Estabilizado el incendio forestal de Guájares en Granada

Es el último gran incendio forestal de un verano que va a ocupar los primeros lugares en la lista de peores temporadas en la lucha contra los incendios forestales. Seis días ha llevado al Infoca a dar por estabilizado un incendio que ha podido quemar más de 4.000 hectáreas y que comenzó el 8 de septiembre sobre las 15:00 hrs. De nuevo se dan cita en un incendio las constantes que han protagonizado gran parte de los grandes incendios en los dos últimos meses: una difícil orografía, fuertes y cambiantes rachas de viento, muy baja humedad ambiental y vegetal y acumulación de combustible.

La lluvia llegó en el quinto día, aunque se la esperaba la noche anterior, y fue fundamental para rebajar la intensidad del incendio y que los equipos de tierra pudieran “rematar el incendio”, según relataba el director general de Política Forestal y Biodiversidad, Giuseppe Aloisio, en las primeras horas del 13 de septiembre.

El incendio pudo declararse estabilizado con anterioridad pero la entrada de viento del Levante en dos ocasiones y una tormenta que lo reavivó el último día alargaron su extinción y la superficie quemada. Según los datos facilitados por el sistema Copernicus de la Unión Europea, el martes 13 de septiembre ya había quemado 4.196 hectáreas, aunque es una cifra que se ajustará en los próximos días.

El anuncio de su estabilización lo hizo por la tarde el consejero de Medio Ambiente, Ramón Fernández-Pacheco, de quien depende administrativamente ahora el dispositivo del Infoca.

Los trabajos de la madrugada del miércoles se han centrado en el enfriamiento de puntos calientes dentro del perímetro. Desde primera hora de la mañana trabajan los medios aéreos en las mismas tareas.

En estos seis días se han producido todo tipo de imágenes que acompañan a cada gran incendio, algunas sobrecogedoras y muy impactantes para cualquier ciudadano, especialmente los grandes frentes de llamas a lo largo de la sierra durante la noche. El impacto emocional y social que produce este tipo de imágenes ha provocado un debate en redes sociales y medios de comunicación sobre la gravedad del incendio y la conveniencia de que la Junta de Andalucía hubiese declarado un nivel mayor de gravedad.

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Imagen Universidad de Granada

La Junta declaró el Nivel 1 del Plan Infoca el día 12 de septiembre a las 20:54 horas y ordenó el confinamiento de los pueblos de Ízbor y Acebuche. Para entonces el incendio ya había quemado más de 3.500 hectáreas.

Antonio Maldonado, técnico del Plan Infoca, explicaba en Twitter el significado de los niveles y en qué condiciones se deben declarar cada uno de ellos, con independencia de la extensión que abarque el incendio. Estos niveles están marcados en la legislación andaluza, no son variables en función de quién dirige la extinción, del grado de preocupación o alarma social que pueda provocar un incendio.

En concreto, el Nivel 0 se define en Andalucía como: “aquellos que pueden ser controlados con los medios de extinción previstos en el Plan Infoca y que, en su evolución más desfavorable, no suponen peligro para personas no relacionadas con las labores de extinción, ni para bienes distintos a los de naturaleza forestal”.

El incendio se declara de Nivel 1 cuando “pudiendo ser controlado con los medios de extinción incluidos en el Plan Infoca, se prevé, por su posible evolución, la necesidad de puesta en práctica de medidas especiales para la protección de las personas y de los bienes que pudieran verse amenazados por el fuego”.

El Nivel 2 “incendios para cuya extinción es necesario que, a solicitud de la Dirección del Plan, sean incorporados medios extraordinarios estatales, o puedan comportar situaciones de emergencia que deriven hacia el interés nacional”.

El Nivel 3 se reserva para incendios que puedan afectar a el interés nacional y serán declarados así por el Ministerio del Interior. En España no se ha declarado un incendio de Nivel 3 en ningún caso.

En el caso del Plan Infoca, además de los niveles, marca unos grados en función de la necesidad de movilizar más o menos recursos para la extinción. Estos grados pueden ir desde el A, que requiere medios de 2despacho automático” para un ataque inicial, hasta el E que exige el máximo despliegue del dispositivo.

En el fondo subyace la misma discusión que se ha producido en otros grandes incendios ¿cuándo reclamar el apoyo de otros dispositivos? Probablemente porque existe la creencia en muchas personas de que a más medios de extinción más eficacia frente al incendio. Es decir, que más autobombas y brigadas y medios aéreos echando agua es sinónimo de éxito automático en la extinción. Lo que podría llevar a concluir que el incendio se convierte en un gran incendio por falta de medios de un determinado dispositivo para apagarlo.

Este tipo de mensajes choca frontalmente con lo que todos los expertos en extinción, como Marc Castellnou, investigadores científicos, como el desaparecido Francisco Rodríguez y Silva, de la Universidad de Córdoba, y representantes sociales, como Mónica Parrilla de Greenpeace, han manifestado en los últimos años: «no es una cuestión de más medios de extinción es un problema de gestión del paisaje«.

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Elevadas pendientes y desprendimiento de piedras dificultaron la labor de extinción sobre el terreno. Foto @ReinaFlorido

Antonio Maldonado explica así en su cuenta de Twitter qué variables pueden hacer pasar de nivel:

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Un simple mensaje puede ser tan reconfortante como el avituallamiento sobre el que va.

“Podemos tener un incendio de 20.000 ha y seguir en Nivel 0. Eso sí, estaremos en Grado D o E. Todo Dios de INFOCA allí metidos. Declarar un Nivel 2 no implica que se tenga que pedir la intervención de a la Unidad Militar de Emergencias automáticamente. Es posible que esté amenazado un pueblo seriamente pero no es necesario activar medios estatales extraordinarios (= no adscritos por defecto en Andalucía)”.

En el caso concreto del incendio de Guájares, explica Antonio muy gráficamente que “ni con 15.000 efectivos metidos en el incendio ni con 700 helicópteros” sobrevolando se habría podido hacer más: “accesos por tierra imposibles. Muchísima carga de combustible, meteorología malísima, viento racheado y cambiante, pendientes y rocas sueltas”.

Y explica que, además de peligroso, no es más operativo disponer de más medios en una zona donde no hay espacio físico para trabajar con seguridad, además de que las condiciones que crea el propio incendio desaconsejan la participación de aeronaves. “Porque no se cabe (literalmente hablando) y es peligroso (no es nada gracioso pillar una turbulencia en el avión que vamos, a 8/9000 pies”.

Junto a las polémicas que han acompañado a todos los incendios forestales de este verano quedan detalles e imágenes que los dispositivos de extinción agradecen especialmente.