Lágrimas en el fuego. El dolor tras la pérdida de un compañero
P. Carmona
Psicóloga experta en emergencias.
Socia de SEPADEM y AEPA*
*(SEPADEM Sociedad Española de Psicología Aplicada a Desastres, Urgencias y Emergencias.
AEPA Asociación Española de Psicología de la aviación)
Una muerte siempre genera un sentimiento de dolor en las personas que se quedan. Pero cuando la muerte se produce como consecuencia de un accidente, nos cuesta mucho más trabajo elaborar esa pérdida. Esa muerte traumática nos coge por sorpresa, sin aviso previo, y no alcanzamos a creernos que eso haya podido suceder.
En estos últimos años, hemos sufrido muchas muertes relacionados con la intervención de incendios forestales, y siempre son demasiadas.
“No sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es la única opción que tienes”. (Bob Marley)
Cuando se produce un accidente y un compañero y en muchos casos amigo muere, todas las personas atravesamos un proceso de duelo.
El duelo es un proceso natural de adaptación emocional a la pérdida de alguien que nos importa. La manera en la que cada uno de nosotros soporta esa pérdida es personal y única. Es un recorrido que es necesario aceptar y comprender.
El duelo es un camino que hay que transitar y que va a suponer cambios en nuestra forma de ver el mundo y que va a afectarnos a nuestra forma de relacionarnos.
El duelo es un proceso normal que va a ir evolucionando a lo largo del tiempo. Su duración puede ir desde meses hasta años apareciendo “picos de duelo” que constituyen una parte normal y habitual de la acomodación a la muerte de alguien querido.
Desde los primeros momentos tras recibir la noticia y hasta meses después, las personas que atraviesan este proceso pueden manifestar distintos síntomas.

Adaptado de los indicadores de duelo normal (Worden, 1997)
¿Qué puedo hacer?
– Acepta la realidad de la pérdida. Al principio nos invade un sentimiento de incredulidad ante lo inesperado de la muerte. Tras el shock inicial es necesario aceptar esa realidad, solo así podremos continuar con el proceso.
– Habla y busca el apoyo de compañeros o personas de confianza. Es importante que puedas hablar con alguien sobre tu dolor.
– Entiende y trabaja las emociones y el dolor de la pérdida. Permítete llorar. No te sientas mal antes este tipo de reacciones, son normales y te ayudarán a sobrellevar tu tristeza. La tristeza es una emoción normal en el proceso de duelo, nos ayuda a mirar hacia adentro y encajar las piezas de nuestros sentimientos ante la pérdida.
Es normal también la aparición de ira, rabia, depresión y dolor. Pueden aparecer sentimientos de culpa, crisis de rabia, manifestación constante de descontento, dudas reiterativas: “si hubiera hecho, si no hubiera hecho, … Se produce por una lucha entre la realidad a la que nos enfrentamos y el deseo de que no hubiese sido así.
Es normal la aparición de ira, rabia, depresión y dolor. Pueden aparecer sentimientos de culpa, manifestación constante de descontento, dudas reiterativas. Se produce por una lucha entre la realidad a la que nos enfrentamos y el deseo de que no hubiese sido así. Acepta la realidad de la pérdida, busca el apoyo de compañeros o personas de confianza, entiende y trabaja las emociones y el dolor de la pérdida. Se necesita tiempo para poder volver a recuperar cierto equilibrio.
La mayoría de las situaciones de duelo se resuelven de una manera normal, sin necesidad de una atención especial durante el mismo. Gradualmente los síntomas van desapareciendo, los sentimientos se alivian, y es posible aceptar la pérdida y seguir adelante.
Pero, si la intensidad de los síntomas no disminuye en los meses posteriores al fallecimiento, te resulta difícil llevar a cabo tareas cotidianas, mantener relaciones sociales y realizar actividades laborales, puedes estar teniendo un duelo más complicado de lo habitual. En estos casos puedes consultar con profesionales de la psicología que pueden ayudarte a superar esos momentos.
Este tipo de duelos complicados pueden producirse debido a distintas circunstancias:
• Cuando se trata de personas con una relación de parentesco o de apego con el fallecido.
• Cuando son muchas las pérdidas en el entorno personal o laboral.
• Cuando se ha pasado por situaciones de duelos no cerrados o finalizados de una manera normal.
• Cuando existe exceso de culpa ante la pérdida.
• Cuando el accidente ha dejado un cadáver que apenas se reconoce o no es posible su recuperación.
• Cuando debido a investigaciones o repatriaciones, poder enterrar a la víctima se alarga en el tiempo.
• Cuando se dan otras circunstancias especiales de la persona que atraviesa este proceso de duelo.
Se necesita tiempo para poder volver a recuperar cierto equilibrio. Para ello es necesario aceptar tus sentimientos – incluso los desagradables – porque son normales y naturales.
Tus sentimientos son una manera de expresar y procesar el duelo y no durarán siempre.