Los bosques son fuente de vida saludable
Sabido es que los bosques aportan gran cantidad de productos naturales y servicios ambientales directa e indirectamente relacionados con la salud y el bienestar de las personas. Desde productos comestibles, naturales y renovables, que ayudan a disponer de una buena alimentación, principio básico para disfrutar de buena salud, a servicios como agua de calidad, ambiente sano y respirable, o incluso la contemplación de un paisaje y el paseo por un bosque que permiten la relajación y el disfrute emocional. La gestión de esos productos naturales y servicios ambientales permite a la sociedad, en general, y a las más cercanas a los bosques, en particular, disfrutar de un ecosistema en buen estado que favorece el bienestar humano.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dedica la celebración del Día Internacional de los Bosques que se celebra hoy a remarcar la relación directa e indirecta de los bosques con la salud humana y el buen estado ambiental, lo cual incide directamente en el bienestar de la sociedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su programa Bosques y salud, entiende esta relación en un sentido amplio, no solo como la capacidad curativa de los bosques de determinadas enfermedades diagnosticadas sino las formas de mantener la salud, el bienestar y de prevención de enfermedades. La OMS define a la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social que no se limita a la mera ausencia de afecciones o enfermedades”. En este sentido, entiende la OMS que al hablar de salud podemos referirnos tanto a la persona como al “bienestar de la comunidad, lo cual a su vez depende del bienestar del medio ambiente”.
Hay datos que demuestran la importancia vital de los bosques en la salud de las personas, por ejemplo, que el 75 % de las reservas mundiales de agua dulce proceden de cuencas hidrográficas boscosas, según la Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de 2005 . El acceso a agua dulce y en buen estado para su consumo es fundamental para la salud humana. Los bosques proporcionan calor en invierno y materia prima para hacer fuego que sirve para cocinar o hervir alimentos y conseguir agua sin parásitos. “Alrededor del 20 % de las personas de los países en desarrollo tratan su agua potable hirviéndola”, señala la FAO, más concretamente 1.400 millones de personas en todo el mundo tratan el agua potable hirviéndola, y alrededor de 765 millones de personas (más del 10% de la población mundial) utilizan combustibles forestales para ello.
Pero ese dato es aún mayor si nos fijamos también en el combustible para cocinar, no solo hervir el agua, según la FAO, más del 75 % de los hogares rurales (así como el 20 % de los hogares urbanos) dependen principalmente de combustibles forestales para cocinar.
Pero, si proporcionan calor y bienestar frente al frío, también dan frescor en verano, son reguladores de la temperatura, creadores de un ambiente más favorable para la vida humana. Y este es un aspecto especialmente visible en las ciudades y zonas urbanizadas. Los parques, zonas ajardinadas y arbolado urbano cumplen una función reguladora de la temperatura, depuradora del aire que se respira y sanadora emocionalmente por el contacto que suponen con la naturaleza para las personas.
Señala la FAO cómo la pérdida de la calidad de los bosques tiene efectos muy negativos emocionalmente para las poblaciones más directamente relacionados con ellos. No es necesario irse a los bosques húmedos de la cuenca del Congo, o a la Amazonía, para comprobar cómo la perdida de los boques tras grandes incendios forestales está directamente relacionada con la pérdida de población rural en algunos municipios españoles.
Plantas medicinales, remedios de los llamados caseros, pueden ser la primera atención que reciban personas alejadas de centros de salud, más si nos referimos a países con escaso desarrollo sanitario público. Hay una gran sabiduría popular sobre plantas medicinales y su uso, aunque con la desaparición de las personas de mayor edad este conocimiento de miles de años pueda perderse. Está datado el uso de este tipo de plantas desde hace más de 5.000 años.
Según la OMS “al menos el 80% de la población mundial depende de la medicina tradicional para satisfacer las necesidades de asistencia sanitaria primaria”. Solo en China, por ejemplo, tienen documentado el uso de casi 5.000 especies de plantas autóctonas como fármacos y se estima que la cifra podría elevarse a las 50.000 especies si ampliamos la mirada al resto del mundo. Estima la OMS que más de 1.000 millones de personas en todo el mundo utilizan hierbas medicinales y remedios caseros para tratar la diarrea en niños.
En la India, por ejemplo, “las plantas de los bosques se utilizan comúnmente para tratar la mordedura de serpiente, el asma, la ictericia, la hidropesía, los problemas ginecológicos, las hemorroides, la bronquitis, el reumatismo, la lepra, la diabetes, el cáncer, la neumonía, la parálisis, la faringitis, las úlceras, la disentería, la tos, las enfermedades de la piel, la fiebre y la insuficiencia de lactancia”, señala la OMS.
Según la FAO, distintas investigaciones sobre los beneficios de los bosques para la salud señalan su importancia en la lucha contra las enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, los cánceres, las enfermedades respiratorias crónicas y la diabetes de tipo 2, “que están asociadas al estrés crónico, la mala alimentación y otros factores del estilo de vida, como la actividad física insuficiente”.

Secuoyas en California
Señala la FAO que este tipo de enfermedades que son causa del 75 % de las muertes, aunque presentes en todos los países, “suelen afectar de modo desproporcionado a los grupos vulnerables y desfavorecidos en lo socioeconómico y suelen estar ligados al mal estado nutricional y en materia de seguridad alimentaria”. Es decir, los beneficios de los bosques, de sus bienes naturales y renovables, y de su correcta gestión son incluso más importantes, si cabe, para las poblaciones que viven en países menos desarrollados, o en aquellas poblaciones más directamente relacionados con ellos. Sin embargo, «son los habitantes de las grandes ciudades quienes saldrían más perjudicados si los bosques dejan de prestar los servicios ecosistémicos que prestan porque los habitantes rurales dejen de gestionarlos y conservarlos», señala Marta Corella, alcaldesa de Orea.
Ahora, son las empresas farmacéuticas las que buscan en los bosques los principios activos que les permitan desarrollar medicamentos. Pero, gran parte de esos descubrimientos tienen su origen por ser parte de los sistemas tradicionales de asistencia sanitaria de los habitantes de los bosques. Principios activos de la resina natural de los pinos se utilizan por la industria farmacéutica en sus productos.
Destaca la FAO algunas especies forestales y su utilización para la obtención de fámacos «como la quinina, derivada de la Cinchona spp., que solía ser la substancia antipalúdica más utilizada; los fármacos para el tratamiento del cáncer derivados del bígaro rosado (Catharanthus roseus); el paclitaxel, un agente contra el cáncer obtenido originalmente de la corteza de tejo del Pacífico (Taxus brevifolia); los tratamientos para la glándula prostática agrandada derivados de la Prunus africana, y los medicamentos para tratar la diabetes derivados de la Dioscorea dumetorum y la Harungana vismia»
En los Estados Unidos de América, el 25 % de todos los fármacos son de origen vegetal, mientras que en países como China y la India, la contribución llega al 80 %.
Señala Ignacio Pérez Soba, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes en Aragón, que “aunque creemos que somos nosotros quienes protegemos a los bosques, son ellos quienes protegen la vida humana. Sin bosques en el planeta no sería posible esa vida humana: sin su capacidad para fijar el CO2, para la regulación hídrica y sin su capacidad para conservar y mejorar la biodiversidad. Es necesaria una acción humana racional que garantice un beneficio mutuo entre el bosque y los seres humanos”.
“Bosques para la salud” en Castilla y León

El castañar del Tiemblo es uno d los bosques más conocidos y visitados en Castilla y León. Foto I. Muñoz
Con motivo de la celebración del Día Internacional de los Bosques, la Junta de Castilla y León ha presentado el programa “Bosques para la salud”, para “dar a conocer y poner en valor los beneficios de las áreas naturales para la salud y el bienestar humano, integrando los activos de la naturaleza (itinerarios saludables por bosques) como hábitos saludables”.
El programa se apoya en los numerosos estudios que, desde la psicología, la sociología, la neurociencia y las ciencias de la salud, han relacionado la realización de actividades en un entorno natural y un buen estado de salud físico y emocional.
En el caso de Castilla y León, su propuesta va dirigida a la realización de actividades físicas en entornos naturales, algo que la OMS tiene identificado como causa de disminución de la frecuencia cardíaca y de la presión arterial, disminución del riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, producción de vitamina D y recuperación de enfermedades y aumento de la respuesta inmune.
En la presentación que ha hecho el consejero de la Consejería Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Carlos Quiñones, ha participado también el viceconsejero de Sanidad, Jesús García-Cruces, porque el programa “Bosques para la salud” está pensado para integrarse en la red de recursos de la Atención Primaria, en el Catálogo de Servicios Sociales y en el Programa de visitas a espacios naturales desde la red de Casas del Parque.
El proyecto consiste primero en identificar y ofertar “itinerarios saludables en la Red de Áreas Naturales Protegidas de Castilla y León y, después, en promover su uso como recomendación preventiva para la mejora de la salud y el bienestar social.
El programa se complementa con la experiencia “baños de bosque”, práctica de bienestar cuyo objetivo es restablecer el vínculo con la naturaleza a través de los sentidos. Se puede realizar de forma guiada o por cuenta propia.
La Junta de Castilla y León desarrollará campañas de comunicación y sensibilización sobre los servicios de bienestar que prestan las áreas naturales, para promover buenas prácticas de salud, “tanto entre las poblaciones rurales, que pueden tener dificultades para obtener acceso a la información, como entre las poblaciones urbanas, que pueden haber adoptado prácticas deficientes, como dietas poco saludables, sedentarismo o condiciones de trabajo estresantes”, señala la Junta en un comunicado.
Para ello se elaborarán folletos, infografías, posters, campaña de medios, redes sociales y cuñas de radio.