La entrega de los premio de Árbol y Bosque del Año 2022 se convierte en una reivindicación de lo rural y su compromiso con el territorio

Los premios de Árbol y Bosque del Año, la encina de San Roque en Colindres y el Bosque de la Abundancia en Orea, respectivamente, se han entregado en el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico en un acto muy participativo y festivo que ha contado con la participación de la María Jesús Rodríguez de Sancho, directora general de Biodiversidad, Bosques y Desertificación y la presencia de Françesc Boya secretario para el Reto Demográfico y Susana Domínguez, presidenta de la asociación Bosques sin Fronteras, organizadora del concurso. La Encina de Colindres participa ahora en el concurso Árbol Europeo del Año.

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Los representantes de Colindres recogen el premio a Árbol español del Año

El acto sirvió para reivindicar el papel de los pueblos y de las personas que ha vivido en el territorio, sin cuya actividad esa encina, o este bosque, no habrían llegado hasta nuestro tiempo. Tanto el alcalde de Colindres, Javier Incera Goyenechea, como la alcaldesa de Orea, Marta Corella, destacaron a “los custodios del territorio”, los vecinos de ambos pueblos, como protagonistas de la gestión sostenible del territorio.

En el caso del Bosque de la Abundancia, Marta Corella destacó que “es un bosque que fue el sustento y ofreció las oportunidades del pasado, pero que ahora pierde el vínculo con sus necesarios custodios si se abandona su gestión: los bosques son futuro y los pueblos vivos son necesarios”.

Ambos ediles fueron acompañados por vecinos de sus municipios y concejales de sus ayuntamientos, además de otros ediles municipales como la alcaldesa de Murias de Paredes en León, el alcalde de La Granja de San Idelfonso, o la Asociación de la Real Cabaña de Carreteros de Tierras de Pinares. En el caso de Orea, los alumnos del colegio del pueblo fueron los protagonistas al subir al escenario a recoger el premio.

El Bosque de la Abundancia está certificado por FSC, e incluido en el Catálogo de Montes de Utilidad Pública desde 1900. En él nacen los tres primeros arroyos que nutren al Tajo y, a lo largo de la historia, es un ejemplo de la íntima relación del ser humano con la naturaleza de su entorno.

El acto terminó con una degustación de productos típicos de ambas localidades: anchoas y bonito de Colindres, en pan artesano de Orea, que también aportaron tortas de las Candelas, cañadas dulces, panes de sobrasada y chocolate, infusiones del Bosque a tu Casa, agua de manantial del Bosque de la Abundancia y productos procedentes de la gestión cinegética.

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Los alumnos del colegio público de Orea recogieron el premio a Bosque del Año.

Votación a Árbol del Año de Europa

Ya está abierto el plazo de participación para votar al Árbol Europeo del Año en el que la encina de San Roque es la representante española.

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Encina de San Roque en el Camino de los Castellanos, en Colindres (Cantabria). Tiene 16 metros de altura y 4m de perímetro

Esta encina tiene cuatrocientos años de vida y es el último ejemplar que queda en pie de esas características en la zona. Se encuentra en el Monte de La Redonda, en el barrio de San Roque de Colindres, junto a una ermita del santo que le da nombre.

La encina ha crecido junto a uno de los caminos más importantes de la península desde la Edad Media, el Camino Real o de Castellanos, utilizado durante siglos por los mercaderes de la lana y el trigo castellanos que utilizaban los puertos de Colindres y Laredo para exportar sus productos a los países del norte de Europa. La costa cántabra era la salida al mar de la Corona de Castilla. Esa lana y trigo era transportada por la Real Cabaña de Carreteros, Instituida oficialmente por los Reyes Católicos en 1497, aunque ya existía con anterioridad. Su objetivo era organizar el transporte de mercancías para el abastecimiento del reino y las necesidades de la corona.

Nos dice la Historia que Juana de Castilla, acompañada de su madre, la reina Isabel La Católica, hizo camino hasta el puerto de Laredo, donde embarcó destino a Flandes para desposarse con Felipe de Habsburgo.

Felipe II lo anduvo en más de una ocasión para crear muy cerca de este lugar, uno de sus “Huertos del Rey”, un vivero al que llegaron diversas especies de árboles desde los países del norte de Europa destinados a decorar los jardines de los palacios reales de España.

Durante el siglo XVII, en pleno apogeo de los Reales Astilleros de Falgote, en las riberas de Colindres se construyeron galeones para la Armada Real. Se cree que “la gran la demanda de materias primas, madera de roble y castaño para la construcción de barcos y de encina para la obtención de carbón para las fábricas de balas y cañones, esquilmaron los bosques de Colindres y sus alrededores, dejando un paisaje deforestado para la posteridad”.

En 1778, casi un siglo después del ocaso de los astilleros, la encina de San Roque aparece representada en el plano de la Ruta de la Sal (conservado en el Archivo Histórico Nacional), documento utilizado por los mercaderes de aquel denominado oro blanco que, extraído de las minas de Burgos, era transportado hasta los pueblos de la costa, donde fue muy necesario para la elaboración de pescados en salazón.

Bajo sus ramas, los más pequeños del lugar conocen la historia local y la de su encina, testigo del paso del tiempo. Cada mes de agosto, en la festividad de San Roque, la encina y la ermita son el lugar de encuentro de una fiesta popular. Una oportunidad para recordar la canción:

Colindres tiene historia
Y yo la guardo en mi memoria.
Hay una gran encina
Que saluda al que camina.
Ha visto enfermedades, guerras y otras maldades.
También ha visto fiestas y reyes y reinas.

En el año 2019, el ayuntamiento de Colindres puso en marcha un proyecto de recuperación paisajística y cultural en la Sierra de Colindres, denominado “Corredor Verde”. El objetivo de este corredor es unir dos pequeños reductos de bosque autóctono que resistieron la primera tala para construcción naval y otra posterior que transformó el paisaje en prados y pastos para la importante actividad agroganadera que se desarrolló en la zona.

El abandono de esta actividad ha dejado sin uso estas praderas que ahora se quieren convertir de nuevo en los bosques que fueron. Gracias a la participación de los alumnos de los centros educativos y de los voluntarios municipales se han plantado 2.000 árboles en un programa de compensación de emisiones de CO2.

“Con este concurso, -asegura el Ayuntamiento de Colindres- queremos haceros parte de nuestro proyecto y nos comprometemos a convertir cada uno de vuestros votos en árboles, los árboles de un nuevo bosque presidido por una vieja encina que nunca más se sentirá sola, la Encina de San Roque de Colindres”.

A votar a la Encina de San Roque, además de dar una alegría al pueblo de Colindres, ayudáis a fijar CO2.

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