WWF pisa el territorio para hablar de incendios, desarrollo rural, autoprotección, percepción del riesgo y corresponsabilidad
WWF ha presentado su informe anual sobre incendios forestales en la falda de la sierra de Gredos, en Villanueva de la Vera para pedir que se apueste por paisajes resilientes, vivos y rentables apoyados en una Estrategia Estatal de prevención integral de incendios forestales; la reactivación de la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural; nuevos modelos de gobernanza que den voz a los actores del territorio; asunción social del riesgo de incendios y corresponsabilidad de la sociedad como ha mostrado la asociación Albura, que reúne a ocho propietarios que han elaborado un plan de autoprotección para sus fincas y viviendas en la sierra.

Presentación del Informe de Incendios forestal de WWF en Villanueva de la Vera (Cáceres)
“Se nos han juntado todos los problemas: abandono rural y de la gestión del territorio y forestal; crisis climática que debilita las masas forestales y las hace más inflamables, actuando como catalizador de todos los problemas estructurales que no han querido solucionarse; y cambios de uso y abandono del sector primario que se ha convertido en marginal. Y frente a esto, las administraciones siguen haciendo lo mismo que en el siglo pasado. Por más hidroaviones que pongamos no seremos capaces de reducir la agresividad de estos nuevos incendios”. Así comenzó Lourdes Hernández, responsable de incendios forestales en WWF/España.
El informe anual de incendios forestales de WWF hace un análisis de los últimos datos sobre los incendios en España. En su opinión existe una alta siniestralidad al superar la barrera de los 10.000 incendios al año, de los cuales “el 95 % de ellos tiene la mano del hombre detrás. El uso del fuego como herramienta de gestión en las zonas rurales está en gran medida detrás de esta siniestralidad”.
La segunda característica es una creciente intencionalidad. Según sus datos el 55 % de los incendios es intencionado, lo que supone un leve ascenso con respecto a años pasados. “Pone de manifiesto la existencia de graves conflictos sociales y económicos en el medio rural que continúan sin ser resueltos desde hace décadas”.
La tercera es que la proporción de los grandes incendios aumenta un 21 % en la última década con respecto a la anterior. Hay más grandes incendios y queman más superficie a pesar “de disponer de un avanzado sistema de extinción”. “España es el país que más presupuesto invierte en extinción por hectárea del mundo. Sin embargo, invertir exclusivamente en apagar el fuego no implica mejores resultados en los incendios extremos”.
La siguiente característica es el aumento de incendios “con comportamiento explosivo y extremo que se propagan con una gran velocidad”. “Poco pueden hacer los equipos de extinción que se ven desbordados frente a este tipo de incendios que desprenden tal cantidad de energía que es imposible que hacerlos frente”, comentó Lourdes Hernández.
Y por último, en el diagnóstico de la situación, señala el informe las emergencias sociales que suponen todo este tipo de incendios por “el aumento de las zonas de interfaz urbano forestal. En 2022, el 80 % de los grandes incendios tuvo consecuencias de protección civil, con más de 30.000 personas evacuadas y cuatro fallecidos”.
Soluciones

Enrique Segovia y Lourdes Hernández en un momento de la presentación del informe de WWF
“Estamos a tiempo de actuar. Ahora, por fin, existe un consenso social en que la estrategia a seguir es adaptar el territorio, convertir o recuperar un paisaje agroforestal mosaico y sostenible que dé margen a los dispositivos de extinción para lograr sus objetivos”, aseguró Lourdes.
Para la responsable de incendios de WWF la forma de lograrlo es actuando en varios frentes. En primer lugar, priorizando las zonas donde actuar. “Debemos identificar las zonas de alto riesgo para comenzar a gestionarlas”.
En segundo lugar, “estableciendo políticas valientes que legislen hacia lo rural para crear un sector primario vivo y rentable”.
Y, en tercer lugar, aumentando la “corresponsabilidad de la población, con nuevos modelos de gobernanza para que la población rural participe de las soluciones”.
Pero esa corresponsabilidad pasa por un conocimiento del riesgo, algo que el nuevo poblador rural desconoce, en opinión de Félix Martín, exagente forestal de la Junta de Extremadura. “El nuevo poblador del medio rural no tiene el conocimiento del fuego y de los incendios que tenía el anterior poblador, que abandonó los bancales de olivos y los colonizó el matorral. Ahora tenemos un uso más residencial y de disfrute de la naturaleza, pero sin conocimiento del riesgo de incendios, ni del uso de maquinaria y sus peligros en la época estival. Han cambiado los incendios de los años 90, ha bajado la intencionalidad pero han aumentado las negligencias en un paisaje más peligroso”.
Para los responsables de WWF ese conocimiento del riesgo debe comenzar por los ayuntamientos de los municipios “que deben informar de estos riesgos, elaborar y aplicar planes de autoprotección en zonas de interfaz y asesorar a los pobladores de las zonas de interfaz en comportamiento en caso de incendio forestal”.

Actuaciones de prevención a partir del plan de autoprotección de la asociación Albura en Villanueva De la Vera. Al fondo el pico Almanzor de la Sierra de Gredos.
Enrique Segovia, director de conservación de WWF, centró las peticiones de WWF: Estrategia Estatal de Prevención de Incendios forestales, la recuperación de la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural y que la ciudadanía aprenda a convivir con el riesgo para promover medidas de autoprotección.
“No debería ser difícil que el Ministerio y las comunidades autónomas se pongan de acuerdo en esta estrategia de prevención. La comunidad científica, los profesionales, las asociaciones conservacionistas nos hemos puesto de acuerdo en un documento de diagnóstico y soluciones. Se pueden financiar estas actuaciones a partir de una fiscalidad verde que apoye a quien haga las cosas bien, en beneficio de la gestión forestal. Y debemos recuperar una ley de desarrollo rural que quedó aparcada para reactivar la actividad económica sostenible en los pueblos”.
Para promover la actividad económica y el desarrollo rural, WWF considera necesario reorientar las ayudas de la Política Agrícola Comunitaria y aprobar una Estrategia Estatal de Ganadería extensiva “que permita generar, además, paisajes más resistentes a los incendios”.
Lourdes Hernández lo resume en una frase: “debemos pasar de un modelo que prioriza las inversiones en avanzados dispositivos de extinción e ignora los efectos de la crisis climática y la acumulación de combustibles a otro que apuesta por promover paisajes rentables y menos inflamables”.