que ser sensible a las demandas sociales, ahora hay una gran sensibilidad a nivel inversor por la lucha contra el cambio climático. Contamos con los mejores socios para un proyecto único que combina un sólido compromiso de ESG con un atractivo perfil financiero”.
Antonio Losada de Credit Agricole Indosuez reconoció los tres pilares para que su empresa se implique en un proyecto como este: “disponer de una tendencia macrosocial y política con objetivos y legislación para lograrlos; tener un proyecto serio y solvente económicamente; y una regulación fiscal que permita la inversión en este tipo de fondos”.
Las previsiones de los promotores es que el mercado voluntario de valores de carbono va a crecer en los próximos años. “Tenemos estudios que nos dicen que crecerá por 15 hasta 2030”, ha asegurado Íñigo Sánchez-Asiaín.
Para Antonio Losada, este tipo de inversiones “si ahora tiene el apellido de alternativa en muy poco tiempo dejará de serlo porque formará parte de la actividad empresarial habitual”.
Según Mariano Marzo, catedrático de la Cátedra UB Repsol en Transición Energética de la Universidad de Barcelona, “las soluciones basadas en la naturaleza supondrán hasta un 37 % de las mitigaciones necesarias y, entre ellas, las repoblaciones y la gestión forestal serán importantes”
¿Por qué, entonces, no apostar por la gestión forestal como forma de fijación de carbono y hacerlo solo por las repoblaciones?

Foto I. Muñoz
Francisco Manuel Martínez del Grupo Sylvestris da la respuesta: “no hay un sistema homologado por la Unión Europea que nos diga la cantidad de carbono que fija la gestión forestal, que cuantifique su incidencia en la prevención de incendios y la reducción de emisiones de CO2 que eso significa, o el carbono que fija un tratamiento selvícola porque implique un crecimiento de la masa forestal. Sin embargo, sí podemos medir el crecimiento de los árboles plantados y, por tanto, la cantidad de carbono que almacenan y retiran de la atmósfera”.
El excomisario europeo Miguel Arias Cañete, que ha participado en una mesa redonda, afina cuándo se estará en disposición de tener un sistema aceptado en la Unión Europea de la aportación de la gestión forestal a la mitigación del cambio climático, “Fit to Fit está por aprobarse, ese es el compromiso ambicioso de la UE de ser una economía neutra en emisiones de carbono para 2050, pero hay que negociarlo en el Parlamento Europeo y eso no es un proceso ni sencillo ni rápido, lleva su tiempo y, por mi experiencia, podría ser alrededor de dos años. Hasta que no esté acordado el sistema LULUCF (Land Use, Land Use Change and Forestry) de Usos de la Tierra, Cambios de Uso de la Tierra y Selvicultura, no podrán registrarse como fijaciones de carbono las actuaciones de gestión forestal”.
La UE adquirió el compromiso de que sus bosques fijasen 310 millones de toneladas de CO2 y a España le corresponde fijar 44 millones de toneladas. La previsión es que en 2026 Europa dispondrá de un acuerdo LULUCF.
Un proyecto replicable

Antonio Brufau, presidente de Repsol
La Fundación Repsol, junto a su participada Grupo Sylvestris, pusieron en marcha Motor Verde en 2021 con el objetivo de promover repoblaciones a gran escala como herramienta para la compensación de emisiones en el marco de la transición energética. La primera plantación fue en Camimorisco, en las Hurdes, en la provincia de Cáceres, sobre una superficie de 600 hectáreas. El objetivo es alcanzar las 5.000 ha repobladas en Extremadura en los próximos 3 años en terrenos baldíos o incendiados en distintos municipios extremeños.
“Se trata del mayor proyecto de reforestación para la compensación de emisiones en España, impulsando la nueva economía, la formación y el empleo, creando nuevos bosques con especies autóctonas”, aseguran en la Fundación Repsol.
Una de las condiciones que Repsol le puso al proyecto es que fuese “replicable” e otros territorios bajo las premisas de la “rentabilidad financiera, social y ambiental”. En palabras de Brufau, “será un proyecto que requerirá de trabajadores por lo que será necesario un proceso de capacitación profesional forestal”.
“Es un proyecto bien construido, muy ambicioso y en consonancia con la Estrategia Forestal Europea, coincide con el impulso que la UE quiere dar a los sumideros de carbono y a las soluciones basadas en la naturaleza”, aseguró Arias Cañete.
Contará con la participación de los satélites Hispasat para monitorizar el crecimiento y hacer el seguimiento y control de las repoblaciones . “No se trata de plantar arbolitos, se trata de utilizar tecnología satelital y trabajos con rigor técnico que garanticen con seguridad en qué inviertes y por qué inviertes. Estabilidad seguridad jurídica y solvencia técnica es lo que necesita un proyecto para que funcione. Nosotros no estamos en un proceso de riesgo y alta rentabilidad sino en un proyecto serio de cara al futuro”, aseguró Brufau.
Blanca Navarro, directora de Estrategia y Evaluación del Instituto de Crédito Oficial, señaló que “ya no vale la hipocresía verde, uno de los valores fundamentales que diferencia el mercado es la transparencia. Ahora hay que demostrar con datos que no se trata solo de propaganda, y uno de los datos más fácilmente comprobable es la fijación de CO2”. Y ha compartido que han aumentado exponencialmente los préstamos verdes “por tratarse de proyectos con componente ambiental, los relacionados con índices de sostenibilidad y las inversiones en proyectos asociados a los programas verdes de la UE”.
La Oficina Española de Cambio Climático (OECC), como organismo oficial de certificación para proyectos de absorción en España, dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, será quien compruebe el crecimiento de las repoblaciones.
Uno de los retos del proyecto es encontrar los terrenos adecuados para realizar las repoblaciones. En opinión de Jaime Rábago, director general del Grupo Sylvestris, “hay dos millones de hectáreas de terreno susceptibles de ser repobladas, pero hay que ponerse de acuerdo con sus propietarios, principalmente ayuntamientos. Aquellos a los que hemos podido contarles el proyecto lo ven con muy buenos ojos porque podrán recuperar terrenos que se quemaron en su día, por ejemplo”.
“Al pivotar el proyecto sobre terrenos públicos es un ejemplo de colaboración público privada pero la financiación debe ser básicamente privada, lo que demuestra que el privado cree en que es una oportunidad”, señaló el presidente de Repsol.