Un grupo de sicólogas ofrece ayuda a los profesionales que han trabajado estos días en la extinción de los grandes incendios forestales

Se llama Sonia, es vigilante de incendios en el operativo de Castilla y León y es graduada en Psicología. Junto con otras cuatro compañeras sicólogas ha ofrecido un servicio de atención a los profesionales que trabajan en la extinción de incendios estos días de máxima tensión de exigencia física y emocional. Es altruista y quiere ser un primer contacto para “cuando desciende la adrenalina y todos somos conscientes de dónde hemos estado y de lo que ha sucedido. Bajan las defensas y aparecen las consecuencias”.

apoyo-sicológico-sonia-osboLa muerte de Daniel Gullón en el incendio de Losacio fue la espoleta. “A todos nos sobrecogió, pero al día siguiente había que volver al tajo, teníamos que apagarlo, todos estaban con la inercia de acabar con el incendio y no había espacio para el duelo”, comenta Sonia Barbero, la promotora de esta idea.

“Yo voy a hacer solo labores de coordinación, no puedo estar en el operativo y atender a compañeros, acabaría cargando yo con toda su mochila y no sería bueno para mi, ni les ayudaría a ellos”. Sonia se encargará de poner en contacto a los profesionales que han trabajado en los incendios y que requieran ayuda sicológica con las compañeras que atienden por teléfono o por videollamada. Se trata de Carmen, Iratxe, Leticia y Marián.

Es una acción altruista, “solo queremos ayudar porque he notado que el autocuidado se está olvidando. Son jornadas interminables de esfuerzo físico y mental, con situaciones de mucho peligro y después de haber perdido a un compañero. No es posible saber aún qué consecuencias va a tener en todos ellos, pero las va a tener porque se trabaja sin descansar, ni alimentarse adecuadamente, y eso provoca que determinadas facultades se alteren, se cometan errores, disminuya la atención y no sean capaces de darse cuenta de sus límites físicos o mentales”.

Cuerpo y mente van más unidos de lo que podría pensarse en un primer momento. “Les pasa a todos los que trabajan en emergencias, continuamente se repiten “tengo que poder, tengo que tirar para adelante, yo puedo, vamos, vamos, vamos”. Se piensan que la adrenalina los llevará hasta el final. Y lo hace, pero a veces te lleva a sobrepasar los límites y eso pasa factura después”, asegura Sonia.

¿La solución? “Bajar el ritmo, ser consciente de que tienes límites. Es la diferencia entre que puedas abandonar la jornada por tu propio pie o que te vayas antes pero evacuado. Lo hemos visto en algunos compañeros en estos incendios, han sufrido un golpe de calor por el estrés y el sobreesfuerzo al que se han visto sometidos. El cuerpo dice basta”.

Comenta Sonia que ha sido un impulso lo que le ha llevado a ponerse en contacto con compañeras que ejercen de sicólogas para proponerles ayudar a los equipos de extinción. “No es que haya notado nada especialmente raro en mis compañeros, solo que el día del fallecimiento de Antonio todos se quedaron sobrecogidos, pero luego tenían que volver a trabajar y se olvidan. Cuando desconectan es cuando vienen los recuerdos, el pensamiento, las dudas y muchos sentimientos que hay que canalizar adecuadamente”.

El autocuidado se está olvidando. Son jornadas interminables de esfuerzo físico y mental, con situaciones de mucho peligro y después de haber perdido a un compañero. No es posible saber aún qué consecuencias va a tener en todos ellos, pero las va a tener

Apoyo sicológico: escucha, comprensión y contención

Carmen es una de las psicólogas que se han ofrecido para atender a “todos los que lo pidan, ese es el primer paso, que la persona quiera acudir a un profesional para soltar toda la carga que ha asumido por momentos de estrés y máxima tensión”.

Carmen es psicóloga desde 1990, trabaja actualmente en cuestiones relacionadas con violencia y conoce cómo llegan al sicólogo las personas que han estado jugándose la vida por cualquier circunstancia. “Traen sentimientos de rabia y frustración y no pueden disponer de las personas adecuadas para contar su experiencia. Pueden llegar exhaustas e incluso enfermas, a veces incluso con fiebre”.

Ese puede ser un síntoma, un malestar físico fruto de la tensión del esfuerzo y de la impotencia por no lograr los objetivos cuando, en este caso, el incendio vuelve a escaparse. Pero ¿cómo darse cuenta de que se necesita ayuda? “Todos somos conscientes de lo que nos pasa, en algún momento nos damos cuenta, sin embargo, hay personas que por su carácter son capaces de reconocerlo y pedir ayuda y otras no, por intromisión o porque creen que serán capaces de superarlo solas”.

Una vez que reciban la llamada de los profesionales que necesiten apoyo sicológico, el equipo de sicólogas decidirá la mejor forma de atender a esa persona, bien de forma individual, bien de forma colectiva, “en función de lo que nos encontremos. Aunque realicemos el mismo trabajo no siempre respondemos de la misma forma ante esas situaciones de emergencia. La situación personal influye notablemente en nuestra respuesta y en cómo nos afecta. Una separación de pareja, la reciente pérdida de un ser querido, o cualquier otro problema, va a provocar efectos diferentes en nosotros”, asegura Carmen.

En principio, la atención que esperan dar es “escucha, comprensión y contención. Les daremos estrategias para la regulación emocional y el autocuidado. Suelen ser sesiones de una hora que terminan con una pequeña práctica de concentración o «mindfulness» y relajación”.

La atención sicológica a las víctimas de catástrofes, accidentes o circunstancias muy dolorosas es algo habitual. Los dispositivos de emergencias, en ocasiones, son también víctimas y no lo saben. Recibir herramientas para reconocer posibles efectos del estrés del trabajo y para enfrentarse a ellos puede ser la diferencia entre seguir desempeñando esa labor o tener que dedicarse a otro trabajo.

Se puede contactar con Sonia a través del teléfono 685 168 908 o de la cuenta de Twitter @soniabarbero15.